Irlanda dejó el pasado martes de proteger el derecho a la vida antes de nacer. La Octava Enmienda de la Constitución ha sido revocada por el presidente de la República, Michael D. Higgins, cumpliendo así el mandato del referéndum celebrado en junio.Una nueva enmienda, la 36, ha abierto el camino a la primera ley del aborto en el país.
Desde esta semana, ningún país de Europa Occidental reconoce en sus Constituciones el derecho de los niños a nacer; tampoco la Unión Europea en su carta de derechos, considerada la más avanzada del mundo.
Los próximos pasos en Irlanda conducirán a una ley del aborto. Aún no se sabe en qué circunstancias será legal abortar en un país que, hasta ahora, protegía expresamente el derecho a la vida de todos. El aborto sigue siendo ilegal en Irlanda del Norte, que es una provincia autónoma del Reino Unido.
El Taoiseach –primer ministro–, Leo Varadkar, del partido de centro-derecha Finne Gael, se ha declarado partidario de un sistema de plazos para abortar, combinado con un sistema de supuestos.
Este gobernante propone que, durante las primeras doce semanas de gestación, abortar la vida de un bebé sea una decisión discrecional de la madre.
Además, se podría abortar en Irlanda en el caso de enfermedad del bebé, en caso de violación o cuando corra peligro la salud de la madre.
El cambio legislativo en Irlanda es un éxito para el movimiento pro-aborto en el mundo. Organizaciones como Amnistía Internacional se volcaron en la campaña del referéndum, pidiendo el voto para revocar la Octava Enmienda de la Constitución. Los jóvenes votaron masivamente por el aborto, lo que sugiere que, al menos en Europa, la vida humana tiene un valor muy relativo para toda una generación.
Antes de intentar siquiera revertir las leyes del aborto, quizá sea preciso volver a educar en el respeto a la vida y la dignidad de cada ser humano. Llevará tiempo, pero no hay un minuto que perder: a Europa le va su propia existencia en este enorme reto.
Se empieza en casa y se apoya desde la escuela, pero, ¿están las familias europeas por la labor? Los políticos ya se ve que no.
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