“La lucha contra la religión no puede limitarse ni reducirse a la prédica ideológica abstracta; hay que vincular esta lucha a la actividad práctica concreta del movimiento de clases, que tiende a eliminar las raíces sociales de la religión” - Lenin
Por Luis Pazos
Cuenta San Lucas en el Evangelio que en una ocasión un joven le dijo a Jesús:
“Maestro: dile a mi hermano que parta conmigo la herencia”.
Jesús le respondió: “Hombre, ¿ quién me ha constituido sobre vosotros juez o partidor?” (Lucas, 12,14)
Jesús dejó ver claramente que su misión evangélica no es diseñar un sistema económico más justo, sino un orden moral y espiritual que permita al hombre su encuentro con el Creador. Y aunque las enseñanzas del Evangelio se desprende la necesidad de ayudar a los pobres y necesitados, esos principios de caridad no significan que el Evangelio se identifique con ningún sistema económico, llámese comunista, socialista, nacional socialista o capitalista.
Sin embargo, como en América latina los políticos socialistas conocen la gran influencia de la Iglesia en el pueblo, decidieron crear ensamblaje entre el Evangelio y el marxismo-leninismo. Sin que falte más de un sacrílego de pretender comparar a Cristo con el asesino del "Ché" Guevara.
La llamada teología de la liberación, grupo de ideas que pretende identificar el mensaje de Cristo con las teorías marxistas y socialistas crea tal confusión, aún entre sacerdotes de alta jerarquía, que hay quines afirman que el marxismo y el catolicismo son compatibles, siendo así que entre las principales tesis del marxismo está el materialismo ateo, la negación expresa de la idea de Dios y el ataque a la religión, a quien consideraba el OPIO de los pueblos; seguramente porque la religión pone al hombre como el principal destino de las cosas y a Dios sobre todas las cosas como el inspirador del amor, la paz, la tolerancia, el respeto, la libertad.
Poner a Dios al mismo nivel de las compulsas ideológicas, políticas y/o sociales es denigrar su importancia y valor en la vida de las personas y de los pueblos.
DICE LENIN
“El marxismo es materialismo...”
“Debemos luchar contra toda religión. Esto es el abecé de todo materialismo y, por tanto, del marxismo.”
“La lucha contra la religión no puede limitarse ni reducirse a la prédica ideológica abstracta; hay que vincular esta lucha a la actividad práctica concreta del movimiento de clases, que tiende a eliminar las raíces sociales de la religión”
“El marxista debe ser materialista, o sea enemigo de la religión; pero debe ser un materialista dialéctico, es decir , debe plantear la lucha contra la religión en el terreno abstracto, puramente teórico, de prédica siempre igual, sino de modo concreto, sobre la base de lucha de clases que se libra de hecho.”
(V.I. Lenín, Marx, Engels, Marxismo, Ediciones de Lengua Extranjera, Pekín, Págs. 302 y 304)
A pesar de esas contundentes afirmaciones, todavía en muchos países de América Latina, sacerdotes, políticos de buena o de mala fe le siguen mezclando la doctrina de Cristo con el socialismo marxista , esencialmente contrario al mensaje de Cristo.
Marxismo y catolicismo son antagónicos y excluyentes
Solamente la ignorancia o mala fe se pueden identificar o confundir un sistema de ideas materialistas y ateas con el catolicismo, cuya esencia es lo trascendente y espiritual, que para Marx no existe.
Cuenta San Lucas en el Evangelio que en una ocasión un joven le dijo a Jesús:
“Maestro: dile a mi hermano que parta conmigo la herencia”.
Jesús le respondió: “Hombre, ¿ quién me ha constituido sobre vosotros juez o partidor?” (Lucas, 12,14)
Jesús dejó ver claramente que su misión evangélica no es diseñar un sistema económico más justo, sino un orden moral y espiritual que permita al hombre su encuentro con el Creador. Y aunque las enseñanzas del Evangelio se desprende la necesidad de ayudar a los pobres y necesitados, esos principios de caridad no significan que el Evangelio se identifique con ningún sistema económico, llámese comunista, socialista, nacional socialista o capitalista.
Sin embargo, como en América latina los políticos socialistas conocen la gran influencia de la Iglesia en el pueblo, decidieron crear ensamblaje entre el Evangelio y el marxismo-leninismo. Sin que falte más de un sacrílego de pretender comparar a Cristo con el asesino del "Ché" Guevara.
La llamada teología de la liberación, grupo de ideas que pretende identificar el mensaje de Cristo con las teorías marxistas y socialistas crea tal confusión, aún entre sacerdotes de alta jerarquía, que hay quines afirman que el marxismo y el catolicismo son compatibles, siendo así que entre las principales tesis del marxismo está el materialismo ateo, la negación expresa de la idea de Dios y el ataque a la religión, a quien consideraba el OPIO de los pueblos; seguramente porque la religión pone al hombre como el principal destino de las cosas y a Dios sobre todas las cosas como el inspirador del amor, la paz, la tolerancia, el respeto, la libertad.
Poner a Dios al mismo nivel de las compulsas ideológicas, políticas y/o sociales es denigrar su importancia y valor en la vida de las personas y de los pueblos.
DICE LENIN
“El marxismo es materialismo...”
“Debemos luchar contra toda religión. Esto es el abecé de todo materialismo y, por tanto, del marxismo.”
“La lucha contra la religión no puede limitarse ni reducirse a la prédica ideológica abstracta; hay que vincular esta lucha a la actividad práctica concreta del movimiento de clases, que tiende a eliminar las raíces sociales de la religión”
“El marxista debe ser materialista, o sea enemigo de la religión; pero debe ser un materialista dialéctico, es decir , debe plantear la lucha contra la religión en el terreno abstracto, puramente teórico, de prédica siempre igual, sino de modo concreto, sobre la base de lucha de clases que se libra de hecho.”
(V.I. Lenín, Marx, Engels, Marxismo, Ediciones de Lengua Extranjera, Pekín, Págs. 302 y 304)
A pesar de esas contundentes afirmaciones, todavía en muchos países de América Latina, sacerdotes, políticos de buena o de mala fe le siguen mezclando la doctrina de Cristo con el socialismo marxista , esencialmente contrario al mensaje de Cristo.
Marxismo y catolicismo son antagónicos y excluyentes
Solamente la ignorancia o mala fe se pueden identificar o confundir un sistema de ideas materialistas y ateas con el catolicismo, cuya esencia es lo trascendente y espiritual, que para Marx no existe.
Fuente diario "La Prensa" de Buenos Aires el 24/02/86
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