Por el padre Jesusmary Missigbètò
Queridos fieles católicos de todo el mundo:
Esta carta abierta aborda un tema delicado porque las consecuencias de las hipótesis que se formularán son importantes. Por lo tanto, no es una carta fácil, pero es necesaria para ayudar a todos los cristianos a comprender plenamente la causa de los errores morales y doctrinales insertados por el papa Francisco en la enseñanza tradicional de la Iglesia a partir de 2016. El objetivo de esta carta es mostrar, de manera científica e imparcial, por qué Francisco es un falso papa y cuáles son los diferentes significados de tal afirmación.
1. ¿Por qué los cristianos dudan de la autenticidad del papado de Francisco?
La respuesta es obvia: es por los muchos errores morales y doctrinales que vemos en su pontificado, pero sobre todo por su carácter excepcional. El 5 de septiembre de 2016, con los obispos de la Región Pastoral de Buenos Aires, Francisco afirmó que “el empeño de vivir en continencia [castidad]” es una “opción”. ¿Cuándo hemos visto a un papa hacer semejante afirmación? Nunca. El 10 de diciembre de 2018, junto con el Cardenal Luis Francisco Ladaria, S.J., y el Arzobispo Giacomo Morandi, Francisco, aceptó la práctica de la histerectomía (extirpación del útero), cuando el estado del útero no representa ningún peligro presente o futuro para la salud de una mujer fértil que mantiene relaciones sexuales, y cuando un grupo de médicos expertos certifica que todos sus hijos morirán antes de nacer. ¿Cuándo hemos visto a un papa aceptar tal práctica? Nunca. El 21 de diciembre de 2018, Francisco dijo que “no se nace santo, se llega a serlo, y esto también vale para Nuestra Señora”. ¿Cuándo hemos visto a un papa rechazar la santidad original de María? Nunca. El 4 de febrero de 2019, Francisco declaró que “el pluralismo y la diversidad de religiones… son una sabia voluntad divina”. ¿Cuándo hemos visto a un papa hacer una declaración semejante que atribuya a la voluntad positiva de Dios la existencia de religiones que practican el mal o el pecado (idolatría, sacrificios humanos, prostitución sagrada, etc.)? Nunca. El 21 de octubre de 2020, Francisco dijo a la humanidad que “lo que tenemos que hacer es una ley de convivencia civil” para las personas homosexuales. ¿Cuándo hemos visto a un papa hacer semejante propuesta a la humanidad? Nunca. El 15 de septiembre de 2021, Francisco autorizó a todos los políticos católicos públicamente favorables al aborto a recibir la Sagrada Eucaristía sin necesidad de que rechacen su adhesión al aborto. ¿Cuándo hemos visto a un papa dar semejante autorización? Nunca. El 18 de diciembre de 2023, Francisco pidió a los sacerdotes que realicen las “bendiciones de parejas en situaciones irregulares y de parejas del mismo sexo”. ¿Cuándo hemos visto a un papa hacer tal petición a los sacerdotes? Nunca. En vista de la situación que acabamos de describir, es muy normal que los cristianos se pregunten sobre la autenticidad de la elección de Francisco...
2. ¿Es Francisco realmente papa?
Cuando uno sabe que Jorge Mario Bergoglio viene de Argentina (hemisferio sur) y que una gran confusión moral y doctrinal ha invadido la Iglesia universal, las siguientes revelaciones de Nuestra Señora de Anguera son inquietantes: “Llegará el día en que aparecerá un hombre de bellas apariencias y con su falsa ideología logrará engañar a mucha gente, incluso personas consagradas serán seducidas” (2.700, 29 de junio de 2006); “Llegará el día en que habrá dos tronos, pero sólo en uno se encontrará el verdadero sucesor de Pedro. Será un tiempo de gran confusión espiritual para la Iglesia” (3.098, 23 de diciembre de 2008); “Un rey orgulloso dividirá a la Iglesia. Sus órdenes serán obedecidas y el Precioso será expulsado. La gran confusión espiritual está en camino” (3.148, 17 de abril de 2009); “Llegará el día en que aparecerá un hombre que parece bueno y justo. Engañará a mucha gente, pues hará grandes prodigios. Vendrá del hemisferio sur y muchos lo verán como un salvador” (3.276, 6 de febrero de 2010); “Cuando aparezca un hombre con tres nombres, habrá gran confusión en la Casa de Dios” (3.452, 14 de marzo de 2011); “Pedro no es Pedro; Pedro no será Pedro. No podéis comprender lo que os digo ahora, pero todo os será revelado” (5.304, 29 de junio de 2022). Aunque la interpretación de las revelaciones precedentes sea hipotética, es notable su coincidencia con lo que la Iglesia está viviendo desde la aparición del papa Francisco. Merece la pena plantearse las siguientes preguntas: ¿Es Francisco realmente papa? ¿Es válida su elección a la Cátedra de San Pedro? ¿Existen pruebas que pongan legítimamente en duda la validez de esta elección?
