sábado, 11 de abril de 2009
DE GRASSI AL CURA ENAMORADO
Laguna en el domingo de Ramos.
Sea cual sea la reivindicación que se manifieste, estamos ante el profundo poder simbólico de los que se desnudan aunque sea solo emocionalmente como aquel cura cordobés.
Por el Pbro. Leonardo Belderrain *
Como se sabe, la sexualidad ha venido siendo un tabú en la cultura occidental, la desnudez en algunas teologias decadentes venia asociada al pecado, a la primera consecuencia vergonzante de aquel pecado "original" de desobediencia y a la posteriormente sucia, manchada y pecaminosa sexualidad humana. En cambio en San Francisco, aquella desnudez se resignifica, y viene a ser experimentada por el pueblo, no como exhibicionismo agresivo, sino como un efecto de la gracia de aquél que se hace igual a todos.
Para el obispo Laguna la desnudez afectiva del cura enamorado podría ser descripta como una imprudencia provocativa que pudiera lastimar al “santo” obispo de su diócesis. Para otra perspectiva teológica -que intentaría sostener los jueves santos- muchos sacerdotes ofrecemos nuestro Amor con sus aspectos “gloriosos”: las primicias que se recogen y se ofrecen en el sacrificio, las complicaciones que llevan todas las elecciones humanas. Es así que, el gesto de Casas es inmensamente sacerdotal y en consecuencia, totalmente humano. El padre Casas en aquel sitio, podía decir mejor que nadie los versos de un cantor popular: “estoy enamorado y Tu amor me hace grande”.
Spencer Tunick, un artista estadounidense, santifica el valor de las provocaciones que describía Laguna y rompe con el tabú de la desnudez; fotografiando a grupos desnudos en el entorno de paisajes urbanos.
En Glasgow, Roma, Montreal, Sidney, Barcelona, Sao Paulo, Santiago de Chile, en Buenos Aires Caracas, México, Tunick, ha reunido a centenares y hasta miles de personas (20 mil en México en 2007) que se ofrecieron voluntariamente para servirle de modelos en composiciones gráficas sugerentes. De ellas resultan imágenes estética y emocionalmente impactantes, que no tienen ninguna intención pornográfica ni tampoco erótica. En cambio pretenden contrastar el vulnerable cuerpo desnudo de los seres humanos con el anonimato de los espacios públicos a fin de reflexionar sobre las tensiones que existen entre lo público y lo privado, lo tolerado y lo prohibido, lo individual y lo colectivo. Ecologistas y nudistas respaldan esta iniciativa y quienes participan como modelos voluntarios expresan el sentimiento de libertad que experimentaron al posar.
Como señal de la vulnerabilidad que se siente ante la explotación o los abusos de poder, también empiezan a proliferar las manifestaciones de protesta en las que campesinos y campesinas o activistas de movimientos sociales reclaman sus derechos totalmente desnudos. Son movilizaciones que causan mucho impacto, especialmente cuando los que se exponen son cuerpos gastados por el trabajo y por la edad. Sea cual sea la reivindicación que se manifieste, estamos ante el profundo poder simbólico de los que se desnudan aunque sea solo emocionalmente como aquel cura cordobés.
Laguna hablo con orgullo en la red, de su celibato glorioso y de cómo una vida familiar le resta a los ministros y los condiciona en la disponibilidad y en la solidaridad social. Desde otro lugar, se alzan voces desconfiando de quienes dicen amar más y mejor sin una mujer e hijos biológicos. Eugen Drewermann en su libro "Clérigos, Psicodrama de un ideal". (Editorial Trotta. Madrid 1995) habla con ironía de estos últimos y emplea con ellos una metáfora de la física cuántica: Si son fieles al ideal de su profesión, viven casi como fotones, esos elementos mínimos y eléctricamente neutros cuya tarea es iluminar el mundo, pero que, si llegaran a pararse, se disolverían en la nada, porque en estado de reposo su masa es nula. Al estar totalmente identificados con su profesión, tienen un miedo innato a que, sin una vida de actividad y de esfuerzo, se van a convertir en nada. Están persuadidos de que su misión es iluminar el mundo, y no dejan de imaginarse que como mejor puede resultar ese proyecto es evitando tener que reaccionar ante la más mínima brizna de humanidad, de "materia"...Y hay que repetirlo hasta la saciedad: En nuestro mundo de hoy, a los cien años del descubrimiento del psicoanálisis, no hay santidad creíble si no es plenamente humana. Sin embargo, y de hecho, en la vida de tantas religiosas y de tantos sacerdotes se puede comprobar con sobresalto como su "alegría en Cristo" en no pocos casos puede adolecer de absoluta falta de libertad y se muestra como crispada, porque, en la práctica, no es más que una actitud de deber, concebido no pocas veces contra los propios sentimientos. La vida del padre Casas ofrece un sacerdocio no al modo de los fotones que no nos crucifican institucionalmente. Monseñor Laguna señalo que no sabía lo que hacía el padre Grassi con su sexualidad aunque estaba tan cerca y que el problema que tenía con él era sólo por su estilo político pastoral. Las iglesias deberían comenzar a dejar el paradigma según el cual lo más sano y normal es valorado como escandaloso y lo perverso es ocultado impunemente. Laguna sufre realmente la cruz que le significa Grassi. Es de desear que ese sentimiento se traduzca en acciones concretas hacia los niños humillados por la violencia sexual. Si hay gestos concretos de intento de sanación del estrés postraumático de aquellos niños, ratificaremos el legado de Jesús: que lo que hay en nuestros ámbitos eclesiásticos son “eunucos por el reino de los cielo” y no personas que solo quieran salvar a nuestra institución para salvarse ellos. Como decía el extinto presidente Alfonsin solo se puede decir “feliz pascua” cuando la casa este en orden.
* Capilla Santa Elena, Parque Pereyra Iraola. Argentina
leonardobelderrain@ciudad.com.ar
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