G.K.Chesterton
En este mundo nuestro donde parece que la realidad ya no importa, sino que necesariamente debemos adherirnos a las opiniones locas de algunos, se vuelve interesante entender quiénes somos.
Quienes se encontraron en conflicto con la ideología más extendida del siglo pasado, el comunismo, fueron llamados a menudo "disidentes". La palabra deriva del latín discindĕre, 'dividir, desgarrar', al superponerse disidre 'ser discordante'. El disidente es quien se separa públicamente de aquello con lo que no está de acuerdo.
Por tanto, no basta pensar que algo no está bien y callar, por miedo o por conformismo; tienes que rechazarlo, tomar una posición. El disidente es el que entra en conflicto con el mundo y con el poder.
Sin embargo, existe una tentación, una forma de pensar, que puede envenenar incluso a los mejores. Un error en el que es fácil caer hoy en día, porque décadas de martilleo nos han llevado a hacer lo correcto por la razón equivocada. Sin siquiera darnos cuenta.
Lea esta cita de un artículo de Maier (aquí en italiano). Estamos hablando de Bolt, autor de "Un hombre para todas las estaciones" sobre el martirio de Santo Tomás Moro.
(…) Como dijo el propio Bolt, escribió su obra no como un argumento a favor de la verdad, sino en defensa de la conciencia personal, sean cuales sean las creencias de una persona.
El verdadero Tomas Moro habría encontrado incomprensible el razonamiento de Bolt. Más creían en la existencia de la verdad, no solo "mi" verdad o "tu" verdad, sino la verdad, la verdad universal y duradera de Dios, independientemente de nuestras opiniones personales.El error que cultivamos es que debemos oponernos a la falsedad por la libertad. No es así: hay que oponerse a ella por la verdad. Sin verdad, la libertad no existe, es una ficción que pronto se apaga, mientras la verdad te hace libre. Protestar porque tenemos una opinión diferente es exaltarnos. Ser servidores de la verdad significa negarse a uno mismo, hacerse cargo con humildad de algo mucho más grande que nosotros mismos.
La verdad es algo muy diferente a una opinión. Está íntimamente conectada con la realidad, que es algo que no se puede borrar. Se conoce por la razón, después de haber examinado todos los factores de la realidad. Es un juicio que proviene de la esencia misma de las cosas, de nuestro corazón más profundo.
Ser disidentes es un gran problema. Va contra la corriente, pero como Chesterton vuelve a señalar, sólo los seres vivos lo hacen. Al menos por la razón correcta.
Berlicche
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