Tenemos dos caminos para demostrar la eventual invalidez de la elección de Francisco: la demostración a priori y la demostración a posteriori. Existen diferentes hipótesis para la demostración a priori. La primera hipótesis es que la dimisión del papa Benedicto XVI no es válida. Para algunos analistas, esta renuncia no fue libre. Para otros, aunque fuera redactada por Benedicto XVI el 10 de febrero de 2013 y anunciada públicamente al día siguiente, también debió de ser pronunciada públicamente por él el 28 de febrero de 2013, día de su partida del Vaticano. Otros más creen que, basándose en la diferencia latina entre las palabras “munus” (oficio) y “ministerium” (ministerio), el papa bávaro renunció al ministerio de papa pero no al oficio de papa. Frente a todas estas interpretaciones, vale la pena recurrir a las palabras escritas en latín por Benedicto XVI el 10 de febrero de 2013: “bene conscius ponderis huius actus plena libertate declaro me ministerio Episcopi Romae, Successoris Sancti Petri, mihi per manus Cardinalium die 19 aprilis MMV commisso renuntiare ita ut a die 28 februarii MMXIII, hora 20, sedes Romae, sedes Sancti Petri vacet et Conclave ad eligendum novum Summum Pontificem ab his quibus competit convocandum esse. Ex Aedibus Vaticanis, die 10 mensis februarii MMXIII” [1].
Analicemos ahora esa renuncia del papa Benedicto XVI. He aquí una traducción al español: “bien consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por manos de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quienes tienen competencias, el Cónclave para elegir el nuevo Sumo Pontífice. Desde el Vaticano, 10 de febrero 2013”. Por lo tanto, no hay duda de que Benedicto XVI renunció libremente, ya que él mismo dijo que era “bien consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad”. Escribió la declaración en presente y no en futuro: “declaro que renuncio”. De acuerdo con el Código de Derecho Canónico [2], precisó la fecha y la hora en que la renuncia surtiría efecto: “28 de febrero de 2013, a las 20 horas”. Él mismo dedujo las consecuencias lógicas: “la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante”; “el Cónclave... deberá ser convocado”; “elegir el nuevo Sumo Pontífice”. Cabe señalar que, de acuerdo con el Código de Derecho Canónico [3], podría haber revocado libremente su decisión y anulado su renuncia entre los días 10 y 28, pero no lo hizo. Esto refuerza aún más el carácter libre de su decisión. En consecuencia, su renuncia surtió efecto realmente el 28 de febrero de 2013 a las 20 horas. Después de todos estos detalles, es realmente difícil dudar de la validez de la renuncia del papa Benedicto XVI, a menos que estuviera motivada por una grave amenaza que nos ha ocultado [4].
Quedan dos preguntas importantes. La primera es la siguiente: ¿Dejó Benedicto XVI en suspenso su ministerio para poder seguir ejerciéndolo más tarde? No. Una cosa es poner en pausa el propio ministerio y otra renunciar a él. Benedicto XVI no dijo que dejaba en suspenso su ministerio; declaró claramente que renunciaba a él con plena libertad mediante un acto definitivo. Segunda pregunta: ¿Era necesario que Benedicto XVI utilizara la palabra “munus” en lugar de “ministerium” en su renuncia? No. Es cierto que es el oficio el que da origen al ministerio, es decir, es porque tengo dicho puesto o papel que puedo llevar a cabo dicha tarea o trabajo. Sin embargo, renunciar al ministerio significa también renunciar al oficio. Es una cuestión de sentido común. Por ejemplo, cuando alguien dice “ya no quiero trabajar en mi puesto actual”, significa “renuncio a mi puesto, a mi oficio”. Evidentemente, esa persona conserva su rango o categoría o nivel profesional. Por ejemplo, alto funcionario, general del ejército, ministro de estado, presidente de la república, etc. En el caso de Benedicto XVI, renunció efectivamente a su ministerio y a su oficio de papa, pero conservó su rango de papa. De hecho, una idea simple pero chocante nos ayuda a comprender rápidamente esta situación: la renuncia tras el ejercicio de una profesión es similar al suicidio profesional, el ‘suicida profesional’ conserva su rango profesional pero deja efectivamente de ejercer su tarea (ministerio) y pierde su puesto (oficio). Algunos querían volver a considerar cardenal al dimisionario Benedicto XVI. Pero acabamos de ver que tal punto de vista no es correcto. En realidad, esto habría sido posible si el 19 de abril de 2005 hubiera renunciado a su elección como papa.
