La Cátedra Juan Pablo II de la Universidad Católica Argentina emitió un comunicado con motivo del cuarto aniversario del fallecimiento del Pontífice, en el que lo recuerda a través de las palabras y los gestos que tuvo para con las nuevas generaciones. El mensaje se titula “A cuatro años del fallecimiento de Juan Pablo II” y comienza recordando que durante el tiempo de su agonía y especialmente en sus últimos minutos, muchos jóvenes se congregaron en la Plaza San Pedro y permanecieron allí en silencio y oración.
A ellos el mismo Papa quiso dejarles un legado muy especial: “Para ser constructores de paz es preciso ante todo, vivir en la verdad. Ustedes, jóvenes, tengan la valentía de interrogarse con sinceridad sobre el sentido de la vida; fórjense en una límpida rectitud de pensamiento y de acción, de respeto y diálogo con los demás. Tengan, en primer lugar, una relación verdadera con Dios, que pide conversión personal y apertura a su misterio. El hombre solo se comprende a sí mismo en relación con Dios, que es plenitud de verdad, de belleza, de bondad”.
“El amor recíproco entre Juan Pablo II y los jóvenes -prosigue el texto- ha sido especialmente sellado por las Jornadas Mundiales de la Juventud. En un tiempo de desorientación y búsqueda de seguridades solo materiales, los llamamientos y las palabras de Juan Pablo II resultan particularmente proféticas y tan actuales”.
En ese sentido, subraya las pronunciadas en su último mensaje a los jóvenes en ocasión de la XX Jornada Mundial de la Juventud de 2005: “Escuchar a Cristo y adorarlo lleva a hacer elecciones valerosas, a tomar decisiones a veces heroicas. Jesús es exigente porque quiere nuestra auténtica felicidad… Cuando se encuentra a Jesús y se acoge su Evangelio, la vida cambia y uno es empujado a comunicar a los demás la propia experiencia. Son tantos nuestros compañeros que todavía no conocen el amor de Dios, o buscan llenarse el corazón con sucedáneos insignificantes. Por lo tanto, es urgente ser testigos del amor contemplado en Cristo”.
El comunicado destaca además en dicho mensaje, la insistencia del Papa en que “la Iglesia necesita auténticos testigos para la nueva evangelización: hombres y mujeres cuya vida haya sido transformada por el encuentro con Jesús; hombres y mujeres capaces de comunicar esta experiencia a los demás. La Iglesia necesita santos. Todos estamos llamados a la santidad, y solo los santos pueden renovar la humanidad”.
Agrega que “en un tiempo donde las utopías parecen diluirse y prevalece el encierro egocéntrico, el legado de Juan Pablo renueva las razones más verdaderas de un cambio radical de la propia vida a partir de un encuentro humilde y sincero con Jesús, Señor de la historia” y concluye expresando el deseo de la Cátedra de unirse “con este recuerdo a un hombre que ha cambiado la historia a partir justamente del encuentro con Jesús y su Evangelio y quiso comunicar esto a muchos, sin ahorrar nada de su vida”.
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