A los varones les cuesta expresar lo que sienten ante la pérdida del cónyuge; las mujeres se sienten vacías y abandonadas.
Por Perry Garfinkel
En 1990, Sam y Gretchen Feldman vendieron su parte de una cadena nacional de locales de ropa para hombres y se dedicaron a realizar tareas de voluntariado y a una vida social activa. Los años siguientes fueron una época dorada para los Feldman, pero en 2007 Gretchen se enteró de que tenía cáncer. Falleció un año después.
Habían estado casados durante 53 años y la pena de Sam Feldman era evidente para los amigos que lo conocían como con una persona optimista y fuerte. "Se produjo un enorme agujero en mi vida que ni siquiera mucha actividad podía llenar", dijo Feldman, que hoy tiene 82 años. "Y excepto mis dos hijas, no había nadie a quien recurrir por consuelo."
Había un grupo local para los que compartían el dolor por la pérdida de un cónyuge, pero Feldman optó por no asistir cuando se enteró de que sólo concurrían mujeres.
"Pensaba que las mujeres no iban a conectarse con mi dolor. Y, francamente, pertenezco a una generación que se siente incómoda exponiendo la tristeza y la vulnerabilidad al otro sexo."
La pérdida de un ser amado es una experiencia desgarradora, pero no es igual para todos. Las investigaciones sugieren que los hombres y las mujeres experimentan el duelo de maneras diferentes y la comprensión del tema reafirmó al naciente movimiento de grupos dirigidos a ayudar a los hombres en duelo. Muchos de ellos están conectados con hospitales y centros de salud.
Sin contención
La preocupación por llegar a los hombres en duelo ha cobrado una nueva urgencia debido a los cambios demográficos. El número de hombres de 65 años o más aumentó un 21% entre 2000 y 2010, casi dobla la tasa de crecimiento del 11.2% de las mujeres de ese grupo etario. A medida que esta brecha de género se reduce, los expertos sugieren que más hombres se enfrentarán a la pérdida de sus seres amados, particularmente de sus esposas.
Muchos no estarán preparados para la experiencia. La pérdida de la esposa a menudo es apabullante para los hombres tanto física como psicológicamente. En un estudio publicado en 2001, los psicólogos de la Universidad de Utrecht, Holanda, confirmaron datos previos que mostraban que los viudos tenían una incidencia más alta de enfermedades mentales y físicas, discapacidades, muerte y suicidio, que las viudas.
Si bien las mujeres que pierden a sus maridos a menudo hablan de sentirse abandonadas o vacías, los viudos tienden a experimentar la pérdida como "un desmembramiento, como si hubieran perdido algo que los mantenía organizados y enteros", dijo Michael Caserta, presidente del Center for Healthy Aging de la Universidad de Utah, Estados Unidos.
El estudio de la Universidad de Harvard sobre el tema (el Harvard Bereavement Study ), una investigación representativa de fines de la década de los 60 sobre la pérdida del cónyuge, encontró que los viudos experimentan la muerte de su esposa como una tragedia multifacética, una pérdida de protección, apoyo y confort que los deja perdidos.
Los hombres participantes en el estudio dependían mucho de sus esposas en el manejo de sus vidas domésticas, desde los quehaceres de la casa hasta la educación de los hijos, destacaron los autores del estudio.
El duelo de los hombres, agregó Caserta, se ve exacerbado por el hecho de que muchos han sido reacios a enfrentar directamente sus sentimientos reales de profunda tristeza. Hasta ahora se esperaba que los hombres fueran emocionalmente controlados e inexpresivos. Y todavía hoy es todo un desafío convencer a los hombres golpeados por el dolor, que concurran a los grupos de ayuda.
Hay diferencias también en la duración del sufrimiento al ser comparado con el de las mujeres y en el tiempo que les lleva retomar sus vidas. Un viejo axioma que dice que "las mujeres lloran, los hombres reemplazan" parece no ser verdad.
Un patrón más complejo
"Se pensaba que los hombres se lamentan mucho y se curan más rápido y que las mujeres se lamentan crónicamente y durante más tiempo", dijo George A. Bonanno, profesor de psicología clínica de la Universidad de Columbia, Estados Unidos. Pero ahora, dijo Bonanno, muchos investigadores creen que el dolor sigue un patrón más complejo.
"Sin importar el sexo, oscilamos entre emociones positivas y negativas entre olas de tristeza por la pérdida y esperanza por el futuro. Esto puede ser frustrante para los hombres, que a menudo buscan un enfoque de solución rápida", agregó el especialista.
Sherry Schachter, directora de los servicios para la atención del dolor en el Calvary Hospital del Bronx, dijo: "Si bien las mujeres se lamentan intuitivamente y se abren para expresar sus sentimientos, los hombres son dolientes «instrumentales». No se sienten cómodos al hablar de sus sentimientos y prefieren hacer cosas para sobrellevarlos".
En un grupo de hombres que condujo durante los últimos años, Schachter nunca preguntó: "¿Cómo se siente? Más bien digo, ¿qué hizo?"
Un oído comprensivo
En algunos casos, lo que hacen los hombres es tomar la orientación psicológica en sus propias manos. Feldman comenzó con un grupo para viudos. En un encuentro reciente liderado por compañeros del grupo iniciado por Feldman, ocho hombres de entre 40 años largos a 80 y más, se sentaron alrededor de la mesa del comedor de la casa del líder de la sesión.
El doctor George Cohn, un psiquiatra local, se sentó con ellos y fue la mayor parte del tiempo un observador silencioso.
Un pescador jubilado, que con 85 años era uno de los miembros más ancianos, habló en voz baja mirando casi todo el tiempo a su taza de café. La que había sido su esposa durante 54 años murió en 2010.
"No sé ustedes, muchachos", dijo dando una rápida mirada a los hombres de la mesa, "pero para mí es cada vez más duro, no más fácil". Los otros hombres asintieron.
Luego, el doctor Cohn comentó: "A veces eso es todo lo que un hombre quiere y necesita, un oído comprensivo."
Traduc. María Elena Rey
The New York Times
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