Una segunda hipótesis para demostrar a priori la eventual invalidez de la elección del papa Francisco es invocar la manipulación o el fraude durante el Cónclave que eligió a Francisco. Pero la veracidad de esta hipótesis tropieza con un obstáculo importante: el Cónclave está marcado por el sello del secreto pontificio. Por lo tanto, es imposible llevar a cabo investigaciones sobre un posible fraude, a falta de una confesión clara por parte de un defraudador arrepentido. También es difícil probar que el grupo de cardenales conocido como el ‘Grupo de San Galo’ (o la ‘Mafia de San Galo’, según la expresión del Cardenal Godfried Danneels) consiguiera que Francisco fuera elegido fraudulentamente. Es de suponer que Nuestra Señora de Anguera se refería a este grupo cuando, en vísperas de la elección, dijo: “Los pájaros peligrosos traerán la semilla del mal, pero en la viña del Señor sólo germinará la semilla de la verdad” (3.789, 12 de marzo de 2013). Cabe destacar que el periodista italiano Antonio Socci ha escrito un libro sobre un incidente ocurrido durante las elecciones [5]. Este incidente fue relatado por la periodista argentina Elisabetta Piqué a partir de las revelaciones de un cardenal que, tras jurar ante Dios y sus hermanos cardenales, traicionó su propia palabra y el secreto del Cónclave al hacer confidencias a esta periodista (algunos analistas piensan que fue el propio Francisco, dada su estrecha amistad con Piqué). De todos modos, este incidente no cuenta con la aprobación unánime de los canonistas, para que uno pueda pensar legítimamente que la elección del papa Francisco es inválida. En definitiva, es difícil, si no imposible, obtener una prueba a priori de invalidez y es prudente seguir la actitud de los 117 cardenales que participaron en el Cónclave que eligió a Francisco y que consideran que es realmente papa: Re, Bertone, Meisner, Íñiguez, Rouco, Tettamanzi, Sepe, Napier, Cipriani, Scola, Pell, Erdö, Cañizares, Dziwisz, Caffara, Sarr, Ranjith, Eijk, Woelki, Amato, Sarah, Burke, Piacenza, etc.
La demostración a posteriori de una eventual invalidez de la elección del papa Francisco es posible gracias al dogma de la infalibilidad papal: “el Romano Pontífice, cuando habla ex cathedra, es decir cuando ejerciendo su cargo de Pastor y Doctor de todos los cristianos define en virtud de su suprema autoridad Apostólica que una doctrina sobre la fe o la moral debe ser aceptada por la Iglesia universal, goza, por la asistencia divina que le fue prometida en el bienaventurado Pedro, de aquella infalibilidad con la que el divino Redentor quiso dotar a su Iglesia cuando define la doctrina sobre la fe o la moral” [6]. Esto significa que ningún Papa puede enseñar a la Iglesia universal un error moral o doctrinal cuando habla de forma definitiva como pastor y doctor de todos los cristianos [7]. Si logramos encontrar un error de este tipo en el “magisterio de Francisco”, entonces esto implica que no está protegido por el dogma de la infalibilidad y, por lo tanto, no es un papa válido. ¿Es esto posible? Aparentemente sí, pero corresponde al Colegio Cardenalicio y al Colegio Episcopal estudiar seriamente este caso y sacar todas las consecuencias canónicas.
El único error que probablemente podría mostrar que el papa Francisco no está protegido por el dogma de la infalibilidad papal es el del 5 de junio de 2017 en relación con la exhortación apostólica postsinodal Amoris laetitia. En efecto, el 5 de septiembre de 2016, el Arzobispo Sergio Alfredo Fenoy y los obispos de la Región Pastoral de Buenos Aires escribieron una carta al Papa Francisco explicando cómo aplican Amoris laetitia. La carta contiene las tres frases siguientes: “se puede proponer el empeño de vivir en continencia. Amoris laetitia no ignora las dificultades de esta opción... la opción mencionada puede no ser de hecho factible”. Según estas tres frases, “el empeño de vivir en continencia”, es decir, la virtud de la castidad, es una “opción”. Pero esto es falso y constituye una herejía [8]. Lo sorprendente es que el mismo día 5 de septiembre de 2016, el papa Francisco escribió una carta de respuesta: “Recibí el escrito de la Región Pastoral Buenos Aires… El escrito es muy bueno y explícita cabalmente el sentido del capítulo VIII de Amoris laetitia. No hay otras interpretaciones”. Y el 5 de junio de 2017, ordenó formalmente al Cardenal Pietro Parolin que publicara la carta de los obispos argentinos y la respuesta papal en el sitio web oficial del Vaticano, afirmando que constituyen un “Magisterium authenticum” [9], es decir, un verdadero magisterio. Por lo tanto, parecen cumplirse todas las condiciones para afirmar que Francisco presentó su aprobación de la herejía de los obispos argentinos como una enseñanza infalible: (1) su deseo de que sea aceptada por la Iglesia universal se desprende de la publicación en la página web, accesible a todos los cristianos; (2) el carácter definitivo lo confirma su carta de respuesta en la que afirma que no es posible otra interpretación; (3) lo que pide que se acepte implica un error moral que es incluso una herejía; (4) dio su orden a Parolin como pastor y doctor de todos los cristianos.
