Por Julián Zocchi
“Todo lo que se hace con amor está bien a los ojos de Dios”, rezaba David Berg en una de sus 3300 cartas y escritos que formaron su propia Biblia, un evangelio según su particular interpretación de las sagradas escrituras. ¿Cómo lo usaba? Para el abuso de menores, pornografía infantil y relaciones incestuosas que se perpetraron durante décadas.
Su nombre resurge porque hace 30 años que su secta, los “Niños de Dios” (también conocida como “La Familia”), llegaba a la Argentina. Y porque hace unos días Joaquin Phoenix, el hombre del momento tras su sublime participación en Joker, confesó haber sido parte de ese culto en Venezuela. Una secta que trascendió al propio Berg y se extendió como una telaraña por todo el mundo. ¿El capítulo argentino?
Los vecinos de la localidad bonaerense de Pilar aún recuerdan aquella oscura madrugada, en el ocaso del invierno del ’93, cuando la policía encaró siete allanamientos en distintos puntos del país, ordenados por el juez Roberto Marquevich. ¿La denuncia? Corrupción de menores. Y llegaba impulsada por el consulado estadounidense que buscaba a cuatro chicos secuestrados por la secta los Niños de Dios, aunque el hallazgo iba a ser mucho mayor.
Todavía era de noche cuando los ladridos de los perros empezaron a rebotar en el predio de 5000 metros cuadrados. Los agentes irrumpieron en las habitaciones y se encontraron con 72 chicos que dormían en camas cucheta y tratando de mitigar el último frío del 93 tapados hasta la cabeza.
Aquella pista que siguió el juez con la policía iba a destapar una verdadera caja de Pandora. La Justicia rescató 268 menores que habían sido cooptados por los Niños de Dios, la secta liderada por Berg. Con el correr de los días, iban a salir a la luz los mandamientos dictados por el líder carismático: una serie de panfletos y flyers en inglés que funcionaban como una suerte de tutorial para la iniciación sexual temprana de los chicos. En uno de esos dibujos dos niños le hacían el amor a una mujer con la sugestiva leyenda “Un trío, a los tres” (“A threesom at 3!”). Y en otro, un nene mordía el pezón de una mujer con la leyenda “Es un mecánico del corazón” (“He´s a mechanic of heart”). Era solo el comienzo.
“Los chicos se movían como autómatas”, describió el entonces comisario Juan Caros Rebollo, que además aseguró que la investigación demostró que la secta discriminaba a los posibles miembros: “Rechazaban a los de piel oscura y a los judíos”.
Al día siguiente, las portadas de todos los diarios anunciaron sorprendidos el hallazgo: “Le quitan 268 chicos a una secta”, rezaba la portada de uno de los matutinos de mayor tirada del país. “Es la de los Niños de Dios. La investigación se inició por un pedido del Consulado de EE.UU. para encontrar a cuatro niños norteamericanos. Detuvieron a 30 personas en siete allanamientos”, decía la bajada. Y, por primera vez en la Argentina, iba a sonar fuerte el nombre de Berg.
Pero, ¿quién era y de dónde había salido realmente aquel misterioso “líder espiritual”?
EL EVANGELIO SEGÚN BERG
David Brandt Berg era un pastor carismático que, en los Estados Unidos, había sido expulsado de su iglesia, la Alianza Cristina y Misionera, en la década del ’60. Enojado con su credo y totalmente convencido de ser un elegido de Dios, Berg decidió crear su propio culto, “Los Niños de Dios”, también conocido como “La Familia”. Entonces regresó a su lugar de nacimiento, California, junto a su mujer y sus hijos.
La parada elegida fue Huntington Beach en los días en los que reinaba la psicodelia y el Flower Power, una arena más que fértil para desarrollar el primer paso de su proyecto. ¿De qué se trataba? Berg que se rebautizó con los pseudónimos de “Padre David” o “Moisés David” (con el tiempo comenzaron nombrarlo directamente con el diminutivo “Mo”) mandó a sus hijas a la pesca de hippies, jóvenes y niños (“corderos de Dios”) por las playas de California.
El método se denominaba flirty fishing y ese era otro de los mandamientos de la secta: las mujeres debían poner el cuerpo para reclutar lo que hoy se conoce como followers.
“Era una prostitución religiosa”, iba a definir años después una de sus hijas a esta práctica que se mantuvo entre 1974 y 1987, cuando la epidemia del HIV empezó a amenazar esas prácticas de sexo libre y sin protección.
La hermandad de Moisés David sacó cientos de hippies de las drogas. Y esa fue la mayor credencial ante la sociedad para que el profeta Mo comenzara a divulgar su mensaje “se viene el fin del mundo”, mientras se presentaba como el Mesías con la llave de la salvación. Años antes, había vaticinado que, entre 1973 y 1974, un asteroide iba a destruir los Estados Unidos, cosa que claramente no sucedió.
