¡Libertad y burka! ¡Cómo pueden los de Amnistía juntar estas dos palabras y quedarse tan frescos!
Por Pilar Rahola
No es la primera vez que tengo esta impresión al leer el informe anual de Amnistía internacional. Pero este año me resulta especialmente evidente que esta emblemática entidad, hace años que se ha convertido en un ente ideológico. Es decir, que intenta vender ideología de extrema izquierda, con la excusa de los derechos humanos. Ello no significa, por supuesto, que haya informaciones útiles en sus informes, pero también es cierto que a menudo caen en la tentación de proyectar un discurso ideológico que los sitúa fuera de la presumible neutralidad de un observatorio de derechos humanos. Es decir, que algunas cosas que dicen no las compraría nadie si no las presentaran bajo el paraguas de Amnistía. Veamos el ejemplo actual, referente al sensible tema del velo integral.
Lejos de hacer un informe contundente contra la proliferación de imanes y organizaciones fanáticas que sitúan el punto de mira en el dominio de la mujer, Amnistía se ingenia la peregrina teoría de que la prohibición del burka en los lugares públicos va contra la libertad de expresión y la libertad religiosa.
La cuestión religiosa ni la respondo, dado el evidente desconocimiento que tiene Amnistía sobre un punto tan fundamental. ¿O no sabe que ni el burka ni el nicab no salen en ninguna sura coránica y que es una práctica reciente vinculada a la idea del dominio?
Pero el otro uso de la palabra libertad, el de la libertad de expresión ya no es una cuestión de ignorancia, sino un ejemplo del pensamiento inverso que tienen algunos iluminados de izquierda.
¡Libertad y burka! ¡Cómo pueden juntar estas dos palabras y quedarse tan frescos! ¡Cómo pueden ignorar que los imanes radicales imponen el velo integral a las mujeres, que en los congresos salafistas se plantea como exigencia primera, y que detrás de una mujer emburcada hay una mujer segregada, víctima de una ideología misógina que la desprecia hasta el delirio! ¡Cómo no conocen las denuncias de las intelectuales musulmanas más valientes! ¡Cómo es posible que en lugar de poner el peso de la denuncia en el islamismo fanático, lo pongan en las instituciones que intentan prohibir una práctica de segregación como esta! Resulta incomprensible oír la palabra "derechos humanos" para defender el uso del burka, tan incomprensible que hace falta un diccionario catalán-amnistía-catalán por tal entenderlos.
¿Quo vadis, Amnistía? Y con ella, otras organizaciones de esta naturaleza que aunque tuvieron un prestigio notable en el pasado, cada vez están más situadas en las fronteras de las ideologías antisistema, quizás porque algunas han recogido personas que habían quedado fuera del juego de partidos. Sea como sea, con cada paso ideológico pierden quilómetros de credibilidad, no en vano no se puede mantener la imagen de observatorio neutral y entrar como un elefante en el debate ideológico.
La Vanguardia
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