Para el estudio, investigadores analizaron datos sobre 6,750 niños que participaron en la Cohorte de Nacimiento del Estudio Longitudinal de la Niñez Temprana, en la que participaron niños nacidos por todo EE. UU. en 2001.
Alrededor del 22 por ciento de los niños seguía usando biberón con regularidad a los 24 meses de edad, lo que significaba que bebían principalmente en biberón o que usaban uno para ir a la cama.
A los cinco años y medio de edad, alrededor del 23 por ciento de los niños que usaban biberón eran obesos, frente a alrededor del 16 por ciento de los niños que habían dejado de usar biberón para los dos años, según el estudio.
Eso hace que los niños que siguen usando biberón para los dos años alrededor de 33 por ciento más propensos a la obesidad que los niños que dejaron de usarlo antes, señalaron los investigadores.
Una explicación probable del hallazgo es que los niños que siguen bebiendo en biberón para los dos años probablemente consuman más calorías de las que necesitan, apuntaron los autores del estudio.
"A edades más avanzadas, es probable que el biberón se use por comodidad y conveniencia en lugar de nutrición", apuntó la autora líder del estudio Rachel Gooze, candidata doctora en salud pública del Centro de Investigación y Educación sobre Obesidad de la Universidad de Temple, en Filadelfia.
El estudio aparecerá en una próxima edición de la revista The Journal of Pediatrics.
Los niños se consideraban obesos si su índice de masa corporal [IMC, una proporción entre el peso y la estatura] estaba por encima del percentil 95 para su edad. La proporción de niños de cinco años en el estudio que eran obesos eran más o menos paralelas a otras estadísticas nacionales que ponen las tasas de obesidad entre los niños en edad preescolar en alrededor de uno de cada cinco, apuntó Gooze.
Hace mucho que los expertos animan a los padres a desacostumbrar a los niños del biberón alrededor del año de edad.
La Academia Estadounidense de Odontología Pediátrica aconseja a los padres quitarle el biberón a los niños alrededor de los doce a catorce meses de edad, y evitar poner a un bebé en la cama con un biberón para evitar las caries.
La Academia Estadounidense de Pediatría tiene una recomendación similar, y advierte que "[se debe] prescindir del biberón por completo alrededor del año de edad, y muy ciertamente para los dieciocho meses".
Otras investigaciones han sugerido que el uso prolongado del biberón podría contribuir a la deficiencia de hierro, según la información de respaldo del estudio.
Para el estudio, los investigadores tomaron en cuenta otros factores que podrían influir en la obesidad de los niños de cinco años, como tener madre obesa, el estatus socioeconómico, si los niños recibieron el pecho en la infancia, y el momento de la introducción de alimentos sólidos. (No tenían información sobre la actividad física de los niños).
Incluso tras controlar esos factores, los niños que bebían en biberón a los dos años eran más propensos a ser obesos que los niños que habían pasado a beber en taza, apuntaron los investigadores.
Alimentar a los bebés con biberón o con el seno es necesario durante el primer año de vida para suministrar nutrición adecuada en un periodo de crecimiento rápido, apuntó la Dra. Roya Samuels, pediatra del Centro Médico Pediátrico Steven and Alexandra Cohen de Nueva York.
Entre los cuatro y los seis meses de edad, los bebés deben comenzar a comer alimentos sólidos, que gradualmente se convierten en la fuente principal de nutrición del niño, apuntó Samuels. Un niño típico de un año necesita apenas entre 296 y 473 ml (10 y 16 onzas) de leche entera al día, además de "una variedad saludable de alimentos sólidos", señaló. Los padres deben limitar los jugos de frutas y verduras a no más de 118 ml (4 onzas) al día, y el resto del líquido consumido debe ser agua, añadió.
"Si los padres siguen dando el biberón cuando los niños comienzan a aprender a caminar, es probable que los niños consuman demasiadas calorías en el día, lo que lleva a un aumento excesivo de peso en la niñez", dijo Samuels, señalando que este nuevo estudio está entre los primeros que da seguimiento a los niños en el tiempo para determinar cómo el uso prolongado del biberón podría afectar su peso.
Quitarle el biberón a un bebé obstinado y perseverante no es fácil, sobre todo si uno de sus hermanos pequeños bebe en biberón.
Gooze recomienda que los padres discutan estrategias para hacerlo con el pediatra, y también que cambien la forma en que perciben la transición. En lugar de pensar que quitarle el biberón al niño es hacerle prescindir de algo, véalo como señal de que el bebé alcanza otro hito, aconsejó.
"Definitivamente reconocemos que dejar el biberón a la edad de un año no es fácil, y dejarlo a los dos años podría ser aún más difícil", comentó. "Tal vez sea útil pensar en avanzar del biberón a la taza como un hito del desarrollo, como pasar de gatear a caminar, algo que celebrar, aunque plantee desafíos".
HealthDay
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