Parolín, “cardenal” secretario de Estado habló durante la presentación del libro del vaticanista Ignazio Ingrao: “Cinco preguntas que agitan a la Iglesia”.
La presentación del libro “Cinco preguntas que agitan a la Iglesia” de Ignazio Ingrao ocurrida en la tarde del 24 de abril, fue el marco donde Parolin hizo gala de su pobreza intelectual y que el cargo de secretario de Estado que le adjudicó Bergoglio le queda demasiado grande.
Fue Parolin quien explicó cada una de las cuestiones que plantea el libro, empezando por la de las “reformas” durante el “pontificado” de Bergoglio.
El “cardenal” dijo: “Esto que para algunos suena a amenaza y para otros a ilusión: ¿existe el riesgo de una vuelta atrás?” Para intentar dar una respuesta, Parolin recurrió a las palabras de la Carta de Santiago: “Tened, pues, paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor...”.
Y añadió: “El ‘discernimiento’, que no es simple intuición, sino fruto de la oración continua en el ‘espíritu’, indicará, en el tiempo relajado de quien sabe ser paciente, cómo continuar y qué cosa debe hacerse institucional. Precisamente porque es acción del ‘espíritu’, no puede haber vuelta atrás”.
Parolin recordó que la conocida frase latina “Ecclesia semper reformanda”, significa que la Iglesia debe ser siempre ‘reconducida a su forma propia’. Lumen Gentium lo expresa así: ‘Mientras Cristo no conoció pecado’, la Iglesia ‘que incluye a los pecadores en su seno tiene ‘necesidad de purificación”, avanzando por el camino de la penitencia y de la renovación”.
Parolin también hizo una referencia a la “exhortación apostólica” bergogliana Evangelii Gaudium, como respuesta a otra de las preguntas del libro: “¿Adónde ha llegado la Iglesia ‘en salida’? ¿Cuánto se aleja la Iglesia de la realidad actual, a pesar de sus esfuerzos?”. Parolin dijo: “¿Qué ha sido de aquella ‘alegría del redescubrimiento’ del Evangelio?. El gran riesgo del mundo actual es una tristeza individualista”.
A continuación, sobre la primera pregunta del libro, Parolin haciendo un despliegue de cursilería y superficialidad dijo: “Los jóvenes con ‘sensibilidad ecológica y social’, con una profunda atención a los tiempos y a los desafíos del ‘pontificado’, cuyos verdaderos sentimientos y capacidad de soñar, deben ser despertados de nuevo”.
Sobre la segunda cuestión, centrada en la “fascinación” padecida en Europa y sobre todo en América Latina por las sectas pentecostales, el “cardenal” dijo entre otras cosas: “La Iglesia ha elegido a ‘los pobres’ y ‘los pobres’ han elegido a los pentecostales”. Parolin quiso reiterar lo que Ratzinger y Bergoglio han querido imponer a lo largo de sus “pontificados”: “La Iglesia no crece por proselitismo, sino por atracción”.
La tercera pregunta del libro se refiere a la “apertura a los laicos y a las mujeres”: “¿Es real o sólo una fachada?”, se preguntaba Ingrao en su libro. Y Parolin responde precisamente con las palabras del libro en las que recuerda las experiencias de mujeres que para Francisco “tienen un punto de vista privilegiado” y que se narran “en la exhortación postsinodal Querida Amazonia. Mujeres que ofrecen una contribución a la Iglesia a su manera, prolongando la ternura de María, la Madre. Mujeres que son uno de los temas centrales del sínodo sobre la sinodalidad, del que se está preparando la segunda fase. Se pone el acento en la relación entre el sínodo de la iglesia universal y las cuestiones y expectativas que surgen de los ‘caminos sinodales’ emprendidos por cada una de las iglesias locales”.
La cuarta pregunta está relacionada con el comienzo y el final de la vida, las fronteras de la medicina y las cuestiones “de género”. “Son temas necesitados de mucha reflexión -dijo Parolin- para los que es necesario dar pasos con absoluta prudencia. No se trata de buscar respuestas más o menos acordes con los tiempos o alineadas en defensa de una moral traslaticia. Se trata más bien de hacer madurar un ‘nuevo humanismo’ que, enraizado en el ‘personalismo cristiano’, sepa responder a los interrogantes de hoy”.
La tercera pregunta del libro se refiere a la “apertura a los laicos y a las mujeres”: “¿Es real o sólo una fachada?”, se preguntaba Ingrao en su libro. Y Parolin responde precisamente con las palabras del libro en las que recuerda las experiencias de mujeres que para Francisco “tienen un punto de vista privilegiado” y que se narran “en la exhortación postsinodal Querida Amazonia. Mujeres que ofrecen una contribución a la Iglesia a su manera, prolongando la ternura de María, la Madre. Mujeres que son uno de los temas centrales del sínodo sobre la sinodalidad, del que se está preparando la segunda fase. Se pone el acento en la relación entre el sínodo de la iglesia universal y las cuestiones y expectativas que surgen de los ‘caminos sinodales’ emprendidos por cada una de las iglesias locales”.
La cuarta pregunta está relacionada con el comienzo y el final de la vida, las fronteras de la medicina y las cuestiones “de género”. “Son temas necesitados de mucha reflexión -dijo Parolin- para los que es necesario dar pasos con absoluta prudencia. No se trata de buscar respuestas más o menos acordes con los tiempos o alineadas en defensa de una moral traslaticia. Se trata más bien de hacer madurar un ‘nuevo humanismo’ que, enraizado en el ‘personalismo cristiano’, sepa responder a los interrogantes de hoy”.
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