Por Ana Beatriz Becerra
Desde que la OMS declaró al Covid 19 como una pandemia, un enemigo de la humanidad, el continuo bombardeo informativo, la obligada cuarentena, el distanciamiento social y otras medidas de mitigación -pero en especial la posibilidad cierta de morir-, están afectando la salud mental de las personas.
Al respecto de esta experiencia de fragilidad extrema, Portaluz conversó con el doctor Guillermo Restrepo Sánchez, médico y cirujano, especialista en psiquiatría y subespecialista en neuropsiquiatría geriátrica en la universidad de Illinois.
“Esta es una situación, una crisis nueva para todos y por ende causa un gran estrés, debido a un estímulo real, amenazante: un virus que puede afectar la salud y nos enfrenta diariamente a la posibilidad de si vamos a vivir o no vamos a vivir. Obviamente esto genera algunas consecuencias… el miedo, sentimientos de inseguridad, de incertidumbre. Produce mucha angustia, mucha frustración y rabia”, destacó el doctor Restrepo (en imagen abajo).
- Fundamentalmente cuando la persona empieza a notar que sus pensamientos desbordan la opción de pensar en medio de las dificultades, en medio de lo real que nos afecta esta situación. Cuando esa estructura de pensamiento no deja espacio para pensar (o disfrutar) algo agradable (…) Entonces si las personas ven que ciertos pensamientos persistentes les causan miedo, una angustia insoportable, un llanto ocasional en medio del desánimo, deben acudir al psicólogo. Este debe ejercer una acción terapéutica en el aquí y el ahora, que le permita al individuo desahogarse y expresarse. Ahí vamos a notar si sus pensamientos corresponden de manera exacta a una realidad o está desbordando esa realidad con ideas catastróficas, con ideas mucho más dolorosas que la realidad. Pero si esto no es suficiente para que el paciente pueda canalizar su dificultad real y si -debido a la ansiedad y la angustia- empiezan a padecer perturbaciones del sueño, deben recurrir al psiquiatra.
- ¿La fe, la práctica religiosa es un factor protector ante los efectos nocivos del miedo?
- En el mundo de hoy, desafortunadamente, el ser humano abandonó esa perspectiva de dialogo hacia lo superior, hacia lo divino, hacia lo sagrado. En fin, se desprendió por prepotencia existencial de esa influencia externa que es salvadora frente a situaciones que se nos salen de las manos y que nos muestran nuestra vulnerabilidad, los límites de la condición humana. Seguramente algunos lectores dirán: ‘Bueno y yo que no creo, yo que no tengo espiritualidad ni la ejercité durante mi existencia hasta ahora, ¿qué me puede ayudar?’ Pues a él le vamos a sugerir, por supuesto, primero que todo, no olvidarse que el miedo es contagioso; y por lo tanto debemos elegir qué hacer con ese miedo. Para canalizarlo de manera adecuada el ejercicio moderado es muy importante, porque eleva las endorfinas, una especie de tranquilizante del propio del organismo. También el contacto con la naturaleza o la contemplación de imágenes de la naturaleza, siempre disipa, relaja, eleva el ánimo. Hay otras actividades muy buenas que ayudan como la música favorita, cantar, bailar, danzar o cualquier otra expresión corporal que te permita salir de esa dimensión obsesiva de un peligro y centrarte en toda esa existencia que aflora durante el movimiento, durante la música y durante el canto. También pintar, jugar en familia y, por favor, ojalá podamos reír, pues esto mata el miedo. Pero nos quedan dos opciones espirituales muy interesantes: la de meditar y la de rezar u orar. Motivarnos hacia Dios, mediante la oración, es admitir nuestro límite y, segundo, es recurrir a esa Inteligencia Suprema que nos favorece hacer lo adecuado y lo indicado. Esa inteligencia superior, amorosa y misericordiosa, que por fe favorece nuestra existencia. Esto, desde el punto de vista psicológico y desde el punto de vista biológico, causa un efecto favorable en el ánimo, en la cordura, en la moderación, en la actitud prudente y en la actitud adecuada. Orar es fundamental. Para quienes nos gusta el santo rosario les sugiero vivan esta experiencia hermosa de hacer el rosario en acción de gracias a Dios y con la mediación de nuestra madre María. Yo me atrevería a decir paradójicamente que si la gente leyera la palabra del Señor -desde el punto de las opciones y de las decisiones adecuadas para los momentos difíciles- de pronto no necesitarían de psicólogos y ni de psiquiatras. O para aquellos que no quieran excluir la experiencia de Dios en el psicólogo y en el psiquiatra en Eclesiástico capítulo 38 hay una expresión muy hermosa que dice: “El buen creyente no desdeña su médico y sus misturas, porque también a él lo creó el Señor para sanar”. En estos momentos de real dolor, de real angustia, de real desespero para muchas personas, les recomiendo un salmo precioso que ayuda: es el salmo 25. Van a sentir, a experimentar en la súplica del salmo, cómo Dios va sosegando y tranquilizando el alma, la mente que está en desespero, que está en profundo miedo y en profunda angustia.
- Doctor, se estima que es muy posible superemos el millón de fallecidos por Covid 19 en el mundo. Algunos ya lo proyectan como un apocalipsis…
- Hay mucha gente orando (…) y existe un Dios infinitamente misericordioso que nos valora a cada uno, que nos dio la inteligencia para asumir las soluciones posibles, si lo buscamos a Él. Aunque Dios -perdona esta expresión- si le da la reverendísima gana, en su misericordia es capaz de apagar todo incendio, de cancelar toda acción mala de los microorganismos que destruyen al ser humano. Pero dentro de la realidad (nuestra tarea es) buscar esa misericordia del Señor con mucha oración; y tendremos muchas posibilidades de continuar la obra, porque todo esto que está ocurriendo nos debe generar un concepto muy importante: ¡Tenemos que cambiar! Mira las ironías de la vida: mientras estamos destruyendo lo natural en el ser humano, la unión de las parejas heterosexuales; la destrucción de los niños en su vientre, como una justificación de libertad y de derecho propio; mira como ahora todos se encierran en las casas para defender sus propias vidas. Ojalá esto ayude a reflexionar -creyentes y no creyentes- en lo más valioso que nos pudo dar Dios para que lo sintiéramos en todo momento: la vida. Por tanto, mientras haya vida la esperanza seguirá porque habrá quien suplique al Todopoderoso que se apiade de esta humanidad que lo abandonó.
Portaluz
No hay comentarios:
Publicar un comentario