Por Phil Lawler
Así como el arzobispo Salvatore Cordileone exhortó a los fieles católicos a rezar por la Portavoz rebelde, para que ella pudiera tener una "conversión del corazón", un sonriente papa Francisco la saludó en el palacio apostólico, dando al mundo un indicio de que no estaba en nada perturbado por su promoción explícita del aborto a pedido.
El Arzobispo Cordileone, arzobispo de [la diócesis de] Pelosi, le dijo al mundo que el apoyo de la Portavoz al aborto es incompatible con su fe católica. Pero su sesión fotográfica con el sumo pontífice probablemente anulará cualquier impresión que la apelación del Arzobispo haya causado en el público en general.
Hace menos de un mes, el papa dijo a los periodistas que "el aborto es un asesinato". Ahora ha saludado a una de las principales defensoras estadounidenses de esta práctica. Su encuentro con Pelosi fue mucho más cálido que su encuentro, unos meses antes, con el ex presidente Trump. De hecho, dedicó más tiempo a la Portavoz que a los cardenales que presionaron con preguntas sobre cuestiones doctrinales urgentes, en la dubia. Por supuesto, el papa Francisco puede transmitir desaprobación, ya sea negándose a reunirse con personas prominentes o enviando un mensaje inequívoco con su lenguaje corporal durante la foto obligatoria. No se mostró ningún indicio de tal desaprobación con Pelosi.
Antes de su reunión con el papa, la Portavoz Pelosi visitó al cardenal Peter Turkson, cuya oficina anunció que estaba feliz de hablar con ella sobre el medio ambiente, la atención médica, la migración y los derechos humanos. Bueno, algunos derechos humanos. El cardenal Turkson preside el nuevo departamento del Vaticano con el extraño nombre: el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral. Pero aparentemente no encontró tiempo para hablar con la política estadounidense sobre el desarrollo humano que tiene lugar en el útero.
Luego, después de su encuentro con el papa, Pelosi se dirigió a la iglesia de San Patricio en Roma, donde un útil rector programó su segunda lectura. ("De hecho, la Palabra de Dios es viva y eficaz ... todo está desnudo y expuesto a los ojos de Aquel a quien debemos dar cuenta"). Desafortunadamente, la Portavoz abandonó la Iglesia poco después de que comenzara la Misa, y el rector le dijo a la asamblea que ella se había ido debido a un "incidente de seguridad", dando a los simpatizantes [de la Portavoz] la oportunidad de insinuar que personas pro-vida intemperantes habían amenazado su seguridad. (En realidad, el "incidente de seguridad" fue una manifestación de personas que reclamaban por sus libertades ante los encierros y contra el "pasaporte verde" que marchaban cerca de la Iglesia, por razones no relacionadas con la presencia de Pelosi).
El momento de la visita de Pelosi no fue accidental. Oh, sí, se dijo que asistía a una reunión de legisladores en Roma. Pero, ¿se ha visto algún informe de esa reunión? ¿Alguna foto de portada, de las que coleccionó en el Vaticano? No; su negocio con la santa sede era más importante que el encuentro internacional.
En unas semanas, los obispos estadounidenses se reunirán en Baltimore para discutir una declaración sobre "coherencia eucarística" (es decir, si apoya, por ejemplo, el aborto, no puede presentarse para recibir la Comunión). La pregunta más importante sobre esta declaración es cómo manejará el problema creado por políticos católicos como Pelosi y el presidente Biden, quienes continúan argumentando que su apoyo al aborto puede reconciliarse con su profeso catolicismo. La misión de Pelosi en Roma era persuadir a los prelados estadounidenses de que no debían tomar una línea recta sobre este tema. Y seamos realistas: el Vaticano ha dado un gran impulso a esta misión.
Irónicamente, el día después de saludar a Pelosi, el papa Francisco abrió un nuevo Sínodo de Obispos, insertando un proceso que anunció como una "sesión de escucha" mundial sin precedentes, reuniendo ideas de las partes interesadas de todo el mundo sobre cómo se podría reformar la Iglesia. ¿Por qué, entonces, el Vaticano no está escuchando las súplicas del movimiento provida, las súplicas de honestidad y coherencia?
El papa Francisco pidió una "Iglesia sinodal", caracterizada por un liderazgo descentralizado. ¿Por qué, entonces, no respeta que los líderes de la jerarquía de América hablen a sus propios rebaños sobre una cuestión moral fundamental? ¿Por qué ha socavado la iniciativa tomada por el propio Arzobispo de Pelosi?
Hace tres años, cuando la Conferencia de Obispos Estadounidenses programó una declaración sobre el escándalo McCarrick, el Vaticano envió una "solicitud" de último momento para archivar la discusión, y los Obispos Estadounidenses se vieron obligados a obedecer. Si las señales enviadas por la visita de Pelosi a Roma son un indicio, el Vaticano ahora espera que los Obispos Estadounidenses no insistan en la cuestión de la coherencia eucarística. Esperamos y rezamos para que, en aras de la "sinodalidad", los Obispos Estadounidenses ignoren este mensaje y tomen una posición valiente: por la verdad y por la vida.
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