Señaló que quería hablar del Sexto Mandamiento, comentando que “se ha dicho que antiguamente la Iglesia insistía excesivamente en el Sexto Mandamiento y se olvidaba de la justicia. Hoy se habla mucho de la justicia pero se olvida la otra realidad y la moral cristiana es un conjunto armonioso, en el cual no se puede unilateralmente subrayar una parte en desmedro de otra… Si buscan en el Diccionario verán que es la relación sexual de un hombre y una mujer fuera del matrimonio. ¿Qué pasa hoy día? Muchísima gente no se casa; a veces nosotros, los curas, generalizamos diciendo “la gente no se casa” y es verdad que no se casa en la medida que se casaba antes. Algunos vienen a casarse con dos o tres chicos que hacen de cortejo, pero la ecuación es que los chicos vienen después del matrimonio. ¿Y cuál es la causa principal de este desorden? Me parece que se inician muy temprano los noviecitos, los chicos a los 12 o 13 años ya conocen cosas que nosotros ignorábamos completamente, porque vivíamos en la estratósfera. No digo que eso sea lo que hay que hacer porque lo que hoy necesitamos es una verdadera educación para el amor, la castidad, el matrimonio y la familia. Una verdadera educación sexual, y no la prevención que propone el gobierno”.
Luego Monseñor Héctor Aguer aseguró que “la cuestión de la castidad no es una cuestión menor sino que tiene que ver con la configuración de la personalidad. La educación de los chicos debe ser delicada, para que aprendan para qué son las realidades sexuales y para qué sirven de modo que no se dejen llevar por esa propaganda… Los paganos antiguos que hacían sus cosas también, estarían atónitos si vieran lo que pasa hoy día. La continencia o templanza es tratada magníficamente en la Ética de Aristóteles, como la virtud que controla el posible desenfreno pasional”.
Indicó finalmente que “cuesta al cristiano distinguirse de “eso que hacen todos”, “como se dice, y son muchos los que comprenden que en eso se juega un valor fundamental de la vida cristiana. La castidad se integra en el conjunto de la personalidad de un cristiano, esto es la virginidad antes del matrimonio y luego la relación correcta entre los esposos, la castidad conyugal, y no evitando malamente los hijos. Todo el mundo sabe estas cosas pero desde hace tiempo, décadas, la propaganda de los anticonceptivos, etc., desconoce las realidades de la naturaleza, o sea que Dios ha puesto ritmos en la mujer, tiempos, en los cuales ella es infértil y en el cual puede haber relaciones sexuales, evitándolas en los momentos en que será fértil, si ellos quieren espaciar el nacimiento de los hijos o no tener más hijos. Eso es usar una realidad de la Naturaleza. La cuestión clave es esta: reconocer la realidad de la persona varón y de la persona mujer”.
“El Papa Benedicto XVI, a propósito de “la ideología de género” que descarta la Naturaleza, dice que esta es “la máxima rebelión de la creatura contra el Creador”. ¿Cómo se reconoce al Creador? ¿Cómo lo puede reconocer alguien que no tiene la fe cristiana? Sencillamente reconociendo que existe una Naturaleza dada, que nosotros no hacemos, que nosotros no inventamos, sino que nosotros respetamos y utilizamos de acuerdo a la voluntad de Dios”, sentenció el prelado.
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