Por el padre Pablo Sierra López
Quizás, mejor que leerlos seguidos, puede ser interesante ir leyendo cada día uno de sus consejos, buscando como aplicarlo a nuestra vida (sin caer en la tentación de lanzarlos a los demás como un dardo, por aquello de la viga en el propio ojo…).
¡Qué sean de provecho para el alma en este tramo final del año litúrgico!
En camino de conversión, luchando contra el pecado
● Huye del canto de sirenas, hermana mía, no vaya a resultar que por prestar oídos complacientes a lo terreno, te desvíes del camino recto y des con el escollo o te engulla el abismo.
● El diablo se introduce al interior del alma a través de los sentidos corporales.
● Son libres aquellos a quienes no acusa su conciencia.
● Quienes tienen una conciencia culpable, aunque estén libres, se ven aprisionados por negras angustias como de cárcel.
● Gran pecado ante Dios es injuriar al ausente y desacreditar la conducta del prójimo. No hay en esto ni rastro de caridad.
● Que tu conciencia sea siempre inocente, y tus palabras limpias de culpa. Lo que es reprobable, no debes gustar ni de oírlo ni de pensarlo, mucho menos de decirlo o de hacerlo.
Vida de fe
● No es capaz de dar cabida en sí mismo a la dulzura del Verbo de Dios y a la suavidad del Espíritu Santo el corazón que se ve agitado con tantos obstáculos mundanos y acribillado con las espinas de las inquietudes temporales.
● Allá en lo alto de los Cielos hay que buscar tu tesoro.
● Protege tu corazón con el escudo de la fe contra los que vieres disconformes con tus promesas y arma tu frente con el trofeo de la Cruz contra la que diere silbidos comprometedores de tus votos.
● Todo lo que Dios ha hecho es bueno, pero Él ha de ser amado más que todas las cosas.
● Ama con mayor afecto del que eres amada.
● Debes andar solícita de lo que te da hermosura a las miradas de Dios.
● Regocíjate del progreso de las almas y llora sus caídas.
● Muéstrate alegre en Dios con gozo sereno del espíritu.
● Llora tu destierro en el mundo, porque los que lloran según Dios son felices y hallarán consuelo.
● Mantén siempre un ánimo ecuánime y equilibrado, de modo que ni te doblegues por la adversidad ni te engrías por la prosperidad.
● Serás feliz si lo mismo en la prosperidad que en la adversidad, das gracias a Dios y estimas la presente vida como humo y vapor que al instante se disipan.
Nuestra unión con Cristo
● Cristo es verdadero esposo, es un hermano, es un amigo, es tu herencia, es tu premio: es tu Dios y Señor. En Él tienes al Esposo a quien debes amar.
● Tu amor a Cristo será mi gracia de perdón y esperanza de remisión.
● Aparta tus ojos de las falsas apariencias de este mundo. Haz blanco de tu espíritu a Cristo sentado a la diestra de Dios.
● Nuestra paz es Cristo, y el lugar de su reposo es un corazón puro.
● Aspira a tal vestido para tu alma que agrade al Hijo Único del Padre Celestial, de modo que, desdeñando el esplendor del cuerpo, únicamente procures adornar el espíritu con santas costumbres.
● Si mantuvieres la alianza que has pactado con Cristo, te será otorgada la corona de los que obran el bien.
Santidad en la Hispania Visigotica
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