El papa Bergoglio volvió a perder una excelente oportunidad para denunciar las persecuciones religiosas por parte de la dictadura china. Durante la bendición de Navidad, Bergoglio llamó la atención por “el sufrimiento y la injusticia en todo el mundo” y omitió cualquier referencia a los que sufren bajo el Partido Comunista Chino (PCCh).
Por Andrés Vacca
En una de las misas más importantes del año, durante su bendición ‘Urbi et Orbi’, recordó al pueblo de Siria, Irak y Yemen, también a los yazidíes, israelíes y palestinos, nombró las injusticias en el pueblo libanés, a Ucrania, Burkina Faso, Mali y Níger, habló sobre Etiopía, Mozambique, Sudán del Sur, Nigeria y Camerún, también sobre Chile, Venezuela, Filipinas y Vietnam.
Sin embargo, a pesar de la gran cantidad de denuncias sobre persecuciones religiosas bajo el régimen comunista chino, nuevamente Bergoglio se llamó al silencio.
Durante su homilía, al volver a nombrar los países asiáticos, Francisco dijo: “No puedo olvidar al pueblo rohingya: que Jesús, que nació pobre entre los pobres, les dé esperanza en medio de sus sufrimientos”.
Cabe destacar, que el papa optó por no hacer mención de la atroz persecución del pueblo uigur, que según los documentos hay cerca de un millón de uigures detenidos en campos de concentración en el territorio autónomo de Xinjiang en el noroeste de China, donde además los informes aseguran que en esos lugares se practican también pruebas genéticas, tortura y abortos forzados.
Tampoco hizo referencia alguna a la terrible persecución padecida por los practicantes de la disciplina espiritual Falun Gong o Falun Dafa.
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