La monja teresiana es también la persona más anciana de Brasil y América Latina, según el Grupo de Investigación Gerontológica.
La hermana Inah expresó su buen humor y alegría en las pocas palabras que consiguió decir en una entrevista concedida el 9 de marzo a ACI Digital. Repitió varias veces una oración a la Virgen María, rogándole “por todas las personas del mundo entero”.
La religiosa vive actualmente en Porto Alegre, en el estado de Rio Grande do Sul, en el Hogar Santo Enrique de Ossó, contiguo a la Casa Provincial de las Hermanas Teresianas de Brasil, comunidad en la que ingresó en 1927, a la edad de 19 años.
Según la coordinadora del hogar, la hermana Lúcia Ignez Bassotto, la hermana Inah “siempre está centrada en los demás y no en sí misma”. Es “una persona muy resistente, no es exigente, aprecia todo, piensa que todo está bien, tiene una enorme admiración por la congregación, por la compañía. Reza por todos, se preocupa por todos”.
“Su vida es realmente ejemplar”, prosigue sor Lúcia, que conoce a sor Inah desde que era estudiante en la localidad de Sant'Ana do Livramento.
Otra característica de la hermana Inah es que siempre quiere estar activa. Sigue participando en las oraciones de la comunidad y le gusta estar en el jardín y pasar tiempo con sus hermanas.
La hermana Lúcia dice que, aunque la salud de la anciana monja ha empeorado un poco en las últimas semanas, los días que está bien es muy habladora y juguetona.
Hasta hace poco, continuó, la hermana Inah “pintaba servilletas, hacía tarjetas, hacía muchas cosas. Cuando no tenía nada que hacer, cogía una baraja y se ponía a jugar. Si no tenía a nadie con quien jugar, jugaba sola. Se divertía mucho”.
Amable y de buen humor toda su vida
Inah Canabarro Lucas nació el 27 de mayo de 1908 en São Francisco de Assis, en el centro-oeste de Rio Grande do Sul, y es la penúltima de siete hermanos.
Es sobrina nieta del general David Canabarro, uno de los principales líderes de la Revolución Farroupilha (1835-1845) en Rio Grande do Sul.
Cuando era niña, uno de sus hermanos le dijo a su madre que Inah podría estudiar en un convento de su pueblo. Inah preguntó entonces: “¿Qué son las monjas?”. Su madre le contestó que eran mujeres que se dedicaban a rezar a Dios, a lo que ella respondió: “Yo voy a ser monja”.
La hermana Inah estudió en el colegio de monjas y a los 19 años hizo el noviciado con las Hermanas Teresianas en Montevideo, Uruguay.
A lo largo de más de un siglo, ha experimentado muchos cambios en el mundo y en la Iglesia. Ha vivido dos guerras mundiales y ha visto a 10 pontífices. El año en que ella nació, el Papa era San Pío X.
“La tía Inah era muy flaca y delgada desde niña”, dijo a ACI Digital Kléber Canabarro Lucas, sobrino de la monja de 83 años. Debido a su aspecto frágil, todos pensaban que no viviría mucho tiempo.
“Por eso lleva aquí 115 años y el resto de la clase ya no está”, comentó.
“La hermana Inah es nuestra cumbre en términos de religiosidad, fe, buena voluntad, una persona amable y de buen humor; ha sido así toda su vida. Ahora la pobre se está debilitando con la edad”, señaló.
“Pero Dios la va a ayudar y va a cumplir 116, 117, vamos a llegar a los 120, si Dios quiere”, dijo el sobrino.
“Es súper feliz, una persona que tiene vida, tiene amor, ama de verdad”, dijo la hermana Teresinha de Aragón, de 83 años, que conoce a la monja desde niña, porque su hermana fue alumna suya en Sant'Ana do Livramento.
La monja, de 115 años, es alguien “que lleva a todo el mundo en el corazón. No hay excepciones. Trata a todo el mundo bien, con amor, ya sean pequeños, adultos o ancianos”. “Es una persona que ama, ama de verdad”, relató la hermana Teresinha.
La hermana Inah fue profesora toda su vida. Enseñó portugués, matemáticas, ciencias, historia, arte y religión en colegios teresianos de Río de Janeiro, Itaqui y Sant'Ana do Livramento, ciudad que amaba porque fue donde pasó la mayor parte de su vida.
Según su sobrino, “era estricta, una profesora disciplinaria y cariñosa que se ganaba a todo el mundo”.
Muchas de las hermanas que actualmente viven en la casa provincial de Porto Alegre fueron alumnas de la monja o cuentan historias sobre cómo la hermana Inah les ayudó a descubrir su vocación.
Además, la hermana Inah es una de las pocas monjas de su congregación que sigue vistiendo su hábito. Según las hermanas de su comunidad, desde el Concilio Vaticano II (1963-1965) el hábito es opcional. Cada persona puede elegir llevarlo o no. Como la anciana no es plenamente capaz de decidir, y siempre ha llevado su hábito, sus cuidadoras decidieron vestirla siempre con él porque es la forma en que siempre se ha visto a sí misma, como religiosa.
“Me siento muy feliz, muy agradecida a Dios porque fue [la hermana Inah] quien me guio por este camino y ahora puedo serle útil, ayudarla en los momentos en que me necesite”, dijo la hermana Velmira, que es enfermera y en los últimos años ha sido quien ha cuidado de la salud de la hermana Inah.
“La Madre Inah me ayudó a encontrar este lugar donde me siento tan feliz, me siento muy bien con todo el mundo”, dijo.
Un logro notable en su vida fue crear la banda de música del colegio Santa Teresa de Sant'Ana do Livramento. La banda tocaba 115 instrumentos musicales y actuaba por todo Brasil, Uruguay y Argentina.
También fue mentora y ayudó a crear la famosa banda de música del Instituto Pomoli de Rivera (Uruguay), ciudad hermana de Sant'Ana do Livramento.
La hermana Inah es también una entusiasta seguidora del Sport Clube Internacional, club de fútbol fundado en 1909, cuando ella tenía un año.
Además de decir que reza por todos, entre las pocas palabras que la hermana Inah pronunció durante la entrevista también hubo un elogio para su equipo de futbol favorito, “porque es el equipo del pueblo, de la gente buena, pobre, muy honesta, muy buena”.
Catholic News Agency
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