Se ha convertido casi en una tradición: don Andrea Conocchia, el “párroco” de Torvajanica, una localidad a una treintena de kilómetros de Roma, recoge a “las chicas”, como las llama cariñosamente, y las acompaña para asistir a la audiencia general en la plaza de San Pedro y luego se acercan a saludar a Bergoglio.
Según informó Clarín, se sienten “acogidas” porque el mismo Bergoglio les dijo: “A los ojos de Dios somos todos iguales”, declaró “Marcela”, uruguayo, mientras enseña una foto de aquel día de abril en la que aparece con la bandera de su país sobre los hombros. Él fue de los primeros en saludar a Bergoglio.
De ese primer grupo “ya no está ‘Naomi’ Cabral”, prostituto transexual argentino que fue hallado muerto el pasado 6 de octubre en la habitación de un hotel de la costa romana donde se prostituía.
“El ‘papa’ les ha dicho a ‘las otras chicas’ que tiene una foto de ‘Naomi’ en su escritorio para recordarla”, confiesa “Marcela”.
Todo comenzó durante los encierros plandémicos, cuando estos prostitutos llamaron a la puerta de la parroquia de la Santísima Virgen Inmaculada para pedir ayuda y entonces don Andrea les sugirió que “escribieran al papa” explicando su situación.
Y así empezaron a llegar las ayudas: alimentos, dinero e incluso la “vacuna contra el coronavirus”, en algunos casos entregadas personalmente por el limosnero papal, el cardenal Konrad Krajewski.
Estos travestidos querían agradecer personalmente al “pontífice” y Don Andrea se lo pidió a sor Geneviève Jeanningros, una “monja” francesa que trabaja desde hace años con los trabajadores circenses en la costa romana y que es una antigua conocida de Jorge Mario Bergoglio de cuando estaba en Argentina. Al cabo de unos días llegó la respuesta: “El 'papa' quiere conocerlas a 'todas'”.
Entre ese primer grupo que visitó a Bergoglio estaba “Claudia Vittoria Sala”, que reivindica con orgullo que es argentina, la tierra de Bergoglio, y explicó entre lágrimas: “Cuando el 'papa' me puso la mano en la frente me sentí 'tan pura', 'feliz', 'libre de todos mis pecados' porque hay gente que tiene mas pecados que yo”.
“Claudia” y sus empanadas
El 19 de noviembre, que es su cumpleaños, va a volver a visitar a Bergoglio: “Es mi regalo, no quiero otra cosa” y le volverá a llevar las empanadas que tanto le gustaron.
A su lado, “Miverva” Mota Nuñéz, peruano, escondido tras una enormes gafas de sol, cuenta que cuando le dio la mano al “papa”, sintió “la mano de un niño, con esa piel tan suave” y sintió que la “estaba limpiando”.
“Yo cuando era chiquito iba a la parroquia, pero luego cuando fui trans me alejaron, pero ahora estoy aquí. He vuelto a acercarme. He vuelto a venir a mi misa”, comenta.
Lo mismo le ha ocurrido a “Marcela”, que cuando conoció al “papa” le agradeció el haber “recuperado la fe”. “Yo fui ‘criada’ en una familia católica, pero cuando uno comienza la transición la gente te va alejando y también la Iglesia. Tuvimos ese rechazo pero también es verdad que era otra generación. Ahora ‘nuestro papa” va adelante con el mundo”, destacó.
Don Andrea explica que la experiencia que vive en la audiencia “es un don, una gracia, porque los miércoles, el ‘papa’ saluda a pequeños grupos de personas transexuales que él a través de su caridad, del limosnero vaticano, ha ayudado durante la pandemia y que después ha querido encontrarlas y conocerlas personalmente”.
El “párroco” de Torvajanica destaca la importancia de estos encuentros en los que el ‘papa’ “las acoge, acompaña”, pero sobre todo “escucha” porque cada miércoles “Francisco se acuerda y pregunta ¿Cómo está? ¿Cómo le va? y pide, por ejemplo, si pueden llevarle alguna empanada más hecha por ellas”.
Es, agrega el “párroco”, “una experiencia muy bonita, un ejemplo de una ‘Iglesia de acogida, abierta y disponible’ que quiere incluir de verdad e integrar a todos sus hijos, a todos, con su unicidad, su valor, y obviamente su diversidad”.
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