Convocatoria de una alianza antiglobalista
Desde hace dos años asistimos a un golpe de Estado global, en el que una élite financiera e ideológica ha logrado apoderarse de parte de los gobiernos nacionales, instituciones públicas y privadas, medios de comunicación, poder judicial, políticos y líderes religiosos. Todos, sin distinción, están esclavizados por estos nuevos amos que aseguran poder, dinero y afirmación social a sus cómplices. Los derechos fundamentales, que hasta ayer se nos presentaban como inviolables, son pisoteados en nombre de una emergencia: hoy sanitaria, mañana ecológica, pasado mañana informática.
Este golpe global priva a los ciudadanos de cualquier posibilidad de defensa, ya que los poderes legislativo, ejecutivo y judicial son cómplices de la violación de la ley, la justicia y el propósito para el que existen. Y es un golpe global porque este ataque criminal contra los ciudadanos se extiende a todo el mundo, con muy pocas excepciones. Es una guerra mundial, donde los enemigos somos todos, incluso aquellos que, sin saberlo, aún no han entendido el alcance de lo que está sucediendo. Una guerra que no se libró con armas, sino con reglas ilegítimas, políticas económicas desafortunadas, limitaciones intolerables a los derechos naturales.
Las organizaciones supranacionales, financiadas en su mayor parte por los conspiradores de este golpe, interfieren en el gobierno de las naciones individuales y en la vida, las relaciones y la salud de miles de millones de personas. Lo hacen por dinero, claro, pero más aún para centralizar el poder, para instaurar una dictadura planetaria. Es el gran reinicio del Foro Económico Mundial , la Agenda 2030 de la ONU. Es el plan del Nuevo Orden Mundial, en el que una República Universal esclavice a todos y una Religión de la Humanidad que anule la Fe en Cristo.
Ante este golpe de Estado global, se debe formar una alianza internacional antiglobalista, que reúna a todos aquellos que quieren oponerse a la dictadura, que no tienen intención de convertirse en esclavos de un poder sin rostro, que no están dispuestos a borrar su propia identidad, su individualidad, su fe religiosa. Si el ataque es global, la defensa también debe ser global.
Hago un llamamiento a los gobernantes, a los líderes políticos y religiosos, a los intelectuales y a todos los hombres de buena voluntad para que se unan en una Alianza para lanzar un manifiesto antiglobalización, refutando punto por punto los errores y desviaciones de la distopía del Nuevo Orden Mundial y proponiendo alternativas concretas para un programa político inspirado en el bien común, los principios morales del cristianismo, los valores de la tradición, la protección de la vida y la familia natural, la protección de la empresa y el trabajo, el fomento de la educación y la investigación, y el respeto a la creación.
En las naciones donde los gobiernos están al servicio de la élite, se pueden crear movimientos de resistencia popular y comités de liberación nacional, con representantes de todos los sectores de la sociedad proponiendo una reforma radical de la política, inspirada en el bien común y firmemente opuesta al proyecto neomalthusiano de la agenda globalista.
Invito a todos aquellos que quieran defender la sociedad cristiana tradicional a reunirse en un foro internacional, que se realizará lo antes posible, en el que representantes de diversas naciones se junten para presentar una propuesta seria, concreta y clara. Mi llamado se dirige a los líderes políticos y gobernantes que se preocupan por el bien de sus ciudadanos, dejando los viejos esquemas de los partidos y la lógica impuesta por un sistema subordinado al poder y al dinero. Convoco a las naciones cristianas, de Este a Oeste, invitando a los Jefes de Estado y a las fuerzas sanas de las instituciones, la economía, el trabajo, la universidad, la salud y la información a sumarse a un proyecto común, rompiendo los esquemas y dejando de lado las hostilidades queridas por los enemigos de la humanidad en nombre del “divide y vencerás”. No aceptamos las reglas del oponente, porque están hechas precisamente para evitar que reaccionemos y organicemos una oposición efectiva e incisiva.
Llamo a las naciones y ciudadanos a aliarse bajo la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, el único Rey y Salvador, Príncipe de Paz. In hoc signo vinces.
Formemos esta Alianza Antiglobalista, démosle un programa sencillo y claro, y liberemos a la humanidad de un régimen totalitario que conjuga en sí los horrores de las peores dictaduras de todos los tiempos. Si seguimos demorando, si no comprendemos la amenaza que se cierne sobre todos nosotros, si no reaccionamos organizándonos en una resistencia firme y valiente, este régimen infernal que se está instalando en todas partes no podrá ser detenido.
Y que Dios Todopoderoso nos ayude y proteja.
Carlo Maria Viganò, arzobispo
ex nuncio apostólico en los Estados Unidos de América
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