Tras las acusaciones en su contra de abuso sexual el Papa Francisco aceptó su renuncia, lo suspendió de cualquier ministerio público y le impuso la obligación de una vida de oración y penitencia.
El Arzobispo Emérito de Washington y excardenal Theodore McCarrick se mudó al convento capuchino de St. Fidelis en la localidad de Victoria, en Kansas (Estados Unidos), según informaron las diócesis estadounidenses de Salina y Washington.
El pasado 28 de julio el Papa Francisco aceptó la renuncia de McCarrick al Colegio Cardenalicio, lo suspendió de cualquier ministerio público y le impuso la obligación de una vida de oración y penitencia; tras las acusaciones en su contra de abuso sexual.
En los días siguientes se supo que la Arquidiócesis de Newark y la Diócesis de Metuchen, ambas en Estados Unidos, habían llegado a acuerdos legales con varios hombres adultos que acusan a McCarrick de haber abusado de ellos cuando eran seminaristas.
El actual Arzobispo de Washington, Cardenal Donald Wuerl; el Obispo de Salina, Mons. Gerald Lee Vincke; y el P. Christopher Popravek, provincial capuchino en Denver, fueron quienes organizaron todo para que McCarrick pueda ingresar al convento de Kansas indefinidamente.
Mons. Vincke dijo que la Diócesis de Salinas no tendrá que costear la estadía de McCarrick y solicitó además que se respete la privacidad del lugar, «en consideración para la paz de la comunidad» del convento.
En una carta dirigida a los fieles de la Diócesis de Salina titulada «¿Por qué dije sí?», Mons. Vincke relató que recibió una llamada del Cardenal Wuerl el 13 de septiembre preguntándole si McCarrick podía mudarse al convento St. Fidelis. Para ese momento, el Arzobispo de Washington ya tenía la aprobación del superior provincial capuchino.
«Soy consciente de que esta decisión podrá resultar ofensiva y dolorosa para mucha gente», escribió el Obispo.
«El Arzobispo McCarrick está, de muchas formas, en la palestra de la reciente tormenta de la Iglesia. Muchos de nosotros estamos confundidos y molestos por las cosas de las que se le acusa ocurridas hace décadas», continuó.
El Prelado precisó que aceptó permitir que McCarrick, de 88 años, viva en su diócesis considerando que el excardenal tiene prohibido hacer apariciones públicas y que los gastos de su estadía no estarían a cargo de la Diócesis de Salina.
«Creo en la justicia», destacó el Obispo, y expresó su apoyo al Episcopado estadounidense para conducir una investigación con expertos laicos sobre el caso McCarrick.
Si bien la decisión de aceptar a McCarrick en la diócesis no fue fácil, el Obispo explicó que cree «en la misericordia. Al decir «sí», tuve que reconciliar mis propios sentimientos de decepción, ira e incluso resentimiento hacia el Arzobispo McCarrick».
«Tuve que mirar a Cristo para recibir guía. Jesús es rico en misericordia. Él no vino a nosotros a darnos permiso para pecar, vino a perdonar nuestros pecados», agregó.
Tras señalar que «lamenta profundamente» lo ocurrido a las víctimas de abuso, y luego de solidarizarse con sus familias y amigos, el Obispo de Salina dijo que «la purificación de la Iglesia por medio de Dios es dolorosa, pero muy necesaria. Necesitamos los ojos de la fe mientras sufrimos todo esto».
ACI
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