Berg resultó ser un depravado sexual que no distinguía entre mujeres mayores, niñas y niños. Y usó aquel leit motiv de “todo lo que se hace ante los ojos de Dios está bien y es amor” para cometer cientos de abusos sexuales, violaciones y relaciones incestuosas.
Con los años, las hijas de Berg y hasta sus nietas se sentaron en los talk shows que dominaron la televisión mundial de los años ’90 para acusarlo de abusar de ellas. Berg también fue acusado hasta por la niñera de uno de sus hijos adoptivos llamado Ricky Rodríguez.
Pese a todo, Mo se transformó en un líder carismático que logró un fanatismo total en su séquito y en su fuero íntimo. Entones decidió incluir una nueva esposa en su alcoba. ¿La excusa? Su vieja mujer (Jane Miller, alias Madre Eve en los Niños de Dios), y madre de sus primeros cuatro sus hijos, representaba a la vieja iglesia, aquella que lo había expulsado. Y su nueva pareja (Deborah, conocida como Linda en la secta) venía con el credo que ahora lo cobijaba, cuyo testamento había escrito de puño y letra.
“Los Niños de Dios” no tardaron en extenderse a lo largo y ancho de los Estados Unidos y de traspasar sus fronteras hacia el Sur del Continente, Europa y Asia. Y así, se convirtió en una máquina de recaudar dinero.
Según atestiguaron algunos involucrados en la causa que se abrió en los ’90 en la Argentina, de lo recaudado (por la venta de los videos allanados y donaciones), el 40 por ciento quedaba en la hermandad y el resto se le giraba al líder, que vivía en algún lugar del mundo, aunque nunca nadie pudo dar con su paradero.
¿COMO LLEGÓ JOAQUIN PHOENIX A LOS NIÑOS DE DIOS?
En 1977, la familia Phoenix viajó a Venezuela para ingresar a una hermandad basada en “La ley del amor” con la idea de vivir en comunidad y ofrecerles a sus hijos una educación libre. Fue así que empezaron a ser parte de “La Familia”, el otro nombre que recibía este culto fanático.
El matrimonio Phoenix no tenía trabajo y vagaba por las calles pidiendo dinero mientras sus hijos cantaban canciones de iglesia en busca de alguna moneda. Uno de ellos era nada menos que Joaquin Rafael Phoenix, el hombre que en estos días está en boca de todos por su estelar participación en Joker que lo posiciona seriamente para ganar el primer Oscar de su carrera.
Los Phoenix se enamoraron de “La Familia” y de sus normas regidas por la “Ley del amor”, redactada por el propio Berg. Se sentían tan comprometidos con esa comunidad que se movía con libertad al aire libre que llamaron a todos sus hijos con nombres relacionados con la naturaleza: River (Río), Rain (lluvia), Liberty Butterfly (Mariposa de la libertad) y Summer (verano).
El mensaje caló tan hondo que, a los tres años, el propio Joaquin quiso cambiar su nombre: el elegido fue Leaf (que significa hoja) y se hizo vegetariano. Aunque no es el caso de Phoenix, después de los allanamientos en la Argentina, se supo que uno de los mandatos de Berg era que los chicos no comieran carne roja. La dieta debía ser apenas a base de leche y cereales lo que, según su teoría, causaba una “insuficiencia en el desarrollo psíquico” que generaba “discípulos obedientes y dispuestos a cumplir cualquier orden, por más repugnante que fuera”.
La historia de los Phoenix y “La Familia” finalizó cuando los líderes que manejaban la hermandad que vivía en Venezuela intentaron usarlos para el flirty fishing: en este caso, la madre de Phoenix debía encargarse de la pesca coqueta y entregar su cuerpo para conseguir nuevos fieles para la iglesia de Mo.
“Recibieron una carta o, como sea, vino alguna sugerencia de eso y dijeron, ‘a la mierda, nos vamos de aquí’”, le contó Phoenix a la revista Vanity Fair en el marco de la promoción de su película. ¿Cómo sus padres cayeron allí? “Creo que eran idealistas y creían que estaban con un grupo que compartía sus creencias y valores. Probablemente buscaban seguridad al dejar un país que había asesinado a un presidente y a varios líderes de derechos civiles en pocos años, lo cual es muy difícil de entender, ¿no?”, cerró el actor con el sarcasmo de el Guasón.
LA CAÍDA DE LOS NIÑOS DE DIOS EN LA ARGENTINA
Los allanamientos de aquella madrugada de 1993 en Pilar dejaron toneladas de evidencias del accionar de los “Niños de Dios”. Además de los 268 chicos que vivían en cautiverio y eran adiestrados para una temprana vida sexual y obligados a la servidumbre, se encontraron cientos de panfletos, instructivos y material pornográfico.
