Por Monseñor De Segur (1862)
Hace 1800 años que la Iglesia Católica, Apostólica, Romana, fundada por Nuestro Señor Jesucristo y gobernada en su nombre por San Pedro y sus sucesores los Romanos Pontífices, conserva la unidad más intacta, tanto en la enseñanza de la fe como en la práctica de la religión. Desde el principio muchos novadores han procurado introducir sus ideas particulares en el seno de nuestra gran Iglesia; pero ella ha rechazado sucesivamente esas novedades, de manera que su doctrina ha permanecido siempre viva y siempre pura.
Pero el protestantismo, que no cuenta más que trescientos años de haber nacido, ha marchado por una senda enteramente opuesta. En lo pasado, el protestantismo considera como padres suyos a los gnósticos, a los arrianos, a los maniqueos, a los nestorianos, a los iconoclastas, a los albigenses, a los husitas y a todos los herejes más escandalosos. Así como un cadáver, engendra gusanos, el protestantismo, que es un cadáver de religión, continuando aquellas tradiciones, tan poco gloriosas, no ha dejado de producir hasta nuestros días centenares y millares de sectas que pululan en su seno. Ellas devoran las almas y se devoran a sí mismas recíprocamente. Sería cosa materialmente imposible, contar el número exacto de las sectas protestantes. Además de eso la estadística de ellas, verdadera hoy, dejaría de serlo mañana; porque cada día nacen y mueren las sectas, a la manera de las moscas. Desde el año 1743 decía el pastor Froereisein lo siguiente: “El protestantismo se parece a uno de esos gusanos cortados en fragmentos, que se agitan mientras les queda alguna fuerza; pero que insensiblemente, pierden el movimiento con la vida”.
Por otra parte, ¿qué cosa es una secta protestante? En virtud del libre examen, cada uno de sus miembros puede considerarse, y aun debe hacerlo, como absolutamente independiente, rompiendo la unidad facticia del grupo a que se le cree que pertenece. Tantas religiones como sectas, tantas sectas como individuos; y en cada individuo, tantas creencias como caprichos; he aquí la unidad protestante. “Al día siguiente de haber nacido la Reforma -decía llorando el pastor protestante Vinet- hubo protestantes, mas ya no hubo protestantismo”.
Un periódico americano presentaba la siguiente lista, que todavía está incompleta, de las sectas que existen sólo en el Estado de Nueva York. “Anabaptistas, Baptistas, nuevos Baptistas, Baptistas libres, Baptistas separados, Baptistas rígidos, Baptistas liberales, Baptistas pacíficos, Baptistas niños, Baptistas de la gloria, Baptistas aleluyas, Baptistas cristianos, Baptistas del brazo de hierro, Baptistas generales, Baptistas particulares, Baptistas del séptimo día, Baptistas Escoceses, Baptistas de la nueva comunión general, Baptistas negros, independientes o puritanos, cameronianos, crispitas o frisados, cambellistas o reformados, dunkaros, libres pensadores, Uldamitas, huntingdonianos, irvingianos, ingkanitas, saltadores, cristianos bíblicos, glasitas o sandomonianos, antiguos presbiterianos, nuevos presbiterianos, escoceses, congregacionalistas, cuakeros o amigos, unitarianos, socinianos, morabos o hermanos de la unidad, metodistas o wesleyanos, metodistas primitivos, wesleyanos reformados, calvinistas metodistas franceses, originales conexionistas, nuevos conexionistas, swedemborgianos, hermanos de plimouth, cristianos rebautizados, mormones, kellistas, muggletonianos, romanianos perfeccionalistas, metodistas rogesianos, buscadores, universalistas, marchadores, rothfieldistas, discípulos amigos libres o agapemonistas, luteranos, protestantes franceses, reformados alemanes, protestantes alemanes reformados, católicos alemanes o discípulos de Rouge, nuevos iluminados, anglicanos ingleses, anglicanos alemanes, anglicanos franceses, etc. etc.” ¡Qué fecundidad!
No creo que en Francia sea tan rica la Reforma. Ahí solamente hay reformados protestantes de la confesión de Augburgo, metodistas, anabaptistas, Baptistas pietistas, unitarios, latitudinarios, darbistas, Irvingistas. Sin embargo, debo declarar que no conozco todas las riquezas de las variedades del protestantismo francés, porque sus pastores afectan ordinariamente una tierna fraternidad; y cuando disputan entre sí, lo hacen a puerta cerrada, procurando ocultar eso que uno de ellos el señor Baum, pastor protestante de Alsacia, ha llamado: “Comerse unos pastores la carne de los otros”. Además el protestantismo tiene miedo del buen sentido de los franceses, que sacaría sin dificultad por consecuencia de esas variaciones y divisiones, lo que Tertuliano decía al heresiarca Marcion: “Tú varías, luego yerras”.
¡Cuán grande y majestuosa aparece la Santa Iglesia con su jerarquía, que custodia la unidad Católica, al lado de esas discusiones intestinas y de esa subdivisión sin fin que trabaja al protestantismo!
Un autor antiguo dice comparando entre sí el Catolicismo y el protestantismo: “El que ha visto un regimiento de soldados, marchando en buen orden, con su capitán bien armado a la cabeza, y este seguido de mosqueteros, arcabuceros y toda clase de tropa, llevando el paso al compás de los tambores; y ve después un tropel de chiquillos, con espadas de palo y cartucheras de cartón, sirviéndoles de tambor un caldero, y sin que haya jefe que los ordene, porque cada cual quiere mandar a su compañero; el que esto ha visto, ya puede formar idea del Catolicismo y del protestantismo. Aquel ejército, es imagen de la Iglesia; y esta chusma representa a las sectas bastardas, que han querido remedarla”.
Tomado del libro “Conversaciones sobre el protestantismo actual”, impreso en 1862.
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