Obama seguramente tiene una muy vaga noción de quién fue Perón, y no sería raro que ese conocimiento se lo debiera más a la ópera rock "Evita" que a un estudio serio del tema.
Por Jorge R. EnríquezUno de los problemas más graves de la Argentina, que está en el origen de muchas de sus desventuras de las últimas décadas, es su exagerado provincianismo.
Con este término no hago una referencia despectiva a las provincias, ni mucho menos. El provincianismo puede ejercerse desde el interior o desde la ciudad de Buenos Aires. Consiste en mirar al mundo a partir de nuestra realidad más inmediata. En otras palabras, significa que creernos creemos el ombligo del mundo.
Lamentablemente, la Argentina viene siendo crecientemente insignificante para el planeta. Salvo los países vecinos, nadie se interesa demasiado por nosotros.
En Europa, sólo los españoles y algunos de ellos, no todos, pueden tener cierta idea de nuestro país. Para el resto, se trata, con suerte, de un remoto y oscuro rincón de Sudamérica - que no podrían situar muy bien en el mapa-, y al que tal vez sólo conozca porque es la patria del tango, la tierra de los bifes o la cuna de buenos jugadores de fútbol.
En los Estados Unidos, se sabe menos aún. Es raro que algún periódico levante noticias de la Argentina. Ni siquiera cuando nuestros presidentes están allá, resulta relevante para ellos. Si le preguntamos a una persona cualquiera por la calle en qué continente queda La Argentina, es probable que no lo sepa.
De ahí que uno no sabe bien si reír o llorar ante las afirmaciones de nuestra presidenta respecto a que Obama debe de haber leído a Perón porque le ha copiado el programa económico al peronismo.
En primer lugar, habría que recordarle que hubo tantos programas económicos peronistas como peronismos, y que el propio Perón proponía en 1954 y 1955, antes de que lo derrocaran, una política de apertura al capital extranjero motivada por el fracaso de los criterios de autarquía económica ensayados en sus primeros años de gobierno.
Pero, además, Obama seguramente tiene una muy vaga noción de quién fue Perón, y no sería raro que ese conocimiento se lo debiera más a la ópera rock "Evita" que a un estudio serio del tema.
Pero lo más curioso es que esa temeraria afirmación la hizo en el contexto de un comentario sobre el sindicalismo. Descubrió ahora, tardíamente, lo que cualquier persona informada sabe desde siempre: que los sindicalistas norteamericanos son en general más afines al Partido Demócrata que al Republicano.
Por lo demás, el sistema sindical de los Estados Unidos nada tiene que ver con el que Perón, inspirado en la Carta del Lavoro de Benito Mussolini, estableció en nuestro país.
Allí impera un sindicalismo libre. No hay sindicato único. Los gremios no emplean el dinero de sus afiliados - que por lo demás no puede serles descontado compulsivamente - para promover campañas partidarias. Los sindicalistas no manejan el dinero de las obras sociales. En fin, parece innecesario recordar que los Estados Unidos no tienen la conformación corporativista que tanto daño le ha hecho a la Argentina.
Y también habrá que decirle a la presidenta que la mayor o menor intervención en la economía no es un invento peronista. Es un debate abierto en cualquier sociedad democrática.
Lo que, seguramente, nunca haría Obama es privilegiar a unas pocas empresas amigas del poder, manipular los índices de precios de manera burda, ordenar hacerles piquetes y boicots a las empresas que no se pliegan mansamente al discurso oficial, ignorar al Congreso, ningunear a su gabinete, hacer negocios turbios con Venezuela, intentar amordazar a la prensa libre, etc.
La comparación es, pues, grotesca. Indica a las claras el estrecho panorama que se tiene en estos momentos en el vértice del poder y explica nuestro aislamiento internacional.
No se ha entendido aún que la flamante administración demócrata le está dispensando una escasa atención a América Latina, con la sola excepción de los dos países claves para los Estados Unidos, como lo son México y Brasil.
De la Argentina por cierto ni se habla. Obama está muy atareado con una crisis económica formidable, y los otras cuestiones, con la salvedad de los conflictos estratégicos del Medio Oriente, o la situación de Afganistán, queda relegado.
Dentro de esos temas postergados, uno de los últimos de la agenda de Obama es el de nuestro país. Y eso no sólo por las mismas razones respecto a otras naciones de América Latina, sino porque hemos hecho excelentes méritos como para justificar esa indiferencia por parte del que sería un discípulo de Perón.
En estos últimos años la Argentina se dedicó a sembrar conflictos con cuanto país pudo, empezando por nuestros hermanos uruguayos.
Con Estados Unidos las relaciones quedaron, de hecho, interrumpidas desde la Cumbre de las Américas que se celebró en Mar del Plata en noviembre de 2005. A Bush se lo ofendió de la peor forma, consintiendo y en los hechos promoviendo durante su visita a Buenos Aires esa patética cumbre paralela o contracumbre como se la llamó, en la que el verborrágico presidente venezolano se despachó a sus anchas contra el mandatario norteamericano, para luego, cuando éste se encontraba en Montevideo, volver a maltratarlo desde el estadio de Ferro, sito en la Ciudad de Buenos Aires, en un acto financiado por el entonces Presidente Kirchner.
Es que se olvidaron que Bush era eso: un presidente norteamericano. Uno puede tener simpatía o antipatía por él, pero como anfitrión no puede fomentar actos de hostilidad contra quien representa a otro país.
