lunes, 13 de abril de 2009
JULIO CÉSAR GRASSI
El juicio a Grassi empezó hace unos años en un programa llamado Telenoche Investiga, cuyos productores andaban a la caza de Grassi desde el episodio del juicio ganado a la vedette animadora de TV.
Por Elías Dávila
En horas o días se conocerá en todos los países la extraña sentencia con que el Tribunal Penal de Morón, en la provincia de Buenos Aires, Argentina, impondrá a Julio César Grassi, acusado de “intención maliciosa” en contra de la moral de jóvenes que vivían en una de las aldeas que el hoy acusado y grupos de mujeres de buena voluntad habían fundado hace 15 años denominada “felices los niños” y dedicada especialmente a quienes habían salido de sus hogares y deambulaban por calles, ya mendigando, ya delinquiendo.
Raúl Portal, un hombre de televisión, conocido por la defensa de los animales, dijo no hace mucho tiempo que se avergonzaba de pertenecer a un medio en el cual se buscaba víctimas para lograr audiencia mayor en base a los escándalos y este hombre sabía lo que decía, pues hace algunos años Grassi había incoado un juicio en contra de una popular animadora de TV que supuestamente daba premios millonarios, pero se quedaba con mucho más de la mitad de lo que promocionaba, habiéndose enriquecido en una forma impresionante con sus falsos apoyos a entidades de ayuda a carenciados. El hoy acusado ganó en aquella vez a la blonda conductora, recuperó el dinero que le correspondía a la institución, pero no pudo predecir que en ese momento se apuntaba a caminar por un calvario que ha soportado con entereza, pero con visible deterioro de su salud y más aún con la penosa realidad que involucra a la institución que creó, y a las personas que lo ayudaron.
El juicio a Grassi empezó hace unos años en un programa llamado Telenoche Investiga, cuyos productores andaban a la casa de Grassi desde el episodio del juicio ganado a la vedette animadora de TV. Había una conjura contra el hombre que había herido a la dama que es como una especie de icono en la loca farándula argentina. Consiguieron los investigadores, mezcla de escandalosos detectives con micrófono, que un joven delincuente, expulsado de una de las aldeas, hiciera pública una acusación que se ha puesto de moda hace tiempo, para destruir la fe, la esperanza y la caridad, no en contra de un hombre, esto va para forzar el vocinglero arremetimiento contra la Iglesia Católica, ya que Julio César Grassi es un sacerdote al que la justicia de su país podrá condenar después de un juicio atípico, con testigos pagados, declaraciones inconexas, pruebas forjadas.
Esto es una mancha más al tigre, pues bien conocemos lo acontecido en Boston, en donde se condenó a los muertos y se dejó en bancarrota a la Arquidiócesis obligada a pagar sumas cuantiosas por hechos de los que no había más evidencias que la denuncia de abogados representantes de personas que dicen haber sido ofendidas hace cincuenta años. En la página aparecida en EXPRESO hace unos días se puede leer lo que acontece: un ataque masivo contra la Iglesia; los periodistas galos que lo escribieron bien saben sobre el tema. El Gran Juez de Grassi, Dios, de seguro lo tiene ya exculpado.
Fuente El Expreso - Ecuador
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