Por John-Henry Westen
En una perorata del papa Francisco en la que baja la guardia y permite que sus colores izquierdistas se muestren más que en el pasado, Bergoglio dijo sobre los manifestantes anti-encierro, “nunca encontrarás a esas personas protestando por la muerte de George Floyd, o uniéndose a una manifestación porque hay barrios marginales donde los niños carecen de agua o educación, o porque hay familias enteras que han perdido sus ingresos”.
Sus comentarios vienen en un adelanto de la nueva entrevista de Bergoglio con el periodista izquierdista del Vaticano Austen Ivereigh.
En él, Bergoglio arremete contra los manifestantes anti-encierro, diciendo: "ellos afirman, por ejemplo, que estar obligado a usar una máscara es una imposición injustificada del estado". Él los llama "víctimas solo en su propia imaginación".
Pero el propio Bergoglio no está tan preocupado por el uso de máscaras en su propia casa, ni en grandes reuniones. Ayer mismo, en el Vaticano, se reunió con jugadores de la NBA y funcionarios de la Asociación Nacional de Jugadores de Baloncesto. El encuentro se desarrolló en el interior, sin máscaras, y también sin distanciamiento social.
Bergoglio aparentemente solicitó la reunión en la que discutieron “los esfuerzos de la NBA para promover la igualdad racial y la justicia social”. La NBA había pintado "Black Lives Matter" en la cancha a lo largo de su línea lateral, y se había puesto "Igualdad" y otros dichos en sus camisetas.
A pesar de la frustración que puede causar este arrebato de Bergoglio, en realidad es mucho menos perturbador y dañino que los errores doctrinales que ha expuesto, como los de los católicos divorciados vueltos a casar, las uniones civiles homosexuales, las parejas transgénero, la Declaración de Abu Dhabi, sobre la convivencia y mucho más.
Entonces, aunque estemos tentados a enojarnos, ofrezcamos cualquier sentimiento de frustración y oremos con fervor por la conversión del papa. Sí, 'conversión'. Recuerde, ese fue el consejo del obispo Athanasius Schneider: orar por la conversión del papa Francisco. Y el obispo Schneider también nos dio el mejor remedio a la confusión doctrinal del papa cuando lanzó su 'declaración de verdades' con el cardenal Raymond Burke.
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