miércoles, 13 de noviembre de 2024

13 DE NOVIEMBRE: SAN ESTANISLAO DE KOSTKA, CONFESOR


13 de Noviembre: San Estanislao de Kostka, Confesor

(✟ 1568)

El seráfico joven San Estanislao de Kostka fue hijo de padres nobles y señores de una de las más ilustres casas de Polonia. 

Luego que tuvo conocimiento de Dios se sintió inclinado a amarle; y confesaba después él mismo, que el primer uso de su razón fue ofrecerse al Señor. 

Era en extremo hermoso, y de tal angelical pureza, que le bastó para causarle un desmayo una palabra algo fuera de lugar que se dijo en su presencia. Le gustaba vestir sencillamente, aborrecía el juego, huía de las conversaciones peligrosas, y estaba siempre ocupado en el estudio o en la oración.

Hasta la edad de catorce años estudió en casa de sus padres, teniendo por ayo o maestro a Juan Bilinski, más tarde canónigo de la iglesia de Plock.

Pasó después a la ciudad de Viena, en Austria, a un seminario de nobles gobernado por padres de la Compañía de Jesús, y allí estudió con un hermano suyo llamado Pablo, el cual era de pensamientos y costumbres muy contrarios a los de Estanislao.

Al haberse cerrado aquel seminario, los dos hermanos se hospedaron en la casa de un hereje luterano, lo cual fue una  ocasión para Pablo, de mayor libertad, y a Estanislao, de ser blanco de las iras de su hermano, que le miraba como censor importuno de sus liviandades; y así le sonrojaba en cualquier ocasión, se mofaba de sus prácticas piadosas, y lo llamaba necio y mentecato; y llegó con su enojo, a poner en él sus manos con extremo rigor.

Estos malos tratamientos, unidos con la aspereza de su vida penitente, le acarrearon una enfermedad mortal.

Pidió en vano el santo mancebo los Sacramentos; y como se los negasen, recibió el santísimo Viático que los ángeles le trajeron del cielo; y apareciéndosele la Virgen santísima, le puso en los brazos el divino Niño y le mandó que entrase en la Compañía de Jesús.

Con estos soberanos favores, se sintió repentinamente sano y convalecido.

Estorbándole la entrada en la Compañía el temor de su padre, se vistió con un hábito de peregrino y huyó a pie y pidiendo limosna, sin detenerse hasta lograr lo que tanto deseaba.

Llegando finalmente a Roma, fue recibido en la Compañía por San Francisco de Borja.

Diez meses vivió en el noviciado, hecho un serafín de amor divino.

Se arrobaba con frecuentes éxtasis, tenía el rostro siempre encendido, y a veces, resplandeciente, los ojos llenos de tiernas lágrimas; y eran tales los ardores de su pecho, que aún en el rigor del invierno, había de empaparlos con agua fría.

Así, pues, consumido más por el amor que por la fiebre, murió el día de la Ascensión de la Virgen, a quien tenía una devoción tierna y filial, y fue a contemplar el soberano triunfo de su Divina Madre en los cielos, habiendo vivido en la tierra solo dieciocho años.

Reflexión:

Fue encanto de los hombres y embeleso de los ángeles durante los cortos años de su vida mortal. Por su encendida caridad mejor le juzgaríamos ardoroso Serafín, que mero ser humano. Alma soberanamente grande, aunque encerrada en cuerpo pequeño, así supo aspirar a lo infinito, que despreció con todo lo finito, repitiendo una y otra vez a la vista de los más seductores bienes de la tierra: Para mayores cosas yo nací.

Oración:

Oh Dios, que entre otros milagros de tu sabiduría, concediste la gracia de una santidad madura aún a una tierna edad; te rogamos  nos concedas que, resarciendo con santas obras el mal empleo del tiempo pasado, a ejemplo de San Estanislao, nos apresuremos a entrar en el eterno descanso. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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