“Así como en la generación natural y corporal de los hijos hay un padre y una madre, así en la generación sobrenatural y espiritual hay un Padre, que es Dios, y una Madre, que es María.
Todos los verdaderos hijos de Dios lo tienen por Padre y a María por Madre.
El que no tiene a María por Madre, no tiene a Dios por Padre.
Esta es la razón por la cual los herejes, cismáticos y otros, que odian a Nuestra Santísima Señora o la miran con desprecio e indiferencia, no tienen a Dios por Padre, no tienen a María por Madre.
Porque si la tuvieran por Madre, la amarían y honrarían como un verdadero hijo ama y honra naturalmente a la madre que le ha dado la vida”.
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