Las declaraciones demostraron todo lo que ocurría allí adentro: un testigo habló de noches donde los menores veían a sus padres mientras hacían el amor. Otro denunció haber visto a una madre teniendo sexo con su hijo de cinco años. Y hasta una americana llamada Abigail Berry le dijo al juez de San Isidro que en 1989, mientras vivía en cautiverio y la tenían secuestrada, sufrió una infección que le provocó que le sacaran las trompas de Falopio: “Me ordenaron rezar porque ir al médico era una falta de fe”, dijo la chica que también denunció que el líder de la secta la había violado a los doce años.
A pesar de los testimonios aberrantes y de las pruebas, la causa fue cayendo en la nada. De los 156 menores varones, las pericias encontraron que 9 podrían haber sido abusados. Y, de las 30 chicas (con edades entre 12 y 21 años) que vieron los investigadores del juzgado 25 parecían no haber perdido la virginidad porque su himen estaba intacto.
Con esos datos, la Cámara Federal entendió que no podía convalidarse la presunción de violación de menores ni que los adultos detenidos hubieran cometido ese delito. Y tampoco pudo probarse la prostitución de los menores por lo que a los tres meses todos los acusados fueron libreados y escaparon, desapareciendo cualquier rastro de “Los Niños de Dios” en la Argentina. ¿Cuál fue la suerte de Berg? El juez Marquevich le pidió su captura a la Interpol, pero Mo nunca fue encontrado. Recién se conoció su paradero después de 1994, cuando murió: su cuerpo había sido cremado y enterrado en Caparica, una playa de Portugal.
La secta creada por David Berg en 1969 se reconvirtió en “La Familia Internacional” y hoy se presenta como una “asociación cristiana”. Hace unos años, en 2013, la ONG Libre Mentes denunció que la secta de Berg se había reagrupado bajo otro nombre y trabajaba para instalarse otra vez en la Argentina. Y hasta hace cuatro años, al menos, seguían operando en Brasil. A esta altura suena increíble, pero todavía existen personas que quieren tomar el legado de Berg.
Infobae
La hermandad de Moisés David sacó cientos de hippies de las drogas. Y esa fue la mayor credencial ante la sociedad para que el profeta Mo comenzara a divulgar su mensaje “se viene el fin del mundo”, mientras se presentaba como el Mesías con la llave de la salvación. Años antes, había vaticinado que, entre 1973 y 1974, un asteroide iba a destruir los Estados Unidos, cosa que claramente no sucedió.
Berg resultó ser un depravado sexual que no distinguía entre mujeres mayores, niñas y niños. Y usó aquel leit motiv de “todo lo que se hace ante los ojos de Dios está bien y es amor” para cometer cientos de abusos sexuales, violaciones y relaciones incestuosas.
Con los años, las hijas de Berg y hasta sus nietas se sentaron en los talk shows que dominaron la televisión mundial de los años ’90 para acusarlo de abusar de ellas. Berg también fue acusado hasta por la niñera de uno de sus hijos adoptivos llamado Ricky Rodríguez.
Pese a todo, Mo se transformó en un líder carismático que logró un fanatismo total en su séquito y en su fuero íntimo. Entones decidió incluir una nueva esposa en su alcoba. ¿La excusa? Su vieja mujer (Jane Miller, alias Madre Eve en los Niños de Dios), y madre de sus primeros cuatro sus hijos, representaba a la vieja iglesia, aquella que lo había expulsado. Y su nueva pareja (Deborah, conocida como Linda en la secta) venía con el credo que ahora lo cobijaba, cuyo testamento había escrito de puño y letra.
“Los Niños de Dios” no tardaron en extenderse a lo largo y ancho de los Estados Unidos y de traspasar sus fronteras hacia el Sur del Continente, Europa y Asia. Y así, se convirtió en una máquina de recaudar dinero.
Según atestiguaron algunos involucrados en la causa que se abrió en los ’90 en la Argentina, de lo recaudado (por la venta de los videos allanados y donaciones), el 40 por ciento quedaba en la hermandad y el resto se le giraba al líder, que vivía en algún lugar del mundo, aunque nunca nadie pudo dar con su paradero.
¿COMO LLEGÓ JOAQUIN PHOENIX A LOS NIÑOS DE DIOS?
En 1977, la familia Phoenix viajó a Venezuela para ingresar a una hermandad basada en “La ley del amor” con la idea de vivir en comunidad y ofrecerles a sus hijos una educación libre. Fue así que empezaron a ser parte de “La Familia”, el otro nombre que recibía este culto fanático.
