¡Bienaventurado San José,
a quien la Beatísima Trinidad
hizo custodio de Jesús,
que era la inocencia misma,
y de María, Virgen Inmaculada!
Proteged la inocencia de los niños,
alejad de ellos el contagio del vicio
y de los malos ejemplos;
inspiradles odio al pecado
y amor a la virtud.
Hacedles comprender desde sus tiernos años
quela felicidad del cristiano
consiste en cumplir fielmente
la ley santa del Señor.
Hacedles amar y respetar
a la Santa Iglesia, nuestra Madre
y a todos sus ministros,
para que, caminando siempre
por la senda de la justicia,
conserven puras sus almas
y sean dignos de las complacencias
del Cordero inmaculado,
que se apacienta entre azucenas
y de la Reina de las Vírgenes,
María Santísima
Amén
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