Por Peter Kwasniewski
La ceremonia de esponsales es la forma en que las parejas católicas se comprometen formalmente, haciendo una promesa solemne de casarse y pidiendo la bendición de la Iglesia en su tiempo de preparación y en su eventual matrimonio. Como revelan las fotos y los textos, es una ceremonia rica que merece ser redescubierta y practicada a gran escala.
Como mencioné en el pasado, me encontré por primera vez con esta ceremonia en el Thomas Aquinas College (1990-1994), donde en realidad era bastante popular, aunque nunca antes había oído hablar de ella. Posteriormente supe que esta costumbre se encuentra en muchas de las universidades de la “Guía Newman”, por ejemplo, la Universidad Cristiana; y también fue llevada al Colegio Católico de Wyoming. El rito varía en ciertos pequeños detalles de un lugar a otro o de un libro a otro, pero el esquema básico es siempre el mismo. Aquellos que deseen leer más al respecto deben visitar el sitio web del Rito de Compromiso Latino (en ingles aquí).
Se podrían decir muchas cosas sobre la conveniencia de solemnizar un compromiso de esta manera centenaria, pero quizás los beneficios más obvios son que eleva la promesa mutua de un acto meramente humano a un acto bendecido por Cristo y la Iglesia, que santifica y purifica las intenciones de la pareja, y pide las gracias de Dios para un compromiso pacífico y casto. También sirve, para cualquier otra persona que asista, como un testimonio de la Fe Católica que la pareja comparte y de su ferviente deseo de entrar en el honorable estado del matrimonio cristiano, tan bajo fuego hoy. De esa manera es a la vez contracultural y evangelístico.
Y, por último, debido a que muchas personas están nerviosas en estos días, vale la pena enfatizar que no se necesita permiso (o nunca se podría necesitar) para que un sacerdote realice este compromiso formal y bendición.
Cuando un hombre y una mujer cristianos tienen la intención de comprometerse en matrimonio, es digno de alabanza y de acuerdo con la antigua costumbre eclesiástica que el compromiso sea solemnizado y bendecido por la Iglesia.
Hombre: En el nombre de nuestro Señor, te prometo que un día te tomaré como mi esposa, de acuerdo con las ordenanzas de Dios y la santa Iglesia. Te amaré incluso como a mí mismo. Te guardaré fe y lealtad, y así en tus necesidades te ayudaré y consolaré; las cuales cosas y todo lo que el hombre debe hacer a su desposada, te prometo hacértelo a ti y guardarlo por la fe que es en mí.
Mujer: En el nombre de nuestro Señor, yo, en la forma y manera en que te prometiste a mí, declaro y afirmo que un día me uniré y me obligaré a ti, y te tomaré como mi esposo. Y todo lo que me has prometido, te lo prometo cumplir y guardar, por la fe que hay en mí.
Mujer: En el nombre de nuestro Señor, yo, en la forma y manera en que te prometiste a mí, declaro y afirmo que un día me uniré y me obligaré a ti, y te tomaré como mi esposo. Y todo lo que me has prometido, te lo prometo cumplir y guardar, por la fe que hay en mí.
Sacerdote: Doy testimonio de vuestra solemne proposición y os declaro comprometidos. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
El hombre toma el anillo y lo coloca primero en el dedo índice de la mano izquierda de la mujer, diciendo: “En el nombre del Padre”, luego en el dedo medio, añadiendo, “y del Hijo”, colocándolo finalmente y dejándolo en el dedo anular, concluye, “y del Espíritu Santo”.
El sacerdote abre el misal al principio del Canon, y presenta la página impresa con la crucifixión para ser besada primero por el hombre y luego por la mujer.
“Que Dios bendiga vuestros cuerpos y vuestras almas. Que derrame Su bendición sobre vosotros como bendijo a Abraham, Isaac y Jacob. Que la mano del Señor esté sobre vosotros, que Él envíe a Su santo Ángel para que os guarde todos los días de vuestra vida. Amén. ¡Podéis ir en paz!”
¡Felicitaciones, Vincent y Julie Ann!
New Liturgical Movement
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