jueves, 3 de noviembre de 2011
LA COMPLICIDAD MARXISTA CON EL PODER MUNDIAL EN SU PROYECTO DE EXTERMINAR A LA POBLACIÓN HISPANOAMERICANA
La posición del Marxismo a favor de asesinar a los niños hispanoamericanos por nacer es harto conocida. Sería redundante dar ejemplos.
Por Ernesto Damián Sánchez Ance
Solo basta con leer en el diario La Gaceta del día 11 de Agosto de 2011 cuales son las posturas de Lita Alberstein, del Movimiento Socialistas de los Trabajadores en Proyecto Sur y de Martín Correa, del Partido Obrero donde queda demostrada su posición antinatalista. (1)
En la época de la expansión política y militar del Comunismo en América Latina, no faltaba el izquierdista que se oponía al Aborto diciendo que asesinando al niño por nacer, los yanquis lograrían que en el Tercer Mundo no nacieran niños que más tarde terminarían siendo revolucionarios. Sin dudas que tras la caída de la URSS el Comunismo ha perdido la brújula. Es así que habiendo fracasado el Marxismo a nivel mundial, los marxistas de hoy bregan por legalizar el asesinato de niños argentinos por nacer. Debieran los izquierdistas saber que las políticas orientadas a imponer el aborto y el control de natalidad en países como Argentina, ya no tienden a evitar el nacimiento y crecimiento de futuros revolucionarios, sino a lograr que en nuestros países no haya una población numerosa para que el Poder Mundial se apropie de nuestros recursos naturales. Aborto y Control de la Natalidad son la ejecución del plan de CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO CERO que en la década de 1970 Kissinger presentó a Nixon. El crecimiento de la población de los de los países subdesarrollados pone en peligro la economía y la seguridad nacional de los Estados Unidos, proponiendo como solución los programas de control demográfico en dichos países que se llevarían a cabo mediante el ABORTO y el CONTROL DE NATALIDAD.
Las izquierdas son funcionales al IMPERIALISMO INTERNACIONAL DEL DINERO. Reducir el crecimiento poblacional de los países subdesarrollados y empobrecidos, es un objetivo de los amos del mundo. No solo tratan de controlar la natalidad (especialmente en familias pobres), sino de imponer un nuevo sistema de valores que fomente el proceso de globalización económica al servicio de los intereses de los países desarrollados. Para eso, se pretende corromper a las sociedades, imponiéndoles una “nueva ética”, basada en la perspectiva de género, en las políticas de derechos humanos, en la imposición de la mal llamada interrupción voluntaria del embarazo (FILICIDIO), y en la entrega masiva de condones, en especial a adolescentes, todo esto con el beneplácito de organizaciones progresistas, marxistas y feministas.
Las izquierdas son cómplices de quienes quieren imponer el infanticidio en nuestro país. Y utilizan causas justas como la lucha contra la violencia contra la mujer o la trata de personas como caballo de Troya para imponer el aborto. Ejemplo de ello son los Encuentros de Mujeres que se producen en Octubre de cada año, en los que se realizan talleres sobre distintas problemáticas que, en efecto, afectan a la mujer, en especial a la más pobre. Pero es inocultable que esos temas son un chivo expiatorio, ya que su mayor y único interés es la legalización del asesinato del niño inocente e indefenso que está en el vientre de su madre.
Si la Izquierda fuera antiimperialista, debiera oponerse a estas políticas que pretenden que nuestro continente sea una geografía con escasa densidad de población. Sin embargo, son funcionales y cómplices de los planes imperialistas de despoblar nuestros países. Eso es lo que persigue la Izquierda abortista financiada y promovida muchas veces por el gobierno y por ONGs extranjeras, generalmente dependientes de grupos económicos transnacionales o con subvenciones del gobierno yanqui sirviente del Sionismo. Esa Izquierda que levanta banderas supuestamente antiimperialistas, pero que sigue las políticas del Imperio, es un verso en el que creen solamente los opas que no hacen otra cosa que atentar contra su Nación.
