Los del Río de la Plata han creado la ideología perfecta, el peronismo o justicialismo. ¿Busca usted algo? ¡El peronismo lo tiene! La fuerza de la opinión provida en Argentina ha sorprendido a todos, y quien más, quien menos, son legión los políticos que quieren sacar tajada.
Por Candela Sande
Decía Chesterton que el hombre de partido se caracteriza por ser un hombre de cualquier partido y esta excelente observación, estoy segura, puede adaptarse perfectamente a una mujer, que precisamente estamos para hacer en España una ‘huelga’ (?) contra un ser legendario e invisible llamado Patriarcado para que no se nos siga discriminando.
Hablo de la ex presidente argentina Cristina Fernández de Kirchner quien, como le hubiera gustado hacer a Hillary Clinton, heredó la presidencia de su marido como si fueran bienes gananciales. Ya se sabe, una de esas mujeres fuertes y “empoderadas” que no necesitan para nada al macho aunque, también como nuestra entrañable Irene Montero, deban su misma exposición a la vida pública a su consorte patriarcal.
Cristina, ‘la K’, como la llaman en su tierra, es uno de esos seres nacidos para caer siempre de pie, no importa por dónde soplen los vientos, y tras la multitudinaria manifestación provida que se ha vivido en el país, quizá la mayor de su historia, la ex mandataria que quintuplicó la fortuna nada pequeña que hizo su difunto en la Casa Rosada, ha empezado a ponerle ojitos al ‘ala celeste’ -los provida, contrapuestos a los ‘pañuelos verdes’ proaborto- y a sonreírles tanto que corre peligro el botox de su recauchutado rostro.
Siendo Argentina un país de tradición católica, no hace mucho este movimiento por la vida lo habría liderado sin duda la Iglesia. Pero son tiempos de confusión y tibieza, y los adalides y unificadores de los grupos provida son hoy los movimientos evangélicos, una fuerza política creciente en toda la América hispana.
Los evangélicos han sabido que la inmortal gobernante, la amiga de todos los regímenes miserabilistas que han arruinado a sus vecinos, planea abrir un ‘ala celeste’ en su partido. Eso, cuando votó a favor de la ley del aborto cinco días después del manifiesto en contra de las comunidades evangélicas. Oh, bueno, también las mujeres tenemos derecho a cambiar de opinión, ¿no?
Los argentinos han superado incluso a los mexicanos encontrando la Piedra Filosofal de los partidos. Si los primeros inventaron esa maravillosa locura llamada PRI, que hace explícitamente institucional la revuelta, y con él han gobernado un siglo, los del Río de la Plata han creado la ideología perfecta, el peronismo o justicialismo, que no solo permite ser de derechas o de izquierdas según y cómo, sino incluso de extrema derecha y de extrema izquierda. ¿Busca usted algo? ¡El peronismo lo tiene!
De hecho, el argentino medio puede elegir, para su particular álbum político, entre dos fotos que tengo ahora mismo delante de mí. En una puede verse a la K sonriente en un grupo de ‘pañuelos verdes’ haciendo la señal de la victoria tras votar a favor de que llegue al aborto a uno de esos escasos países donde el no nacido aún podía estar seguro en el vientre de su madre.
En la otra, que quizá muchos elijan, se la ve sosteniendo una talla de Nuestra Señora de Luján y una cruz en la frente, imaginamos que de ceniza penitencial.
La fuerza de la opinión provida en Argentina ha sorprendido a todos, y quien más, quien menos, son legión los políticos que quieren sacar tajada de esa ola aparentemente imparable. ¿Por qué no la K, que parece tener por única ideología permanente seguir en el machito hasta que le revienten las costuras de la estética?
Pero los evangélicos presumen de ser evangélicamente inocentes como palomas, pero también astutos como serpientes, y siendo, además de devotos, argentinos, conocen bien hacia donde apunta la aguja de la brújula y le han venido a decir a la K que los verdes las han segado.
“En agosto del año pasado, en la mayor manifestación provida de la historia del país, los pastores de las Iglesias Evangélicas nos advirtieron en su comunicado que en este año electoral cientos de políticos se acercarán a las congregaciones a lo largo de toda la nación, desde pequeños pueblos hasta grandes ciudades, para obtener el apoyo y los votos de los miembros de nuestras Iglesias”, escriben.
Y advierten: “El momento de acercarse ya pasó, era antes de la votación en el Congreso. Ahora no golpeen a nuestras puertas. Ya es tarde. Votaron contra la vida, votaron contra nosotros. Nadie que haya votado contra nuestros principios va a conseguir nuestro voto, ni nadie que apoye a nuestros detractores va a representar a nuestro espacio”.
Se siente, Cristina, pero no se puede ganar siempre...
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