Por Cris Yozia
El pseudo papa no se detiene, sigue con su agenda inclusiva, populista y revolucionaria. “La negativa a ayudar a los migrantes es repugnante, es pecaminosa, es criminal” dijo en su arenga.
Bergoglio anunció formalmente la “santidad” de dos personas que dedicaron sus vidas a los inmigrantes, uno de los caballos de batalla preferidos del usurpador (además de la “conversión ecológica”, el “quién soy yo para juzgar” y las inoculaciones obligatorias como “un acto de amor”, entre otros temas)
Durante su misa, el falso papa incluyó oraciones por “los que se ven obligados a dejar su patria” y pidió a Dios que enseñe a las personas a compartir “su mirada de bienvenida hacia todas las personas” y “sane la cultura del descarte, de la indiferencia”. Y es cada día más evidente que no tiene el más mínimo interés en la evangelización, en la verdadera conversión, en pedir que las personas se arrepientan de sus pecados y se acerquen con contrición en su corazón al camino de la verdadera santidad. No. Abre las puertas de tu hogar y de tu familia a los inmigrantes, aunque no compartan tu cultura, tu cristianismo, aunque sean salvajes que muy probablemente harán daño a tu familia o a tus bienes que con tanto sacrificio conseguiste. Según el usurpador del trono de Pedro, ese es el camino correcto.
“Cuando somos honestos con nosotros mismos, nos damos cuenta de que todos estamos enfermos de corazón, todos pecadores necesitados de la misericordia del Padre. Entonces dejemos de crear divisiones en base al mérito, la posición social o algún otro criterio superficial; nuestras barreras y prejuicios interiores también caen. Al final, nos damos cuenta una vez más de que somos hermanos y hermanas”.
Para el “papa” peronista no debemos crear divisiones en base al mérito. Pero, ¿que es el mérito sino las acciones o conductas de una persona que la hacen digna de merecer algo, el derecho al reconocimiento, el valor o importancia de una persona? Estoy citando las definiciones de la Real Academia Española. ¿Acaso estas dos personas que hoy eleva a los altares no hicieron “méritos” para obtener su “premio”? ¿No es una disonancia cognitiva lo que muestra “su santidad”? ¿No tiene dos pensamientos al mismo tiempo que están en conflicto?
Cuando recrimina las “divisiones de posición social”... ¿no se acerca peligrosamente al “ideal comunista”? Según la definición técnica, “el comunismo es una filosofía política, económica y social que busca establecer la propiedad conjunta de los medios de producción y la eliminación de las clases sociales”. ¿Ese es el “mundo feliz” que nos propone el “sumo pontífice”? Yo paso, gracias. Los católicos no necesitamos palabras cargadas de politiquería barata para “darnos cuenta que somos hermanos y hermanas”.
Bergoglio pidió a los asistentes a su misa que “piensen si en sus familias, en el trabajo y en sus parroquias, están dispuestos a caminar con los demás y a escucharlos, resistiendo a la tentación de encerrarnos, del ensimismamiento y de pensar sólo en nuestras propias necesidades”.
Bergoglio sólo aconseja “caminar con los demás y escucharlos”. Que ni se te ocurra hablarles de Dios, evangelizar, hacer “proselitismo” para intentar acercar un alma a Dios... eso no, por favor! Y en la misma frase asesta un golpe a las congregaciones de vida contemplativa cuando dice: “resistiendo a la tentación en el ensimismamiento”. El señor Bergoglio estima que no debemos poner nuestra atención en los temas espirituales, en tratar de conocer y amar cada día más a Dios. Orar,¿para que? ¡Mejor salgamos a ayudar a los inmigrantes y a saludar a la Pachamama para salvar nuestra “casa común”! Y que no se te olvide el otro consejo de Bergoglio: “debemos resistir a pensar sólo en nuestras propias necesidades”. Si tu familia tiene hambre o pasa frío... ¡No importa! ¡No pienses en tus “propias necesidades”! ¡No seas un egoísta desconsiderado!
