La banda de los cuatro gigantes -Apple, Amazon, Facebook y Google- considera que la libertad de expresión sólo es permisible para criticar a Trump... y beneficiar a Biden.
Por Ignacio Aguirre
Continúa la cacería contra el Presidente Trump. Hace unos días, comparecían ante el Comité Judicial del Senado, los CEOs de las cuatro mayores empresas tecnológicas del mundo: Mark Zuckerberg de Facebook, Jeff Bezos de Amazon, Sundar Pichai de Google y Tim Cook de Apple.
Durante la comparecencia, el congresista republicano por Ohio, Jim Jordan, denunció la campaña orquestada por las grandes tecnológicas estadounidenses contra el Presidente Trump y distintos medios conservadores.
En primer lugar, Google retiró de su buscador las páginas webs de los portales conservadores Breitbart y The Daily Caller. Con posterioridad, amenazó con retirar los ingresos publicitarios del diario The Federalist, quizás el medio conservador digital más relevante en el plano intelectual, bajo acusaciones de "racismo", por haber denunciado el portal los vínculos entre el movimiento marxista Black Lives Matter y el régimen del dictador Nicolás Maduro. También Google anunció que censuraría cualquier contenido que entrara en conflicto con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y, particularmente, cualquier noticia que denunciara los vínculos de la OMS con el gobierno de China, para haber ocultado durante meses la pandemia del coronavirus.
Amazon, por su parte, eliminó la cuenta del Presidente Trump en la plataforma Twitch, después de que el presidente expresara su preocupación acerca de los movimientos promovidos por los demócratas para eliminar la financiación de la policía.
Facebook ha ido todavía más allá y ha retirado las publicaciones de campaña para la reelección de Donald Trump, cosa que por supuesto, no ha hecho con respecto a la campaña presidencial de Joe Biden.
Twitter, en la misma línea que Facebook, ha censurado reiteradamente los mensajes del Presidente Trump, en los que denunciaba los altercados violentos en diversas ciudades de Estados Unidos promovidos por el movimiento marxista Black Lives Matter. Incluso ha impedido denunciar la situación desesperada de la ciudad de Seattle, donde los manifestantes han creado la autodenominada zona autónoma de la ciudad, con el apoyo de la propia alcaldesa demócrata, Jenny Durkan, que impide el acceso de la policía a la zona.
Sin embargo, como recuerda el congresista Jordan, mientras que Twitter retira mensajes del inquilino del Despacho Oval, bajo infundadas acusaciones de "promoción de la violencia", no ha hecho lo mismo, por ejemplo, con mensajes como el del líder supremo de Irán, Ali Jamenei. Él mismo, la semana pasada, amenazó por la misma red social con infligir un duro golpe a Estados Unidos por haber “martirizado” al general Soleimani, líder de la Guardia Revolucionaria Iraní, que está catalogada como grupo terrorista por diversos países.
En esta campaña, se están superando todos los límites conocidos. Al frente político, mediático y económico que busca desalojar a Trump de la Casa Blanca, se une ahora el de las empresas tecnológicas, que a través de las redes sociales promueven la censura abierta contra el Presidente. La libertad de expresión solo se permite si es para criticar a Trump.
Hispanidad.com
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