El matrimonio Phoenix no tenía trabajo y vagaba por las calles pidiendo dinero mientras sus hijos cantaban canciones de iglesia en busca de alguna moneda. Uno de ellos era nada menos que Joaquin Rafael Phoenix, el hombre que en estos días está en boca de todos por su estelar participación en Joker que lo posiciona seriamente para ganar el primer Oscar de su carrera.
Los Phoenix se enamoraron de “La Familia” y de sus normas regidas por la “Ley del amor”, redactada por el propio Berg. Se sentían tan comprometidos con esa comunidad que se movía con libertad al aire libre que llamaron a todos sus hijos con nombres relacionados con la naturaleza: River (Río), Rain (lluvia), Liberty Butterfly (Mariposa de la libertad) y Summer (verano).
El mensaje caló tan hondo que, a los tres años, el propio Joaquin quiso cambiar su nombre: el elegido fue Leaf (que significa hoja) y se hizo vegetariano. Aunque no es el caso de Phoenix, después de los allanamientos en la Argentina, se supo que uno de los mandatos de Berg era que los chicos no comieran carne roja. La dieta debía ser apenas a base de leche y cereales lo que, según su teoría, causaba una “insuficiencia en el desarrollo psíquico” que generaba “discípulos obedientes y dispuestos a cumplir cualquier orden, por más repugnante que fuera”.
La historia de los Phoenix y “La Familia” finalizó cuando los líderes que manejaban la hermandad que vivía en Venezuela intentaron usarlos para el flirty fishing: en este caso, la madre de Phoenix debía encargarse de la pesca coqueta y entregar su cuerpo para conseguir nuevos fieles para la iglesia de Mo.
“Recibieron una carta o, como sea, vino alguna sugerencia de eso y dijeron, ‘a la mierda, nos vamos de aquí’”, le contó Phoenix a la revista Vanity Fair en el marco de la promoción de su película. ¿Cómo sus padres cayeron allí? “Creo que eran idealistas y creían que estaban con un grupo que compartía sus creencias y valores. Probablemente buscaban seguridad al dejar un país que había asesinado a un presidente y a varios líderes de derechos civiles en pocos años, lo cual es muy difícil de entender, ¿no?”, cerró el actor con el sarcasmo de el Guasón.
LA CAÍDA DE LOS NIÑOS DE DIOS EN LA ARGENTINA
Los allanamientos de aquella madrugada de 1993 en Pilar dejaron toneladas de evidencias del accionar de los “Niños de Dios”. Además de los 268 chicos que vivían en cautiverio y eran adiestrados para una temprana vida sexual y obligados a la servidumbre, se encontraron cientos de panfletos, instructivos y material pornográfico.
Las declaraciones demostraron todo lo que ocurría allí adentro: un testigo habló de noches donde los menores veían a sus padres mientras hacían el amor. Otro denunció haber visto a una madre teniendo sexo con su hijo de cinco años. Y hasta una americana llamada Abigail Berry le dijo al juez de San Isidro que en 1989, mientras vivía en cautiverio y la tenían secuestrada, sufrió una infección que le provocó que le sacaran las trompas de Falopio: “Me ordenaron rezar porque ir al médico era una falta de fe”, dijo la chica que también denunció que el líder de la secta la había violado a los doce años.
A pesar de los testimonios aberrantes y de las pruebas, la causa fue cayendo en la nada. De los 156 menores varones, las pericias encontraron que 9 podrían haber sido abusados. Y, de las 30 chicas (con edades entre 12 y 21 años) que vieron los investigadores del juzgado 25 parecían no haber perdido la virginidad porque su himen estaba intacto.
Con esos datos, la Cámara Federal entendió que no podía convalidarse la presunción de violación de menores ni que los adultos detenidos hubieran cometido ese delito. Y tampoco pudo probarse la prostitución de los menores por lo que a los tres meses todos los acusados fueron libreados y escaparon, desapareciendo cualquier rastro de “Los Niños de Dios” en la Argentina. ¿Cuál fue la suerte de Berg? El juez Marquevich le pidió su captura a la Interpol, pero Mo nunca fue encontrado. Recién se conoció su paradero después de 1994, cuando murió: su cuerpo había sido cremado y enterrado en Caparica, una playa de Portugal.
La secta creada por David Berg en 1969 se reconvirtió en “La Familia Internacional” y hoy se presenta como una “asociación cristiana”. Hace unos años, en 2013, la ONG Libre Mentes denunció que la secta de Berg se había reagrupado bajo otro nombre y trabajaba para instalarse otra vez en la Argentina. Y hasta hace cuatro años, al menos, seguían operando en Brasil. A esta altura suena increíble, pero todavía existen personas que quieren tomar el legado de Berg.
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