Por el Arzobispo Carlo Maria Viganò
La invasión de inmigrantes ilegales está planeada por la élite globalista con dos fines: el primero es la sustitución étnica en las naciones para borrar su identidad, sus tradiciones y su fe. El segundo es alimentar el tinglado de los esclavistas y las organizaciones pseudoasistenciales que se lucran con el fenómeno migratorio (tanto laicas como eclesiásticas).
Prueba de la instrumentalidad de esta invasión es que la mayoría de los inmigrantes ilegales son de religión islámica o hindú, y que proceden de regiones donde no hay conflictos.
Por el contrario, no existe prácticamente ningún corredor humanitario para acoger a refugiados procedentes de naciones donde hay guerra civil y donde se persigue a los cristianos.
Si de hecho Europa acogiera a refugiados cristianos, reforzaría su presencia y no crearía ningún conflicto social, mientras que la élite globalista quiere conseguir el propósito diametralmente opuesto.
No nos extrañemos, pues, de que Bergoglio se preste a las operaciones de ingeniería social del globalismo en el campo de la inmigración, después de haber sido un entusiasta defensor de los sueros experimentales.
No nos extrañemos, pues, de que Bergoglio se preste a las operaciones de ingeniería social del globalismo en el campo de la inmigración, después de haber sido un entusiasta defensor de los sueros experimentales.
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