Una de las cosas que uno nota sobre el vergonzoso Sínodo de los salvajes es que... no tiene lugar en el Amazonas.
No se nos dio el privilegio de ver al papa (que vuela absolutamente a todas partes sin ninguna compulsión por la contaminación que causan esos aviones) volando en el mismo avión con sus Francisobispos y Franciscardenales elegidos a dedo, ni verlos subir a modestos vehículos indígenas, seguidos de cerca por las cámaras, sumergiéndose en la “espiritualidad” de la profunda selva amazónica mientras viajan a un lugar donde los salvajes locales han practicado tradicionalmente sus propios rituales paganos; de lo cuales, nos dice el papa, los obispos y los cardenales, que “tenemos mucho que aprender”.
Realmente no. En cambio, parece que este sínodo trata de manera tan conmovedora la espiritualidad, que podemos aprender de los árboles. Pero los espíritus del bosque no pueden ver al santo papa de la Tierra y a sus santos obispos ambientalmente conscientes, ni cerca de los arboles ni cerca de los bosques. Él, de hecho, se quedó en el Vaticano, donde “el llamado espiritual de la Madre Tierra” y el simple canto de los sacerdotes salvajes no se pueden escuchar, ¡ni siquiera un poco!
¡Es una pena! ¡Una pena, te digo! No poder ver la marcha televisada de los Hombres Sagrados y Modestos abriéndose camino en el bosque, y sus corazones hacia él, en medio de los cantos de Kumbaya y el simple sonido creado por la “espiritualidad” local, ¡habría sido el evento mediático de la década! ¡Qué oportunidad de aprender una "ecología integral" y crecer espiritualmente escuchando lo que el Espíritu ha susurrado a los Santos Salvajes, lejos de las trampas del capitalismo!
Creo que sé por qué decidieron hablar sobre la “espiritualidad del bosque” desde la comodidad de los palacios dentro de los muros leoninos (odiosos y claramente no cristianos).
¡No hay saunas gay en el Amazonas!
Mundabor
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