Según
los especialistas, los abusadores actúan para anular la voluntad de sus
víctimas.
El
psicólogo español Andrés Montero Gómez, presidente de la Sociedad Española de
Psicología de la Violencia, describió en un artículo publicado en el diario
digital El Correo el modelo patológico de masculinidad. "El agresor es un dictador que impone su voluntad por medio de la
violencia. Su objetivo es anular la personalidad de la mujer y conformar un
nuevo ser, una nueva identidad, sometida y subordinada a sus deseos",
afirma.
Según
Montero Gómez, en la medida en que la mujer opina, siente, razona, se comporta,
se expresa o se emociona desviándose del patrón de personalidad que el agresor
considera debe ser el adecuado para "su
mujer", el hombre utilizará la violencia.
Esa
actitud antisocial es, por lo general, autoconcedida. "El hombre agresor entiende que desde hace décadas, de forma
explícita y en la actualidad más tácitamente, ha sido, de algún modo, educado
en la convicción de que tiene derecho a imponerse a «su» mujer", dice.
Un
documento oficial de las Naciones Unidas establece que “la forma más común de violencia experimentada por mujeres a nivel
mundial es la violencia física infligida por una pareja íntima, incluidas
mujeres golpeadas, obligadas a tener relaciones sexuales o abusadas de alguna
otra manera".
Y
el informe cuantifica: "Diversas
encuestas mundiales sugieren que la mitad de todas las mujeres víctimas de un
homicidio son asesinadas por su esposo o pareja actual o anterior. En
Australia, Canadá, Israel, Sudáfrica y los Estados Unidos, entre el 40 y 70% de
las mujeres asesinadas fueron víctimas de sus parejas, según la Organización
Mundial de la Salud (OMS). En Colombia, cada seis días se reporta el homicidio
de una mujer por su pareja o ex pareja".
Un
estudio de la OMS en 11 países determinó que el porcentaje de mujeres que
sufrieron violencia sexual de una pareja íntima varía entre el 6% en Japón y el
59% en Etiopía.
El
mapa nacional de la violencia sexual tampoco es alentador. Según los datos que
la asociación civil feminista La Casa del Encuentro elabora a partir de la
información publicada en los medios del país, durante el año 2011 se cometieron
237 femicidios y femicidios vinculados, es decir, "homicidios de personas con vínculo familiar o afectivo con la
mujer víctima, que fueron asesinadas por el femicida para castigar y destruir
psíquicamente a quien consideran de su propiedad".
Frente
a la desgarradora pandemia global, el secretario de la ONU, Ban Ki-moon,
propuso el destierro de este comportamiento arraigado desde hace generaciones
mediante la promoción de "modelos de
masculinidad saludables".
Atención
integral
Romper
con una cultura de dominio masculino no es una tarea menor. Además, los fenómenos
complejos no tienen soluciones sencillas y el abordaje es necesariamente
múltiple.
Para
enfrentar una de las aristas de la violencia sexual el Ministerio de Salud
presentó un protocolo para la atención integral de personas víctimas de
violaciones, que unifica criterios de atención integral en toda la geografía
nacional, en donde son dispares las miradas, los abordajes y los recursos.
Además
de definir el procedimiento médico, el instructivo define la importancia de
centralizar el relato de la víctima, para evitar que en cada instancia de
asistencia ésta tenga que reiterar un relato que la vuelve a conectar con la
experiencia del ultraje y la pérdida de dignidad.
Tal
como explica la licenciada Paula Ferro, coordinadora del Programa Nacional de
Salud Sexual y Procreación Responsable, la apuesta también integra a los
servicios de salud mental para que el recorrido sanitario "sea personalizado
y acompañado" y no un peregrinaje que sume vergüenza a una situación por
sí misma humillante y con alto compromiso emocional.
En tres etapas
El
equipo multidisciplinario La Casa del Encuentro propone un abordaje psicológico
escalonado en tres etapas: "El
primer momento es de fortalecimiento", explica su directora, Fabiana
Tuñez.
"Las
mujeres llegan devastadas, desvalorizadas, porque fueron sometidas
psicológicamente y aisladas, para que creyeran que el hombre que las maltrataba
era el único vínculo que tenían, por eso creían que no tenían salida. En una
segunda fase proponen a las mujeres participar en grupos de autoayuda que las
fortalezcan en sus potencialidades y finalmente la propuesta se dirige a
rediseñar un nuevo esquema de vida libre de violencia." Y asume que
para que el cambio se instale es necesario un compromiso social.
"Hemos
avanzado mucho en el país, pero todavía hay un déficit en cuanto a un cambio
cultural, que en el imaginario social no sólo sean los médicos sino los amigos,
los vecinos, los familiares quienes se apropien del tema", propone Dolores
Fenoy, coordinadora del Programa de atención telefónica 0800-222-3444, que
atiende consultas vinculadas a salud sexual y VIH.
Afirma
que constantemente reciben llamadas de mujeres angustiadas "que sufrieron una agresión sexual reciente o incluso vivida
tiempo atrás y tal vez por primera vez se atreven a hablar del hecho que
escondieron por vergüenza o por miedo a las consecuencias que podían sufrir
ellas mismas o sus hijos".
La
doctora Silvia Chester recalca que la agresión sexual puede tener consecuencias
integrales en la vida de la víctima, especialmente cuando son experiencias
silenciadas durante años, como ocurre con las violaciones crónicas en el ámbito
de las parejas violentas.
"Si hay
circulación social del tema, se facilita la consulta en servicios
especializados que protegen a las víctimas", define. Para
cortar el circuito de agresión y aislamiento, es imprescindible que de "eso" sí se hable.
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