Cuando se trata de apariciones y mensajes supuestamente venidos del Cielo, ser prudente es ciertamente sabio. Depende de nosotros mismos hacer todo lo posible para discernir.
Pero uno puede ser excesivamente prudente, especialmente cuando la Autoridad normal de la Iglesia está ella misma en confusión. Una cosa es cierta: del mismo modo que no habría billetes de banco falsos si no hubiera billetes auténticos en circulación, tampoco habría Mensajes del Cielo falsos si no hubiera auténticos a los que imitar. Depende de nosotros mismos hacer todo lo posible para discernir.
Escuchemos una serie de Mensajes recientes procedentes de Texas, Estados Unidos.
La serie comenzó con un Mensaje introductorio supuestamente de Nuestra Señora -que el “supuestamente” se dé por sentado y no se repita en todo lo que se cite en adelante en estos “Comentarios” de estos Mensajes. Los “Comentarios” no tienen autoridad para garantizar la autenticidad de los Mensajes de Texas, pero los toman lo suficientemente en serio como para considerar que vale la pena citarlos. Esperamos que los lectores juzguen por sí mismos. He aquí, por ejemplo, algunos extractos del primer Mensaje de Nuestra Señora:
8 de febrero: Hijos, la batalla se avecina y estáis dormidos. Yo vengo a despertaros; como una buena madre que, estando vigilante y velando por sus hijos, y viendo el creciente peligro, sacude a sus hijos para que no perezcan sin luchar. Hijos, estos son los tiempos anunciados desde antiguo, en los que la serpiente tres veces maldita envenenará a muchos, e interferirá en lo que es Nuestro, y se levantará para confundir a las naciones con sus títeres, sus siervos, para destruir todo lo que es de Dios, y gobernar en Su lugar. El anhelo del Diablo de ser adorado y su odio a Dios le han llevado a preparar, durante siglos, lo que ahora se está desvelando ante vuestros ojos. ...
He venido a vosotros, hijos, una y otra vez, año tras año, para advertiros... pero cuán pocos de vosotros me habéis comprendido, y os habéis puesto a mi disposición para que Yo forme Mi ejército de luz. Hijos, ya no queda tiempo. La batalla, Nuestro contraataque, comienza con estas Palabras, que os damos como Luz, Protección, Guía y Consuelo. No las ignoréis... os darán la guía que necesitáis, ahora que Mi Iglesia está sin pastor que cuide de Mis ovejas, de Mis hijos. . . Quieren destruiros, hijos... recibid mis Palabras de amor y consuelo.
Estáis heridos, hijitos míos, unos más, otros menos, pero todos lleváis heridas -de vuestras propias decisiones, del odio de Satanás- y todos necesitáis Nuestra curación, todos necesitáis Nuestra ayuda. Hijos míos, os entrego de nuevo a mi Jesús, os lo entrego con todo mi Amor personal... como vuestro Rey... vuestro Salvador y Redentor... sólo Él, hijos. Sólo Él salva. Sólo Él purifica. Sólo Él cura... No os confundáis. Muchas voces intentan, e intentarán, pasar como Suyas. Muchos dicen y dirán que hacen todo en Su nombre. Pero mirad sus obras. Mirad los frutos, hijos. NO LOS IGNORÉIS.
Y Yo, vuestra Madre, os prepararé para recibir el Don supremo de la Fe luminosa en el centro de vuestra alma para poder afrontar los tiempos presentes y venideros, en los que todo lo que parecía estable se derrumbará... Bienaventurado aquel que recibe estas Palabras y las deja dar su fruto...
El texto completo es bastante más largo, y los extractos citados más arriba no transmiten el sentido de urgencia de Nuestra Señora, como si estuviéramos al borde mismo de la gran batalla que va a estallar. El pequeño centro católico de Texas que recibe estos Mensajes tiene su propio sitio web Mission of Divine Mercy.
La serie comenzó con un Mensaje introductorio supuestamente de Nuestra Señora -que el “supuestamente” se dé por sentado y no se repita en todo lo que se cite en adelante en estos “Comentarios” de estos Mensajes. Los “Comentarios” no tienen autoridad para garantizar la autenticidad de los Mensajes de Texas, pero los toman lo suficientemente en serio como para considerar que vale la pena citarlos. Esperamos que los lectores juzguen por sí mismos. He aquí, por ejemplo, algunos extractos del primer Mensaje de Nuestra Señora:
8 de febrero: Hijos, la batalla se avecina y estáis dormidos. Yo vengo a despertaros; como una buena madre que, estando vigilante y velando por sus hijos, y viendo el creciente peligro, sacude a sus hijos para que no perezcan sin luchar. Hijos, estos son los tiempos anunciados desde antiguo, en los que la serpiente tres veces maldita envenenará a muchos, e interferirá en lo que es Nuestro, y se levantará para confundir a las naciones con sus títeres, sus siervos, para destruir todo lo que es de Dios, y gobernar en Su lugar. El anhelo del Diablo de ser adorado y su odio a Dios le han llevado a preparar, durante siglos, lo que ahora se está desvelando ante vuestros ojos. ...
He venido a vosotros, hijos, una y otra vez, año tras año, para advertiros... pero cuán pocos de vosotros me habéis comprendido, y os habéis puesto a mi disposición para que Yo forme Mi ejército de luz. Hijos, ya no queda tiempo. La batalla, Nuestro contraataque, comienza con estas Palabras, que os damos como Luz, Protección, Guía y Consuelo. No las ignoréis... os darán la guía que necesitáis, ahora que Mi Iglesia está sin pastor que cuide de Mis ovejas, de Mis hijos. . . Quieren destruiros, hijos... recibid mis Palabras de amor y consuelo.
Estáis heridos, hijitos míos, unos más, otros menos, pero todos lleváis heridas -de vuestras propias decisiones, del odio de Satanás- y todos necesitáis Nuestra curación, todos necesitáis Nuestra ayuda. Hijos míos, os entrego de nuevo a mi Jesús, os lo entrego con todo mi Amor personal... como vuestro Rey... vuestro Salvador y Redentor... sólo Él, hijos. Sólo Él salva. Sólo Él purifica. Sólo Él cura... No os confundáis. Muchas voces intentan, e intentarán, pasar como Suyas. Muchos dicen y dirán que hacen todo en Su nombre. Pero mirad sus obras. Mirad los frutos, hijos. NO LOS IGNORÉIS.
Y Yo, vuestra Madre, os prepararé para recibir el Don supremo de la Fe luminosa en el centro de vuestra alma para poder afrontar los tiempos presentes y venideros, en los que todo lo que parecía estable se derrumbará... Bienaventurado aquel que recibe estas Palabras y las deja dar su fruto...
El texto completo es bastante más largo, y los extractos citados más arriba no transmiten el sentido de urgencia de Nuestra Señora, como si estuviéramos al borde mismo de la gran batalla que va a estallar. El pequeño centro católico de Texas que recibe estos Mensajes tiene su propio sitio web Mission of Divine Mercy.
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