Bergoglio dijo que está “preocupado” cuando ve a “los cristianos que tienden a dividir el mundo en buenos y malos, santos y pecadores; esto los hace sentirse superiores a los demás y excluye a tantas personas que Dios quiere abrazar”.
Según 1 Corintios 6: 9-11: “¿No saben que los malvados no heredarán el reino de Dios? ¡No se dejen engañar! Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas, ni los pervertidos sexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. Y eso eran algunos de ustedes. Pero ya han sido lavados, ya han sido santificados, ya han sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios”. Entonces, ¿Dios está equivocado cuando distingue los buenos de los malos? ¿Ese es el Evangelio según Bergoglio? ¿Es católico este personaje que está haciendo todo lo posible para destruir nuestra fe, nuestras creencias, nuestras convicciones? ¿Tiene sentido escuchar sus palabras que van contra lo que la Iglesia siempre predicó durante casi 2000 años?
Con su cara de santurrón budista continuó su perorata pacifista: “Sé siempre inclusivo”... “La exclusión de los migrantes es escandalosa”... “En realidad, la exclusión de los migrantes es criminal”... “Recordemos hoy a estos migrantes, especialmente a los que están muriendo”... “Otra migración masiva en curso, particularmente en Europa, involucra a los millones de ucranianos que huyen de la guerra y nos obligan a abrir nuestros corazones, no olvidemos la asediada Ucrania” (de paso, cañazo para el pobre Putín, enemigo acérrimo de la ideología de género que tanto ama “su santidad”)
Los nuevos “santos” bergoglianos:
Giovanni Battista Scalabrini, nacido en Fino Mornasco, el 8 de julio de 1839 y fallecido en Piacenza, el 1 de junio de 1905.
Se ordenó Sacerdote el 30 de mayo de 1863. A los 31 años fue nombrado párroco de San Bartolomeo, una parroquia ubicada a las afueras de la ciudad. El pueblo donde se ubicaba la parroquia sufría mucho a causa de la sobreexplotación laboral y los malos salarios que recibían. Él hacía fuertes críticas a la Iglesia por su escasa participación en este tema. Scalabrini motivó la creación de sindicatos en los que se exigieran mejores condiciones de trabajo. Scalabrini fue ordenado obispo a los 36 años de edad. El 28 de noviembre de 1887 fundó la congregación de los Misioneros de San Carlos, más conocidos como Scalabrinianos, y a las Misioneras de San Carlos, o Scalabrinianas, el 25 de octubre de 1895 con el fin de apoyar a los migrantes italianos en su búsqueda de mejores condiciones de vida para ellos y sus familias.
Fue beatificado por el papa Juan Pablo II en 1997.
Fue canonizado por el papa Francisco el 9 de octubre de 2022.
Artemides Zatti, nacido en Boretto, Reggio Emilia, Italia, el 12 de octubre de 1880 y fallecido en Viedma, Río Negro, Argentina, el 15 de marzo de 1951.
Como muchos italianos de esa época, su familia ingresó a Argentina para escapar del drama del hambre y la desocupación en Europa. Llegaron al puerto de Buenos Aires el 9 de febrero de 1897 y luego se trasladaron a Bahía Blanca. En 1901 contrajo tuberculosis y viajó a la ciudad de Viedma para curarse. Artémides le hizo una promesa a la Virgen María: que si se curaba de su mal, se consagraría al cuidado de los enfermos en el Hospital San José de Viedma. Repuesto de su enfermedad, se dedicó a ser enfermero de los pobres. Trabajó durante 48 años en el Hospital San José. El 19 de julio de 1950 cayó de una escalera, y en ocasión de ese accidente se manifestaron los síntomas de un cáncer que él mismo se diagnosticó. Continuó con su trabajo de enfermero durante unos meses hasta que su enfermedad lo incapacitó, aunque mantuvo su lucidez hasta el final: cuando supo que llegaba su fin, él mismo redactó su certificado de defunción.
El 14 de abril de 2002 fue proclamado beato por el papa Juan Pablo II.
Fue canonizado por el papa Francisco el 9 de octubre de 2022.
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