La Federación One of Us que preside Jaime Mayor Oreja se hace eco de un comunicado de la Asociación Nacional para la Defensa del Derecho a la Objeción de Conciencia del Personal biosanitario (Andoc) la cual asegura que grupos de "bioeticistas cristianos de Reino Unido y Estados Unidos advierten contra posibles vacunas Covid-19 en la que científicos británicos estarían utilizando células fetales de bebés abortados".
Según CruxNow a algunos especialistas en ética les preocupa que la vacuna que se está desarrollando en la Universidad de Oxford esté utilizando líneas celulares que se obtuvieron de un niño abortado a principios de la década de 1970.
Centros católicos de bioética
El impulso para desarrollar una vacuna que detendrá el virus mortal se ha intensificado a medida que las tasas de infección y las muertes se han extendido por todo el mundo, particularmente porque algunos advierten sobre una segunda ola que llegará más adelante este año. Dada la atención, los centros católicos de bioética han publicado recientemente artículos sobre el tema.
"El uso de tales líneas celulares en la producción de la vacuna COVID-19 puede crear problemas de conciencia para algunos de aquellos a quienes se les ofrece la vacuna y que se dan cuenta de su historia", señala un documento del Anscombe Bioethics Center, con sede en Oxford.
Líderes religiosos y bioeticistas de Estados Unidos también han denunciado la posibilidad de una vacuna Covid-19 desarrollada con líneas celulares de fetos abortados.
No es moralmente admisible
Citando las palabras del papa emérito Benedicto XVI en una carta de 1987, Andoc se hace eco de la carta pastoral del obispo católico Joseph E. Strickland: "Lo que es técnicamente posible no es por esa misma razón moralmente admisible".
"El hecho de que el delito de aborto se considere legal en nuestra nación no significa que sea moralmente permisible usar los cadáveres de estos niños para curar una pandemia global. Enfáticamente, esta práctica es mala", escribió Strickland, subrayando que otros medios éticos están disponibles y pueden resultar igual de efectivos en el desarrollo de vacunas.
"Los científicos con los que he hablado me aseguran que no hay necesidad médica de usar niños abortados para desarrollar la vacuna que tanto necesitamos para protegernos de esta pandemia", dijo.
Por su parte, Joseph Meaney, presidente del Centro Nacional de Bioética Católica con sede en Filadelfia, dijo en una entrevista con Crux que se debe insistir en que la investigación científica ética no tiene vínculos con el aborto o la destrucción de embriones.
"El uso de líneas celulares obtenidas de bebés abortados para una vacuna contra el coronavirus es una causa de escándalo teológico grave", apuntó.
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