Esta mañana el vicepresidente primero de la Conferencia Episcopal Argentina y arzobispo de Tucumán, monseñor Luis Héctor Villalba, pronunció un discurso ante el papa Benedicto XVI en el marco de la visita ad limita que realiza junto con el tercer y último grupo de obispos argentinos.
Texto completo del discurso
Santo Padre:
1. Saludo a Su Santidad en nombre de mis hermanos obispos, que constituimos el tercer grupo de la Conferencia Episcopal Argentina. Hemos venido a la Visita “ad límina” para manifestarle nuestro respeto y presentarle el Informe sobre nuestras Iglesias particulares.
Estamos aquí para que nos confirme en la fe y para recibir su palabra de aliento y esperanza.
Queremos renovar nuestra adhesión y fidelidad a su persona y a su magisterio.
Le traemos, Santidad, el cariño y el saludo afectuoso de nuestros sacerdotes, consagrados, consagradas, seminaristas y fieles laicos, que expresa el afecto y la devoción que nuestro pueblo tiene por el Papa.
Hace apenas unos días, el 24 de este mes, se cumplieron cuatro años del inicio de su Pontificado. Le expresamos nuestro agradecimiento por el servicio que presta a la Iglesia como Pastor universal y por su ternura de padre.
Quiero agradecer a su Santidad, en nombre de mis hermanos obispos, su fecundo magisterio, especialmente por sus dos cartas encíclicas Deus caritas est y Spe salvi, y también por la feliz iniciativa del Año Paulino, que es una bendición para renovar el espíritu misionero de nuestras Iglesias.
Beatísimo Padre, su carta personal del 10 de marzo pasado, escrita con el corazón en la mano y dirigida a nosotros, ha puesto delante nuestro sus ansias y urgencias pastorales como sucesor de Pedro. Gracias por esa comunión espiritual con sus hermanos del Colegio Episcopal, gracias por sus palabras fraternas.
2. Animados por la Carta Apostólica Novo Millennio Ineunte del siervo de Dios Juan Pablo II y con la voluntad de llevar adelante la Nueva Evangelización, los Obispos argentinos hemos publicado Navega Mar Adentro, un documento que se propone alentar y orientar una nueva etapa en la evangelización de la Argentina mediante una acción pastoral más orgánica, renovada y eficaz.
Navega Mar Adentro es para nosotros una opción apostólica prioritaria. Cada obispo diocesano la implementa y la adapta de acuerdo a las necesidades y característica de su Iglesia particular. En este sentido, varias de nuestras diócesis ya han promovido un Plan Diocesano de Pastoral.
Tuvimos la satisfacción de ver confirmado este camino pastoral en la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, que se realizó hace dos años en Aparecida, donde Su Santidad nos honró con su presencia y nos iluminó con su palabra.
La misión que proponen Aparecida y Navega Mar Adentro no está limitada en el tiempo: es una misión permanente. Es decir, la misión debe ser la característica, la clave de toda la acción pastoral ordinaria, con la intención de llegar a todos los ámbitos y a todas las personas.
A fines del año pasado, con vistas al Bicentenario de la Independencia de nuestro país, hemos publicado el documento Hacia un Bicentenario en justicia y solidaridad (2010-2016).
En este documento, los obispos, desde la fe, escribimos a nuestros hermanos proponiendo que entre todos busquemos los caminos para superar las dificultades y construir una Nación justa y solidaria. Para ello, a la luz del principio de la dignidad inviolable de cada ser humano y de una concepción integral de la persona, sugerimos algunas metas que estimamos prioritarias para la construcción del bien común.
3. Beatísimo Padre: junto a estas expresiones de vitalidad eclesial, quiero señalar algunos problemas que atañen a la vida cristiana y a la sociedad en general.
Muchos son los desafíos que debemos afrontar cada día.
Hay que mencionar, en primer lugar, la escasez del número de vocaciones sacerdotales y religiosas.
Constatamos, también, la falta de formación religiosa en muchos de nuestros fieles. A ella debemos añadir la disociación entre la fe y la vida. Por ello, la tarea catequística tiene que ser una prioridad entre nosotros.
En nuestra sociedad ha aumentado la violencia y la inseguridad con sus consecuencias criminales de todo tipo.
Nos intranquiliza el aumento del consumo de la droga que afecta la salud y termina con la vida, especialmente de los jóvenes.
Si bien ha habido una disminución de los niveles de pobreza e indigencia sufridos durante la crisis de los años 2001-2002, no se ha logrado reducir aún el grado de la inequidad social, ya que sigue siendo muy grande la desigualdad en la distribución de la riqueza.
Lamentablemente no se ha podido erradicar un histórico clima de corrupción. Tampoco el mal del clientelismo político.
Es particularmente preocupante la situación de los jóvenes que no estudian ni trabajan.
En los últimos años, en distintos documentos y declaraciones, la Conferencia Episcopal ha señalado que la raíz de la crisis económica, social y política es, fundamentalmente, una crisis moral.
Por eso, frente a la crítica situación de nuestro país, elegimos la Nueva Evangelización, como la mejor contribución que la Iglesia puede ofrecer para superarla.
Santo Padre: le manifestamos nuestro amor filial, nuestra completa fidelidad y nuestra oración. Le imploramos su bendición apostólica para nosotros pastores y para todo nuestro pueblo argentino.
Encomendamos a la Virgen de Luján, nuestra Madre y Patrona, que lo acompañe y asista en su pontificado. Ponemos en las manos de la Virgen sus intenciones y nuestros anhelos.
Ciudad del Vaticano, 30 de abril de 2009.
