Por el padre Jorge González Guadalix
Anoche tuvimos la primera sesión de estudio del Catecismo Nacional de Segundo Grado que tantos estudiamos en nuestro tiempo. Una introducción y tocar las cinco primeras preguntas:
1.-¿Eres cristiano? -Soy cristiano por la gracia de Dios.
2.-¿Qué es ser cristiano? -Ser cristiano es ser discípulo de Cristo.
3.-¿Cómo nos hacernos cristianos? -Nos hacemos cristianos por el santo Bautismo.
4.-¿Quién es buen cristiano? -Buen cristiano es el discípulo de Cristo, que cree su doctrina y la practica.
5.-¿Por qué nos llamamos también católicos? -Nos llamamos también católicos porque somos hijos de la Iglesia Católica.
Miren que es cosa sencilla, pero basta repasar cinco preguntitas de un “catecismito” elemental para desmontar tantas bobadas, tantas generalidades, tanta superficialidad. Cincuenta años sin estudiar el catecismo más básico y luego pasa lo que pasa.
Anda que no habremos escuchado tantas veces eso según lo cual ser cristiano es “estar con los pobres” y que Fulanito, “aunque no esté bautizado, es más cristiano que tú porque este Fulanito, que no cree, vive con una o con uno, es partidario del aborto y económicamente funciona en negro, colabora con una ONG que se supone que ayuda a los pobres y además es muy buena persona”. Pero faltó la primera página del catecismo.
Basta aprenderse estas cinco preguntas con sus respuestas para tenerlo todo clarito: uno se hace cristiano por el bautismo, siendo seguidor de Cristo y es buen cristiano en cuanto cree la doctrina de Cristo y la practica. La doctrina, sí, toda, no solo lo de “dar limosna al pobre” y “ser partidario” de no sé qué. Toda.
Y somos católicos porque vivimos la fe en Cristo en el seno de la Iglesia Católica.
Pues estas cosas tan elementales, tan simples, tan básicas, hoy se desconocen para dejar paso a una serie de inconcreciones, generalidades, genialidades y humos varios.
Ya saben, esas nuevas teorías, tan nuevas que llevan pululando desde hace cincuenta años, según las cuales ser cristiano es creer en la utopía de “un mundo nuevo”, abrazar desde la profundidad del corazón “a toda la humanidad sufriente”, celebrar “en fraternidad” y “sororidad” la presencia de Cristo en medio de nosotros, emocionarte por una puesta de sol en la naturaleza y “superar los viejos rezos” y los antiguos clichés para “entrar en diálogo con lo absoluto” desde unas entrañas de una “sinodal misericordia”.
Catecismo, oigan. Cinco preguntas con sus respuestas que se convierten para estas casposas reflexiones en una bofetada de recta doctrina, realismo, concreción y teología fetén que dirían los castizos.
Catecismo, oigan. Cinco preguntas con sus respuestas que se convierten para estas casposas reflexiones en una bofetada de recta doctrina, realismo, concreción y teología fetén que dirían los castizos.
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