Por Brian McCall
San Patricio representa la gran paradoja del cristianismo. Habiendo sido secuestrado por druidas paganos, fue hecho esclavo. Después de años de servidumbre, finalmente escapó de la tierra de la oscuridad y el paganismo. Y, sin embargo, después de haber recibido las órdenes sagradas, su deseo era regresar a esta isla de la esclavitud. Detrás de las supersticiones paganas, vio los corazones de los irlandeses que entendía que estaban oprimidos por sus maestros paganos druidas. Quería regresar para liberarlos de la esclavitud del paganismo y el pecado. La libertad de los druidas vino del esclavo Patricio.
Tomó la isla como un rayo. La luz de Cristo, que encendió por primera vez en la colina de los muertos, desafiando el ritual pagano que prohibía encender fuegos en la fiesta pagana de la oscuridad, se extendió rápidamente por toda Irlanda, transformándola en la Tierra de los Santos y los Eruditos. La semilla que sembró echó raíces profundas. Cuando los frutos de su trabajo misionero fueron asaltados por los protestantes ingleses, que intentaron acabar con el catolicismo en Irlanda, los irlandeses se mantuvieron fieles a la fe de sus padres.
Trágicamente, lo que los ingleses no pudieron perseguir hasta el olvido en el transcurso de cuatro siglos, el espíritu del Vaticano II lo ha hecho en solo medio siglo.
La Tierra de los Santos y los Eruditos eligió a un primer ministro abiertamente sodomita. Su gran seminario nacional en Maynooth, que suministró sacerdotes en todo el mundo, está sumido en un escándalo de abuso sexual y esencialmente cerró sus puertas (al menos como seminario) debido a tan pocas vocaciones.
Los irlandeses respondieron a la persecución protestante inglesa con más generosidad de vocaciones y santidad. Para el Vaticano II, los irlandeses capitularon y perdieron la fe.
Y ahora, Irlanda es un miembro entusiasta de la UE globalista y la nueva Iglesia Conciliar, gobernada por un papa que promueve el paganismo sin objeción por parte de los hijos e hijas de San Patricio.
Este año, el 17 de marzo, recemos a San Patricio para que vuelva a salvar a Irlanda (y a la Iglesia universal) de la oscuridad del paganismo como lo hizo en el siglo quinto.
Este año, el 17 de marzo, recemos a San Patricio para que vuelva a salvar a Irlanda (y a la Iglesia universal) de la oscuridad del paganismo como lo hizo en el siglo quinto.
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