Como es habitual durante sus viajes al exterior, Bergoglio pasó tiempo con los jesuitas locales durante su viaje del 2 al 13 de septiembre a Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur.
En una de sus reuniones respondió a las preguntas que le plantearon los jesuitas y la transcripción de los encuentros fue publicada el 24 de septiembre por La Civiltà Cattolica, la revista jesuita italiana.
Según informó America Magazine, en Timor Oriental, un país donde cerca del 98% de la población es católica, un jesuita preguntó a Bergoglio “cuál es la mejor manera de evitar el clericalismo”.
Según informó America Magazine, en Timor Oriental, un país donde cerca del 98% de la población es católica, un jesuita preguntó a Bergoglio “cuál es la mejor manera de evitar el clericalismo”.
“El clericalismo está en todas partes -respondió- Por ejemplo, en el Vaticano hay una fuerte cultura clerical, que poco a poco está tratando de cambiar. El clericalismo es uno de los medios más sutiles que utiliza el diablo para socavar el Evangelio”.
“Con su preocupación por el estatus y el poder -dijo- el clericalismo es la forma más alta de mundanidad dentro del clero. Una cultura clerical es una cultura mundana. Por eso San Ignacio insiste tanto en examinar la mundanidad, el espíritu del mundo, porque nuestros pecados, especialmente los de los hombres que están en primera línea, estarán allí, en esa esfera; en la mundanidad intelectual, en la mundanidad política”.
“Una manera de recuperar el sentido de la verdadera fe -dijo- es pensar en tu madre y en tu abuela. La fe que te transmitieron no era el clericalismo; era algo más”.
También le pidieron consejo sobre cómo promover el trabajo de “justicia social” de los jesuitas en Timor-Leste, un país con una alta tasa de pobreza.
“Los jesuitas siempre han proclamado el Evangelio y han trabajado para promover políticas sociales y políticas que respeten la dignidad de cada persona -dijo Bergoglio- y ninguno de estos grandes hombres era ‘comunista’; no, promovieron la dimensión social del Evangelio”.
“El día del juicio a ninguno de nosotros se nos preguntará: ‘¿Cómo te comportaste? ¿Ibas a misa todos los domingos? ¿Ibas a las reuniones? ¿Obedeciste al provincial?’” -afirmó el apóstata Bergoglio- No les estoy diciendo que sean desobedientes, obviamente, pero el Señor no nos preguntará estas cosas. En cambio, nos dirá: ‘Tuve hambre, ¿me diste de comer? ¿Tuve sed, ¿me diste de beber? ¿Estuve en la cárcel, me visitaste? ¿Estuve huyendo, me ayudaste?’”.
“Sobre esto seremos juzgados, esto es lo que dijo el Señor. Por lo tanto, la justicia social es parte esencial e integrante del Evangelio”.
Otro jesuita en Dili le preguntó al Sumo Hereje cómo desarrolló el programa de su “pontificado”.
“Fui elegido ‘papa’ sin imaginar que algún día podría serlo”, -mintió- “Pero una vez elegido, pensé en el programa que debía seguir. Lo que los cardenales habían dicho en las reuniones previas al cónclave era lo que yo sentía que debía promover y convertir en programa. Porque cuando uno hace algo sólo con sus propias manos, no es fructífero, no es útil. Cada uno de nosotros debe llevar adelante lo que se le ha confiado, pero con la originalidad de los lugares, de los tiempos y de las personas”.
“Claro que soy de América Latina, y un alemán, por ejemplo, no me entenderá enseguida, porque somos de culturas diferentes. El criterio siempre es: acepta la misión porque te la han dado. A los elegidos Papas se les pregunta si aceptan o no. Pero una vez que has aceptado, no tienes elección: o sigues adelante con tus criterios abstractos, personales, o sigues adelante con lo que la Iglesia te pide. Así es como he desarrollado mi programa”.
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