Y, como hecho más cercano, el día de la asunción de Obama, la señora de Kirchner no tuvo mejor ocurrencia que celebrarlo en Cuba, con los más antiguos dictadores latinoamericanos, los hermanos Castro y de pasearse luego en la comarca del latoso papagayo venezolano. Es decir, fue a las capitales mundiales del antinorteamericanismo.
Por eso no es de extrañar que la respuesta al saludo de la señora de Kirchner por parte de Obama no haya sido en forma verbal, sino a través de una carta tardía, breve (consta de sólo tres párrafos), seca, meramente protocolar y extremadamente formal.
Marca este gesto una abismal diferencia con la comunicación telefónica que el primer mandatario estadounidense mantuvo con sus pares de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, y de Chile, Michelle Bachelet, de Colombia, Alvaro Uribe y de México, Felipe Calderón.
Que no se equivoque además la presidenta, o en rigor, la vocera presidencial, porque Obama tampoco es un discípulo de los Montoneros, ni un revolucionario latinoamericano, ni un líder de la reivindicación de los derechos de los negros, tal como se lo hizo saber en la misiva de felicitación, cargada de desatinos, que le enviara con motivo de la asunción presidencial de aquél.
Se trata, en efecto de un fiel exponente de la política norteamericana, como lo demuestran las designaciones de gabinete que realizó, algunas de las cuales son confirmaciones de funcionarios de Bush y muchas otras son de experimentados dirigentes de la administración Clinton.
Entonces, es hora ya -aunque todo parece indicar que el matrimonio presidencial sigue sin entenderlo- de dejar esa retórica setentista barata y poner la mira en lo que Alberdi llamaba “la inteligencia de los intereses”.
Otro viaje inexplicable es el que concluyó anticipadamente la señora de Kirchner en España. El único propósito aparente de ese traslado era la formalización de un acuerdo por la expropiación de Aerolíneas Argentinas.
Ahora nos enteramos de que no hay nada cerrado aún y que las negociaciones continúan.
Si esto era así, ¿para qué emprender una visita de Estado con una extensa y onerosa comitiva? ¿Para cambiar de vestuario varias veces al día, como Mirta Legrand?
Y si la cosa era puramente social y protocolar, por lo menos que respete el protocolo y no deje esperando cuarenta minutos a la pareja real y otro tanto al Parlamento español.
Falta de temas concretos de los que ocuparse en el frío invierno ibérico, la señora se distrajo con su pasatiempo favorito: dar cátedra "urbi et orbi" desde algún atril.
Así, pudimos aprender, nosotros y los españoles, que la Argentina fue un conejillo de indias del neoliberalismo. Siempre la teoría conspirativa, que nos redime de todos nuestros errores. Como decía ese personaje de Jean Paul Sartre, “el infierno son los otros”.
También aprovechó para predicar la necesidad de un nuevo sistema mundial, frase remanida y vacía mientras no se precise qué sistema propone. Esperemos que no sea el capitalismo de amigos y corrupto sobre el que los Kirchner podrían darles lecciones a los mismísimos Adam Smith, David Ricardo, John Maynard Keynes y Milton Friedman.
Pero esto es sólo “bulbito” para la tribuna. A nadie le interesa en el mundo lo que opina la señora de Kirchner.
Desde nuestra insignificancia, haríamos bien en ser más modestos y en tratar de entender al mundo tal cual es, para advertir cuáles son las posibilidades concretas que nos ofrece.
Claro que para eso debemos ofrecer por nuestra parte dos activos que hace años no tenemos: seriedad y confianza.
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2 comentarios:
En relación a la nota de Enriquez sobre Obama y Perón, quiero realizar algunas reflexiones:
1) El General Perón no se inspiró en la "Carta del Lavoro" de Mussolini, es evidente que Enriquez, o bien se haya "comido" la versión gorila o con contumacia diga esto sabiendo que no es cierto o lo que sería aún peor que no conozca la "Carta del Lavoro".-
2) En relación a las diferencias entre el sindicalismo argentino y el EEUU. Enriquez a la ligera habla de la libertad de asociación norteamericana y la prescindencia en el uso de los fondos sindicales en la actividad política; y por otro lado afirma, es
to es verosimil, que los sindicatos norteamericanos apoyan historicamente al partido demócrata, y le pregunto ¿No disponen de fondos para las campañas?¡¡Enriquez!! Ud. sabe que en la argentina hay libertad de afiliación Ej.: si ud, es estatal puede elegir entre diversos gremios (UPCN, ATE, APOPS, SUTECBA,ETC) si ud. es maestro tiene varias opciones (SUTEBA,SADOP,UMA,UDA) Además ¡¡Enriquez!!!si el trabajador no se quiere afiliar ¡¡NO SE AFILIA!!, no es obligatoria la afiliación.-Como también es optativa su pertenecia a las obras sociales, puede trabajar como camionero y afiliarse a..que se yo, a la obra social de comercio (OSECAC).- En fin, Enriquez, o ud. tiene algun problema cognitivo o en su defecto es un CONTUMAZ
No creo que Obama sepa quien es Peron
como politico, ni le interese inspirase en la ideologia de un viejo fascista, especialmente cuando la "doctrina" Peronista fracaso estrepitosamente. Peron no dejo una plataforma politica concreta. Lo que quedo de sus ideas, no sirvio para nada, comenzando por los dirigentes de tercera categoria que intentaron implementar la Tercera Posicion, que en realidad es una mezcla de lo peor del capitalismo y lo peor del socialismo. Mal que les pese a los argentinos trasnochados, USA es y sera una potencia y Argentina seguira siendo un lastimoso corral de fracasados e incompetentes----Juanjo
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