3. ¿Es Francisco un verdadero papa?
La pregunta anterior mostró que es prudente aceptar que Francisco es realmente papa, es decir, que es canónica y oficialmente el “papa” de la Iglesia Católica. Pero, dada la libertad humana, uno puede ser papa haciendo lo que debe hacer un papa (confirmar a los cristianos en la fe [10]) o haciendo lo contrario. En el primer caso, tenemos un papa verdadero, un papa fiel, un papa digno. En el segundo caso, tenemos un papa falso, un papa infiel, un papa indigno. Aún hoy, con optimismo, por intercesión de San Patricio, seguimos ofreciendo sacrificios y oraciones al Señor por la rectificación del papa Francisco. En efecto, sin condenar y sin ocupar el lugar de Dios, que es el único juez verdadero [11], hay muchas razones para creer, con tristeza, que el papa Francisco se encuentra en el segundo caso, ya que durante años se ha negado obstinadamente a corregir numerosos errores morales y doctrinales que atacan el matrimonio, la familia y los Sacramentos, y que apartan a los cristianos del fiel cumplimiento de la voluntad de Dios. Es una verdadera lástima que, dado que el cargo papal es sagrado y el poder moral del papa es el mayor de la tierra, Francisco haya utilizado desgraciadamente esta influencia y su peso mediático para predicar la inmoralidad y la herejía. La crisis de verdad a la que se enfrenta hoy la Iglesia es la peor de su historia. Aunque ha habido papas infieles e indignos de su misión en el pasado, esta es la primera vez en sus 2.000 años de historia que un papa ha utilizado el relativismo y la ética de situación para justificar el pecado presentando el mal como bien. Todo lleva necesariamente a la conclusión de que la verdadera causa de los errores morales y doctrinales de Francisco no es una posible invalidez de su elección, sino el propio Francisco. Esto se ve con Nuestra Señora de Anguera, pues desde el inicio de sus apariciones a Pedro Régis, en 1987, en Brasil, hay una afirmación que hizo únicamente dos veces, y sólo durante el pontificado de Francisco: “El veneno está en el árbol, no en el fruto” (3.790, 16 de marzo de 2013); “Queridos hijos, el veneno está en el árbol y no en el fruto” (5.260, 24 de marzo de 2022).
Vuestro hermano africano, Padre Janvier Gbénou
Notas:
[1] Declaratio - Renuncia de Benedicto XVI
[2] “la renuncia… que no necesita aceptación produce su efecto mediante la notificación del renunciante, hecha según norma del derecho” (Código de Derecho Canónico 189§3)
[3] “Mientras la renuncia no haya producido efecto, puede ser revocada por el renunciante; una vez que lo ha producido, no puede revocarse” (Código de Derecho Canónico 189§4)
[4] “Es nula en virtud del derecho mismo la renuncia hecha por miedo grave injustamente provocado” (Código de Derecho Canónico 188)
[5] Cf. Non è Francesco: La Chiesa nella grande tempesta, Mondadori, 2014
[6] Concilio Vaticano I, Primera Constitución Dogmática Pastor Aeternus sobre la Iglesia de Cristo, Capitulo 4, 18 de julio de 1870, DS 3074
[7] Cf. Lumen Gentium 25
[8] “Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma” (Código de Derecho Canónico 751)
[9] Acta Apostolicae Sedis 108; pp. 1071-1074; http://www.vatican.va/.../docum.../2016/acta-ottobre2016.pdf
[10] “yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos” (Lucas 22:32)
[11] “Uno solo es el legislador y juez, que puede salvar o perder. En cambio tú, ¿quién eres para juzgar al prójimo?” (Santiago 4:12)
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