sábado, 28 de febrero de 2009

DISCULPA HEROICA, AUNQUE INÚTIL



La consigna de no hacer olas equivaldría al intento de calmar el Tsunami haciendo la plancha.

Por el Dr. Juan E. Olmedo Alba Posse


Ficción

Conmueve de veras la humilde disculpa de monseñor Williamson, pero también suscita inquietudes más allá de cualquier consideración sobre el “Holocausto”. Nos encontramos –se ve bien claro- en presencia de un formidable espejismo que está envolviendo a todo el mundo; incluso a las víctimas de la engañifa. Porque por más que se examinen las cuidadosas declaraciones del prelado –“creo que…”, “creo que…”- expresadas un mes antes de la aviesa detonación, resulta imposible encontrar nada, ni lo más mínimo, que refleje una acción vituperable. El escándalo proviene del invento agigantado con fines evidentes por todos los medios de persuasión, imponiendo una fantasía sobre la realidad. Ni más ni menos. Y lo peor, con virulencia para aplastar el entendimiento, haciendo saltar los fusibles de la razón. Como el principio de contradicción, al invocarse simultáneamente los Derechos del Hombre.

Bombazo y burbujas

Aquí no ha ocurrido nada de parte del gran acusado, ni inmoral ni contra la historia. Solamente el estallido de un artefacto nuclear absolutamente vacío, sin ningún ingrediente explosivo. La farsa de una bomba estruendosa aunque ficticia, para dar una lección a todo el mundo. Y la paradoja más rechinante, es que al mismo tiempo suenan como tenues burbujas las blasfemias de la T.V. israelita contra lo más Sagrado; borrándose a la par de los diarios, como el Bigh Brother, las devastaciones del Líbano y Gaza. Tanto contrasentido bombardeado a toda hora sin respuesta de nadie, acentúa el acatamiento a lo que mande el Poder Mundial, contra Dios y contra el hombre. Frente a todo lo cual, la consigna de no hacer olas equivaldría al intento de calmar el Tsunami haciendo la plancha.


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