Texto completo de la alocución de Mons. Héctor Aguer:
“Mis amigos habrán notado como, en las últimas décadas, se ha deteriorado el conocimiento y el valor de la familia en la tradición argentina. Creo no exagerar si digo que todo comenzó con la ley de divorcio aprobada durante el gobierno del Dr. Alfonsín porque allí lo que era una verdadera alianza, el matrimonio, se ha convertido en una especie de contrato rescindible. Eso con el tiempo ha llevado a que, hoy día, muchísima gente no se case, no hace ninguna elucubración ni lo presenta como una consecuencia de aquello pero esa es la realidad. Ahora nadie habla de esposa, esposo, marido, mujer y todo es pareja pero la pareja es la cosa más despareja del mundo porque así como se junta también se deshace. Esto es una cosa muy seria, muy grave. Entonces: ¿Cómo salimos al encuentro de esto?
Ha habido luego intervenciones que han agravado la situación como por ejemplo la cuestión de lo que se llama el matrimonio igualitario. ¿Treinta años atrás a quien se le ocurría decir que podían casarse dos hombres o dos mujeres? Creo que a nadie y eso se ha precipitado rápidamente con factores internacionales que han jugado con una fuerza poderosísima, con mucho dinero detrás ciertamente. Detrás del matrimonio igualitario el sentido natural de la familia se ha deteriorado muchísimo más.
Aun cuando gente que no admita el hecho de un matrimonio igualitario es una realidad que dos personas que se unen mediante esta institución y construyen algo que se parece a una familia pues pueden adoptar hijos, pueden comprar o alquilar gametos y vientres y tener hijos. ¿Y cómo se educan esos hijos? El problema aquí es que se va prolongando cada vez más. Si la familia desaparece, porque el matrimonio desaparece, también desaparece la educación de las futuras generaciones.
Ahora he visto recientemente que en algunos sectores, incluso de la Iglesia, se habla no de matrimonio igualitario sino de unión civil de personas del mismo sexo y el argumento que se da es que tienen derecho a una familia pero eso no es una familia. Ahí está el equívoco. Supongamos que tuvieran derecho a una familia pero la familia es marido, mujer, hijos. Esto es una realidad del Evangelio.
En una discusión de Jesús con los fariseos o mejor dicho los fariseos le tendieron una trampa y Jesús les dice “no han leído ustedes que desde el principio Dios los creó varón y mujer” y les dijo “por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne”. Por eso digo que acá se juega algo fundamental porque esto de la unión civil por más que se lo quiera presentar como una alternativa al matrimonio igualitario es contrario al orden natural y es contrario a la ley de Cristo.
Estas cosas deben ser dichas, deben ser repetidas, porque el mundo de la comunicación está tomado por la gente que piensa diversamente. El influjo de los medios de comunicación es tremendo. Observen ustedes que ya no digo un programa especializado. Cuando era chico existían las revistas “Antena” y “Radiolandia” que presentaban la vida de los artistas que por supuesto eran vidas honestísimas de aquella época pero ahora en el diario aparecen los amoríos de la gente de la farándula.
Todo esto quiere decir que si no hay una intervención educativa seria esta especie de ola cultural arrasa con todo: arrasa con la familia y finalmente arrasa con la fe. Efectivamente arrasa con la fe. A tener en cuenta esto y ustedes, queridos amigos, como les digo si son abuelos o abuelas tengan en cuenta todo esto cuando hablan con los chicos.
Ha habido luego intervenciones que han agravado la situación como por ejemplo la cuestión de lo que se llama el matrimonio igualitario. ¿Treinta años atrás a quien se le ocurría decir que podían casarse dos hombres o dos mujeres? Creo que a nadie y eso se ha precipitado rápidamente con factores internacionales que han jugado con una fuerza poderosísima, con mucho dinero detrás ciertamente. Detrás del matrimonio igualitario el sentido natural de la familia se ha deteriorado muchísimo más.
Aun cuando gente que no admita el hecho de un matrimonio igualitario es una realidad que dos personas que se unen mediante esta institución y construyen algo que se parece a una familia pues pueden adoptar hijos, pueden comprar o alquilar gametos y vientres y tener hijos. ¿Y cómo se educan esos hijos? El problema aquí es que se va prolongando cada vez más. Si la familia desaparece, porque el matrimonio desaparece, también desaparece la educación de las futuras generaciones.
Ahora he visto recientemente que en algunos sectores, incluso de la Iglesia, se habla no de matrimonio igualitario sino de unión civil de personas del mismo sexo y el argumento que se da es que tienen derecho a una familia pero eso no es una familia. Ahí está el equívoco. Supongamos que tuvieran derecho a una familia pero la familia es marido, mujer, hijos. Esto es una realidad del Evangelio.
En una discusión de Jesús con los fariseos o mejor dicho los fariseos le tendieron una trampa y Jesús les dice “no han leído ustedes que desde el principio Dios los creó varón y mujer” y les dijo “por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne”. Por eso digo que acá se juega algo fundamental porque esto de la unión civil por más que se lo quiera presentar como una alternativa al matrimonio igualitario es contrario al orden natural y es contrario a la ley de Cristo.
Estas cosas deben ser dichas, deben ser repetidas, porque el mundo de la comunicación está tomado por la gente que piensa diversamente. El influjo de los medios de comunicación es tremendo. Observen ustedes que ya no digo un programa especializado. Cuando era chico existían las revistas “Antena” y “Radiolandia” que presentaban la vida de los artistas que por supuesto eran vidas honestísimas de aquella época pero ahora en el diario aparecen los amoríos de la gente de la farándula.
Todo esto quiere decir que si no hay una intervención educativa seria esta especie de ola cultural arrasa con todo: arrasa con la familia y finalmente arrasa con la fe. Efectivamente arrasa con la fe. A tener en cuenta esto y ustedes, queridos amigos, como les digo si son abuelos o abuelas tengan en cuenta todo esto cuando hablan con los chicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario