Por María Ferraz
La imposición de manos y bendición por parte de un cura sobre Francisco (a quien le gusta teatralizar la escena y bajar la cabeza "humillándose" para mostrar sumisión ante todo lo que no sea el Santísimo Sacramento, principalmente delante de chamanes, líderes judíos, o de la secta protestante, hinduistas o musulmanes) en agosto de este año ya es grotesco, porque es el obispo de Roma el que tiene la plenitud del sacerdocio y representa a Cristo (sino fuera un impostor).
Y si además el apellido alemán del sacerdote significa traducido "fin del trabajo o la jornada" es como si infundiese a Bergoglio esta realidad, o sea, que le queda poco como papa de la Iglesia Católica ya que está entrando en su papel más descarado de organizador supremo de la Nueva Religión Mundial.
Este acto ampliamente difundido por la prensa puede significar para los masones, un modo de decir pública y abiertamente que el fin del papado como tal ya ha llegado.
Ya hemos comprobado como Francisco ridiculiza o se distancia del cargo de pontífice de varias formas: al principio quiso llamarse “obispo de Roma” en lugar de el Papa, se negó a vestir las piezas que le correspondían cuando salió al balcón recién elegido (fraudulentamente), se negó a calzarse los zapatos rojos, excluyó el oro de su anillo de pescador, oro vinculado al título de rey-papa, y vive en un apartamento de santa Marta como otro clérigo más.
Más reciente vimos el gesto de no permitir que besaran su anillo retirando groseramente la mano o se tiró por los suelos para besar los pies de unos políticos del Sudán, a la vez que se niega a hacer la genuflexión en la consagración de la misa ni frente al Santísimo (lo cual es lógico porque no cree que Jesús sea Dios, según su amigo Scalfari)
Así, avergonzando el cargo de Vicario de Cristo ha renegado de Cristo y al mismo tiempo, de Su Iglesia que es la única que salva.
Este acto ampliamente difundido por la prensa puede significar para los masones, un modo de decir pública y abiertamente que el fin del papado como tal ya ha llegado.
Ya hemos comprobado como Francisco ridiculiza o se distancia del cargo de pontífice de varias formas: al principio quiso llamarse “obispo de Roma” en lugar de el Papa, se negó a vestir las piezas que le correspondían cuando salió al balcón recién elegido (fraudulentamente), se negó a calzarse los zapatos rojos, excluyó el oro de su anillo de pescador, oro vinculado al título de rey-papa, y vive en un apartamento de santa Marta como otro clérigo más.
Más reciente vimos el gesto de no permitir que besaran su anillo retirando groseramente la mano o se tiró por los suelos para besar los pies de unos políticos del Sudán, a la vez que se niega a hacer la genuflexión en la consagración de la misa ni frente al Santísimo (lo cual es lógico porque no cree que Jesús sea Dios, según su amigo Scalfari)
Así, avergonzando el cargo de Vicario de Cristo ha renegado de Cristo y al mismo tiempo, de Su Iglesia que es la única que salva.
Francisco se ha codeado con todo tipo de pecadores sin llamarlos a la conversión, como sería su obligación: ateos, actrices porno, transexuales, maricas, actores, políticos y conferenciantes abortistas y homosexualistas, comunistas como él y teólogos de la liberación, y es porque se encamina a dirigir una religión mundial en la que caben todos tal como son, o sea, pecadores que no necesitan arrepentirse porque, también como dijo Scalfari, Francisco no cree en la condenación de las almas.
*la idea está basada en una exposición del canal de youtube Ecusatom aunque la explicación no coincida
Religion, la Voz Libre
*la idea está basada en una exposición del canal de youtube Ecusatom aunque la explicación no coincida
Religion, la Voz Libre
No hay comentarios:
Publicar un comentario