“No sé si ustedes recuerdan, queridos amigos, que el año pasado comenté un caso muy particular de una misa en la playa y en lugar de un cáliz un mate que dio mucho que hablar. Ahora se puede encontrar en internet otro caso donde un sacerdote celebra misa en un cuartito, donde ha habido una reunión evidentemente, sobre la mesa hay papeles, vasos, gaseosas, y ahí celebra la misa.
https://diario7-archivos.blogspot.com/2019/11/varios-sacerdotes-denuncian-ante-roma.html |
Todo esto no es más que la punta de un iceberg de lo que yo llamaría la devastación de la liturgia.
Ciertamente hay sacerdotes que celebran muy correctamente la misa pero hay otros que no y, en muchos lugares, la tendencia es convertir la misa en una especie de espectáculo, en un show, incluso con saltos, cantos y la misa de los chicos parece una fiestita de niños. ¿Eso qué significa? Creo que significa que se ha perdido el sentido del misterio litúrgico porque se ha perdido la solemnidad, la belleza, la seriedad y el ajuste a las rúbricas que la Iglesia quiere para celebrar la Misa. Un sacerdote no puede hacer lo que quiere con la Misa. El Concilio Vaticano II decía en la "Constitución para la Sagrada Liturgia" que nadie, aunque sea sacerdote, se atreva a quitar, poner o cambiar nada por iniciativa propia en la liturgia. Eso no ha sido tenido en cuenta, como si no hubiera existido incluso gente que valora el Concilio Vaticano II.
Acá el problema es este: ¿recordamos que es la misa o nos hemos olvidado ya? ¿La misa es un encuentro fraterno o es el sacrificio mismo de Jesús que se hace sacramentalmente presente? Esa expresión del "santo sacrificio de la misa" parece que ha caído en desuso. No es un encuentro de hermanos, lo es secundariamente en todo caso, pero primeramente es la Iglesia que se reúne para celebrar el culto de Dios y el culto de Dios por excelencia, en la Nueva Alianza, es la ofrenda al Padre del sacrificio pascual de Jesús que se hace presente sacramentalmente por la acción del Espíritu Santo.
Es un misterio la misa. No se lo puede tomar en solfa. No podemos usar la misa para divertirnos un rato o para sentirnos más cómodos. Esto, desgraciadamente, se ha extendido de un modo enorme en la Argentina y en otros lugares también. Recuerdo que el año pasado o el anteaño me reuní con el Cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, en Roma, y hablando de estos temas le dije: "Eminencia en la Argentina la liturgia está devastada", y él me dijo: "Excelencia no solamente en la Argentina". O sea que es un problema mundial, desgraciadamente.
¿Y nosotros qué hacemos? Les digo a ustedes que van a misa los domingos porque los fieles tienen derecho a que la misa se celebre como la Iglesia quiere y no como quiere cada curita con su misita sino, reitero, como la Iglesia quiere y enseña. Hay una objetividad en la liturgia y esa objetividad es la garantía de que se respeta lo esencial porque si no se pierde el misterio litúrgico y eso no ayuda a formar bien a los fieles, si no que por el contrario, eso desvía a los fieles.
No se puede llevar una vida espiritual seria de auténtica oración, de adoración de Dios, si uno no comprende el misterio litúrgico y no lo vive intensamente. Les dejo esta catequesis para que lo piensen bien”.
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