Los
insectos llegaron a alcanzar sus mayores tamaños hace unos 300 millones de
años, durante los periodos Carbonífero tardío y Pérmico temprano. Éste fue el
reinado de insectos voladores que podían alcanzar una envergadura de alas de
hasta 70 centímetros (28 pulgadas). La teoría más aceptada atribuye su gran
tamaño a altas concentraciones de oxígeno en la atmósfera (más de un 30 por ciento,
siendo la actual de un 21 por ciento), lo cual permitió que estos insectos
gigantes obtuvieran oxígeno suficiente para que éste llegara a las partes más
internas de sus grandes cuerpos.
Los
insectos no respiran como nosotros, y no usan la sangre para transportar
oxígeno. Inhalan oxígeno y expelen dióxido de carbono a través de agujeros en
sus cuerpos llamados espiráculos. Estos agujeros se conectan a un sistema de
conductos interconectados, o tubos traqueales. En tanto que los humanos tenemos
tráquea, los insectos poseen todo un sistema traqueal que transporta oxígeno a
todas las áreas de sus cuerpos y elimina el dióxido de carbono. A medida que el
insecto crece, los tubos traqueales se alargan para alcanzar el tejido central,
y se tornan más anchos o más numerosos para afrontar la demanda adicional de
oxígeno de un cuerpo más grande. Dado que una mayor abundancia de oxígeno
permite tamaños corporales más grandes en los insectos sin que se ahoguen, se
asumía que el descenso del porcentaje de oxígeno presente en el aire fue el
factor exclusivo que forzó evolutivamente a los insectos a volverse más
pequeños.
Ala
de insecto fósil. (Foto: Wolfgang Zessin)
Sin
embargo, un nuevo estudio revela para los insectos voladores la existencia de
otro factor igual de importante o quizá incluso más, en la cadena de
circunstancias que condujo a tales insectos a menguar hasta los tamaños hoy
típicos en ellos.
El
equipo de Matthew Clapham y Jered Karr, ambos de la Universidad de California
en Santa Cruz, recopiló una gran cantidad de datos sobre longitud de las alas,
obtenidos de registros de insectos fósiles. Luego, ellos analizaron el tamaño
de los insectos en relación con los niveles de oxígeno para un periodo de
cientos de millones de años de evolución de los insectos.
El
largo y meticuloso análisis demostró que el tamaño máximo alcanzado por los
insectos se corresponde muy bien con los niveles de oxígeno durante unos 200
millones de años. Luego, a finales del período Jurásico y principios del
Cretácico, hace unos 150 millones de años, repentinamente subió el nivel de
oxígeno y disminuyó el tamaño de los insectos. Y esto coincide muy
llamativamente con la aparición de las aves.
Todo
apunta a que al haber aves depredadoras capaces de volar, la necesidad de
maniobrabilidad pasó a ser determinante en la evolución de los insectos
voladores, favoreciendo a un menor tamaño corporal.
(Noticiasdelaciencia.com / Amazings.com).
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