Mons. Luis H. Villalba, arzobispo de Tucumán, vicepresidente 1º de la CEA.
Fuente AICA
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Texto completo del discurso
Santo Padre:
1. Saludo a Su Santidad en nombre de mis hermanos obispos, que constituimos el tercer grupo de la Conferencia Episcopal Argentina. Hemos venido a la Visita “ad límina” para manifestarle nuestro respeto y presentarle el Informe sobre nuestras Iglesias particulares.
Estamos aquí para que nos confirme en la fe y para recibir su palabra de aliento y esperanza.
Queremos renovar nuestra adhesión y fidelidad a su persona y a su magisterio.
Le traemos, Santidad, el cariño y el saludo afectuoso de nuestros sacerdotes, consagrados, consagradas, seminaristas y fieles laicos, que expresa el afecto y la devoción que nuestro pueblo tiene por el Papa.
Hace apenas unos días, el 24 de este mes, se cumplieron cuatro años del inicio de su Pontificado. Le expresamos nuestro agradecimiento por el servicio que presta a la Iglesia como Pastor universal y por su ternura de padre.
Quiero agradecer a su Santidad, en nombre de mis hermanos obispos, su fecundo magisterio, especialmente por sus dos cartas encíclicas Deus caritas est y Spe salvi, y también por la feliz iniciativa del Año Paulino, que es una bendición para renovar el espíritu misionero de nuestras Iglesias.
Beatísimo Padre, su carta personal del 10 de marzo pasado, escrita con el corazón en la mano y dirigida a nosotros, ha puesto delante nuestro sus ansias y urgencias pastorales como sucesor de Pedro. Gracias por esa comunión espiritual con sus hermanos del Colegio Episcopal, gracias por sus palabras fraternas.
2. Animados por la Carta Apostólica Novo Millennio Ineunte del siervo de Dios Juan Pablo II y con la voluntad de llevar adelante la Nueva Evangelización, los Obispos argentinos hemos publicado Navega Mar Adentro, un documento que se propone alentar y orientar una nueva etapa en la evangelización de la Argentina mediante una acción pastoral más orgánica, renovada y eficaz.
Navega Mar Adentro es para nosotros una opción apostólica prioritaria. Cada obispo diocesano la implementa y la adapta de acuerdo a las necesidades y característica de su Iglesia particular. En este sentido, varias de nuestras diócesis ya han promovido un Plan Diocesano de Pastoral.
Tuvimos la satisfacción de ver confirmado este camino pastoral en la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, que se realizó hace dos años en Aparecida, donde Su Santidad nos honró con su presencia y nos iluminó con su palabra.
La misión que proponen Aparecida y Navega Mar Adentro no está limitada en el tiempo: es una misión permanente. Es decir, la misión debe ser la característica, la clave de toda la acción pastoral ordinaria, con la intención de llegar a todos los ámbitos y a todas las personas.
A fines del año pasado, con vistas al Bicentenario de la Independencia de nuestro país, hemos publicado el documento Hacia un Bicentenario en justicia y solidaridad (2010-2016).
En este documento, los obispos, desde la fe, escribimos a nuestros hermanos proponiendo que entre todos busquemos los caminos para superar las dificultades y construir una Nación justa y solidaria. Para ello, a la luz del principio de la dignidad inviolable de cada ser humano y de una concepción integral de la persona, sugerimos algunas metas que estimamos prioritarias para la construcción del bien común.
3. Beatísimo Padre: junto a estas expresiones de vitalidad eclesial, quiero señalar algunos problemas que atañen a la vida cristiana y a la sociedad en general.
Muchos son los desafíos que debemos afrontar cada día.
Hay que mencionar, en primer lugar, la escasez del número de vocaciones sacerdotales y religiosas.
Constatamos, también, la falta de formación religiosa en muchos de nuestros fieles. A ella debemos añadir la disociación entre la fe y la vida. Por ello, la tarea catequística tiene que ser una prioridad entre nosotros.
En nuestra sociedad ha aumentado la violencia y la inseguridad con sus consecuencias criminales de todo tipo.
Nos intranquiliza el aumento del consumo de la droga que afecta la salud y termina con la vida, especialmente de los jóvenes.
Si bien ha habido una disminución de los niveles de pobreza e indigencia sufridos durante la crisis de los años 2001-2002, no se ha logrado reducir aún el grado de la inequidad social, ya que sigue siendo muy grande la desigualdad en la distribución de la riqueza.
Lamentablemente no se ha podido erradicar un histórico clima de corrupción. Tampoco el mal del clientelismo político.
Es particularmente preocupante la situación de los jóvenes que no estudian ni trabajan.
En los últimos años, en distintos documentos y declaraciones, la Conferencia Episcopal ha señalado que la raíz de la crisis económica, social y política es, fundamentalmente, una crisis moral.
Por eso, frente a la crítica situación de nuestro país, elegimos la Nueva Evangelización, como la mejor contribución que la Iglesia puede ofrecer para superarla.
Santo Padre: le manifestamos nuestro amor filial, nuestra completa fidelidad y nuestra oración. Le imploramos su bendición apostólica para nosotros pastores y para todo nuestro pueblo argentino.
Encomendamos a la Virgen de Luján, nuestra Madre y Patrona, que lo acompañe y asista en su pontificado. Ponemos en las manos de la Virgen sus intenciones y nuestros anhelos.
Ciudad del Vaticano, 30 de abril de 2009.
Mons. Luis H. Villalba, arzobispo de Tucumán, vicepresidente 1º de la CEA.
Fuente AICA
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