El Arzobispo Emérito de La Plata, Monseñor Héctor Aguer, señaló que “es verdad que hay mucha gente que lo está pasando mal, muy mal y por eso los cristianos debemos ejercitar la lógica del compartir”.
“Supongamos que se encuentran dos personas cualesquiera en la calle y comienzan una conversación. Lo primero que van a decir es “qué mal están las cosas”. Supongo que muchísima gente, no diré todos, pero muchísima gente dice eso. Es verdad que hay mucha gente que lo está pasando mal, muy mal. Eso nosotros, los sacerdotes, lo sabemos muy bien. En esta parroquia donde yo vivo vienen cientos de personas, cada semana, a buscar comida. Ya no ropa y zapatillas sino comida. Es verdad ¡qué mal están las cosas!
Estas cosas no se pueden arreglar de la noche a la mañana, en un santiamén, por un pase de magia, etc., pero han venido empeorando considerablemente. No es a nosotros a quienes nos corresponde dar las soluciones pues para eso están los gobernantes, para eso están los políticos que ahora están muy entusiasmados con las campañas. Este es un problema de la Argentina que ya he indicado otras veces, si ustedes recuerdan, porque aquí tenemos elecciones cada dos años. Termina una elección y el que ganó la elección comienza a gobernar y comienza la campaña de la elección siguiente. Eso es lo que ocurre. Todos prometen el oro y el moro pero las cosas van mal y mucha gente lo pasa muy mal.
¿Nosotros qué podemos hacer? Cuando digo nosotros pienso en los cristianos y lo que podemos hacer, lo que debemos hacer es ejercitarnos seriamente en la caridad, en la solidaridad. Cualquiera puede decir: “a mí no me alcanza para mí” y es posible pero si apenas te da para vos es posible que un poquito lo puedas destinar a fulano, a mengano, a tu vecino. Esta es la cuestión.
Hay muchas instituciones que lo hacen y lo hacen muy bien pero hoy yo creo que cada cristiano, cada católico, en lugar de poner dos moneditas en la colecta de la misa piense cuanto habría que hacer para ayudar a un hermano que sufre, a cuantas familias que viven mal y que no tienen para comer, que tienen su casa hecha una tapera, donde a veces los chicos no van a la escuela… ¡Cuánto se debe hacer en estos momentos!.
Quisiera hoy dejarles este pensamiento más allá de lo que hagan los políticos, de los planes socioeconómicos que se ensayen, nosotros tenemos este deber de ayudar a nuestros hermanos. La caridad allí, la caridad en lo concreto. Ahora se le dice solidaridad como un nombre social, más profano, pero nosotros lo llamamos caridad. Esto es por amor a Dios, por amor a Jesucristo que quiso ser pobre para salvarnos.
Entonces hagamos eso: aún de lo poco que tenemos y de lo que no tenemos seamos capaces de dar. Esa es la cuestión y eso hacían los primeros cristianos. Todo se ve en las cartas de los primeros apóstoles, relean ustedes el Nuevo Testamento y los Hechos de los Apóstoles y vean cómo vivían y como daban. Hay un caso singular en el Libro de los Hechos de los Apóstoles donde se señala que el Apóstol Bernabé tenía un campo, lo vendió y puso el dinero a los pies de los apóstoles. Él tenía un campo, otros no tenían un campo pero daban de lo que tenían porque para ellos esa era la ley de la vida cristiana. Esto es ayudarse en la necesidad.
Por eso hoy quiero dejarles este mensaje. Lo sabemos, es verdad todos lo sabemos, pero cuando las circunstancias se agravan, se ponen más difíciles, nosotros tenemos que hacer un esfuerzo suplementario y hoy, me parece, que tiene que notarse la caridad de los católicos, tiene que notarse concretamente en el vecino que tenemos al lado. Que el Señor nos ayuda a poder cumplir esto.
Estas cosas no se pueden arreglar de la noche a la mañana, en un santiamén, por un pase de magia, etc., pero han venido empeorando considerablemente. No es a nosotros a quienes nos corresponde dar las soluciones pues para eso están los gobernantes, para eso están los políticos que ahora están muy entusiasmados con las campañas. Este es un problema de la Argentina que ya he indicado otras veces, si ustedes recuerdan, porque aquí tenemos elecciones cada dos años. Termina una elección y el que ganó la elección comienza a gobernar y comienza la campaña de la elección siguiente. Eso es lo que ocurre. Todos prometen el oro y el moro pero las cosas van mal y mucha gente lo pasa muy mal.
¿Nosotros qué podemos hacer? Cuando digo nosotros pienso en los cristianos y lo que podemos hacer, lo que debemos hacer es ejercitarnos seriamente en la caridad, en la solidaridad. Cualquiera puede decir: “a mí no me alcanza para mí” y es posible pero si apenas te da para vos es posible que un poquito lo puedas destinar a fulano, a mengano, a tu vecino. Esta es la cuestión.
Hay muchas instituciones que lo hacen y lo hacen muy bien pero hoy yo creo que cada cristiano, cada católico, en lugar de poner dos moneditas en la colecta de la misa piense cuanto habría que hacer para ayudar a un hermano que sufre, a cuantas familias que viven mal y que no tienen para comer, que tienen su casa hecha una tapera, donde a veces los chicos no van a la escuela… ¡Cuánto se debe hacer en estos momentos!.
Quisiera hoy dejarles este pensamiento más allá de lo que hagan los políticos, de los planes socioeconómicos que se ensayen, nosotros tenemos este deber de ayudar a nuestros hermanos. La caridad allí, la caridad en lo concreto. Ahora se le dice solidaridad como un nombre social, más profano, pero nosotros lo llamamos caridad. Esto es por amor a Dios, por amor a Jesucristo que quiso ser pobre para salvarnos.
Entonces hagamos eso: aún de lo poco que tenemos y de lo que no tenemos seamos capaces de dar. Esa es la cuestión y eso hacían los primeros cristianos. Todo se ve en las cartas de los primeros apóstoles, relean ustedes el Nuevo Testamento y los Hechos de los Apóstoles y vean cómo vivían y como daban. Hay un caso singular en el Libro de los Hechos de los Apóstoles donde se señala que el Apóstol Bernabé tenía un campo, lo vendió y puso el dinero a los pies de los apóstoles. Él tenía un campo, otros no tenían un campo pero daban de lo que tenían porque para ellos esa era la ley de la vida cristiana. Esto es ayudarse en la necesidad.
Por eso hoy quiero dejarles este mensaje. Lo sabemos, es verdad todos lo sabemos, pero cuando las circunstancias se agravan, se ponen más difíciles, nosotros tenemos que hacer un esfuerzo suplementario y hoy, me parece, que tiene que notarse la caridad de los católicos, tiene que notarse concretamente en el vecino que tenemos al lado. Que el Señor nos ayuda a poder cumplir esto.
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