¡Caramba!
Necesitábamos el genio de este Grech para darnos cuenta, después de 2000 años, de que Dios es tan superficial que no se molestó en darnos a conocer su voluntad a través de la Iglesia que fundó, incluso después de morir en la Cruz por nosotros.
Sólo ahora descubrimos, enteramente gracias al “intelecto superior” de este papanatas, que Dios es perezoso, y estaba esperando que él (el papanatas) haga el trabajo por Él. De hecho, se puede decir que Dios ha esperado, según este individuo, dos mil años para finalmente empezar a pensar seriamente en el asunto y decidir que el asunto debe, después de todo, “ser profundizado”.
Aquí hay que entender que el dios de Grech es, bueno, sólo humano. Tiene sus “siestecitas” (unos 2000 años), y quizás algún pequeño “prejuicio sexista”; ya sabes cómo es eso, el entorno y todo eso. Pero ahora, que este tipo Grech empieza la “profundización”, él (su dios del chapucero) reflexiona que sí, que se necesita una “profundización”, ¿no?
Pues o es eso, o este tipo no hace más que pisotear la Doctrina de la Iglesia para sus propios fines, probablemente muy inquietantes.
Verá: si un cardenal pierde la fe, se supone que debe seguir recordando lo que dice esa fe. No es que, al convertirse en ateo, también desarrolle una condición mental que borre el catolicismo de su mente. Sin embargo, si un cardenal (como este chapucero de aquí) sigue vomitando herejías, uno debe pensar que hay mucho más en juego, como el deseo de complacer a aquellos que pueden hacer avanzar su carrera (se acerca un cónclave, y el chapucero se da cuenta muy bien de esto) o, quizás, simplemente quiere destruir el catolicismo (usted sabe a lo que me refiero; por supuesto que lo sabe).
Sea como fuere, el lugar para este tipo es una caja registradora en algún supermercado, donde -después de haber sido expulsado- pueda emplear los años que le quedan de forma útil, profundizando en el concepto de hacer algo productivo en lugar de hacer el trabajo del diablo.
El cónclave se acerca.
Todo tipo de ratas intentan subir al barco.
Mundabor
No hay comentarios:
Publicar un comentario