Por Alejandro Bermudez
A mediados de febrero de este año, el “cardenal” Víctor Manuel Fernández, “prefecto” del Dicasterio para Doctrina de la Fe, vía video, pronunció una conferencia en un congreso organizado por la Universidad de Teología Católica de Colonia, en Alemania.
En su estilo ambiguo y alambicado, el mismo que creó tantas controversias con Fiducia Supplicans que fue necesaria la publicación de una “nota de prensa aclaratoria” -que tampoco aclaró nada-, el “cardenal” Fernández abrió claramente la puerta a que, en determinadas condiciones, la Iglesia esté a favor del “cambio de sexo”.
Cuando algunos medios de prensa -especialmente de medios lgbt- anunciaron el contenido de la conferencia, la mayoría en la Iglesia pasó por alto el evento o bostezó ante lo que lamentablemente se ha convertido en una práctica: la relativización de la doctrina bajo el argumento de que el cambio “es puramente pastoral”. Así y todo, mientras la conferencia estaba en alemán y dirigida a los alemanes -hace tiempo al borde del cisma- el daño no era significativo. Se trataba simplemente de Fernández siendo Fernández.
Pero el problema se ha convertido en eclesial cuando la conferencia personal del “cardenal” argentino fue incluida sin aviso, a principios de marzo, como un documento oficial del Dicasterio para la Doctrina de la Fe (en italiano aquí), presentado como “algunas aclaraciones a la dignidad ontológica de la persona en Dignitas infinita”. Hasta hoy, el documento está disponible sólo en italiano y alemán.
Dignitas infinita, como se recordará, es el documento del Dicasterio en el que entre otras cosas, se establece una clara condena a la ideología de género y a la idea de que el sexo es intercambiable, como una ofensa a la dignidad humana.
El grave problema
Tommaso Scandroglio, un teólogo moral italiano de la Universidad Europea de Roma, explicó en un artículo en la Nuova Bussola Quotidiana, por qué las “aclaraciones” de Fernández, y su transformación en posición oficial de dicasterio es gravemente problemática.
“Respecto de las operaciones de 'cambio de sexo' -dice Scandroglio- el texto de Fernández “recuerda la condena a tales intervenciones ya presente en Dignitas infinita, pero si en Dignitas la condena era absoluta, es decir no admitía excepciones, en el reciente documento firmado por Fernández emerge una que es decisiva”.
En efecto, en su conferencia, Fernández dice: “No queremos ser crueles y decir que no entendemos el condicionamiento de la gente y el profundo sufrimiento que existe en algunos casos de 'disforia' que se manifiesta incluso desde la infancia. Cuando el documento [Dignitas infinita] utiliza la expresión 'por regla general', no excluye que existan casos fuera de la norma, como fuertes disforias que pueden llevar a una existencia insoportable o incluso al suicidio”.
Explica Scandroglio: “Dignitas infinita afirma correctamente: no a las intervenciones sobre el aparato reproductor si el objetivo es intentar, sin éxito, cambiar la identidad sexual. Sí a las mismas intervenciones si quieren confirmar la identidad sexual, es decir, si son terapéuticas modificando los sistemas reproductivos para alinearlos a los datos genéticos, que son la referencia primaria para entender a qué sexo pertenece la persona. De hecho, debido a algunas patologías, puede ocurrir que los órganos reproductores no se correspondan, morfológicamente y en distintos grados, con los cromosomas XY o XX de la persona”.
Pero, sigue el experto:
“si releemos el texto de Fernández, descubrimos que considera ilícitas tales intervenciones, salvo en casos de disforia severa e, implícitamente, en casos de tratamiento terapéutico. Por lo tanto, el prefecto considera lícitas tales intervenciones también en el caso condenado por Dignitas infinita”; dice el teólogo moral.
“En resumen: para el prefecto, 'cambiar de sexo' es moralmente aceptable, siempre que la disforia sea grave. Pero las cirugías que contradicen el sexo genético son intrínsecamente malas y siguen siendo así independientemente de las condiciones que las motivan”.
En otras palabras, esto significa que “el principio de 'sí al ‘cambio’ de sexo' ha sido aceptado por el “cardenal” Fernández. Una vez aceptado el principio, por coherencia lógica pasaremos de los casos límite a los casos comunes, de lo excepcional a lo normal”.
¿Qué pasará ahora con Dignitas infinita en particular, y con la doctrina moral sobre el sexo en general? Nadie lo sabe.
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