El aborto es asesinar una vida inocente, máxime de un ser que no puede defenderse. El aborto es un crimen atroz y cobarde; y también nos oponemos al aborto desde una perspectiva netamente política, porque se trata de una imposición del Poder Mundial con el objetivo de crear en los países periféricos como el nuestro una merma importante de la densidad de población a los efectos de ejercer un dominio efectivo sobre nuestro pueblo y nuestros recursos naturales, estos últimos como reserva estratégica propia. Así, Amparo Medina, ex funcionaria del Fondo de Población de la patética ONU, desde su cargo promovía el aborto como un supuesto derecho de la mujer. Hoy militante provida, Medina sostiene que las organizaciones que buscan imponer el aborto en América Latina impulsan también el control natal. Esto les permite el manejo de recursos en América Latina, tanto del agua cómo el oxígeno.
El desequilibrio demográfico (macrocefalia) que evidencia nuestro país, se caracteriza por que principalmente Buenos Aires y su conurbano, mas Rosario y ciertas capitales de provincias son los centros urbanos que reúnen la mayor parte de la población, mientras que las provincias sureñas presentan una densidad poblacional preocupantemente baja, como poca es la población de la Argentina en general. Esta escasa cantidad de argentinos en la Patagonia, región en la que solamente habitan 1.600.000 personas, población esta que apenas supera la cantidad de habitantes de Tucumán, la provincia más chica del país con una superficie de apenas 22.500 km2, será motivo para que en un futuro no muy lejano, desde el Poder Mundial se exija a la Argentina ceder parte de su territorio austral. Seguramente que al negarnos, vendrán a ocuparlo militarmente. Y no tenemos dudas que, con un ejército totalmente diezmado por culpa de los gobiernos que van de Alfonsín hasta los Kirchner, la resistencia será absolutamente estéril.
Fomentar el aborto y la anticoncepción son tácticas funcionales a esos intereses antiargentinos, tácticas a las que adhieren las izquierdas, los grupos homosexualistas y feministas. Estos malos argentinos están en la misma sintonía de aquellos que sostienen que se podría pagar la deuda externa cediendo territorios patagónicos. Los marxistas partidarios del aborto y del control de la natalidad están en la misma trinchera de Alberto Fujimori, quien “en la década de los 90 lanza un programa de Planificación para el control de natalidad, mediante diversos métodos anticonceptivos, entre ellos la esterilización quirúrgica voluntaria, que tuvo como resultado 270.000 esterilizaciones, la gran mayoría de mujeres. Este programa respondía a la Ley Nacional de Población, que tenía como objetivo rebajar la tasa de fecundidad a 2,5 hijos por mujer en el año 2000”, según informe de Giulia Tamayo, abogada feminista especializada en Derechos Humanos. Este genocidio forma parte del proyecto del Poder Mundial al que nos referimos constantemente, ya que en el mismo estuvieron involucrados la ONU y EE. UU: “Ya en 1995 fue denunciada la “Ley de Planificación Familiar” de Fujimori, que contaba con el apoyo político y económico de varias agencias de las Naciones Unidas y de la Agencia Internacional para el Desarrollo de EE.UU. Una ONG feminista, el Centro Flora Tristán, descubrió que se estaban pagando “incentivos” a los trabajadores sanitarios para “captar” mujeres”, dice Andrés de las Heras. (2)
Llama también la atención que muchos indigenistas estén a favor del aborto, cuando en la cultura Inca, esta práctica era severamente castigada. El quechuólogo cochabambino Jesús Lara, sostiene en su libro EL TAWANTISUYU, que en tiempos de los Incas “la provocación del aborto con muerte de la mujer era considerada como un delito mayor, muriendo el autor del aborto apedreado o ahorcado. Si el feto era varón, la madre era condenada a pena de muerte, y si el feto era mujer el castigo a la madre consistía en 200 azotes y destierro”. Esa era la postura de los Incas con respecto al aborto. Pena de muerte para el abortero y la madre. Así también, para los Incas, dice don Jesús, el homosexualismo era calificado como uno de los delitos más monstruosos, correspondiendo en casos de sodomía pena de muerte.
Para evitar que Argentina sea víctima de todos estos males, se necesita, además de voluntad para terminar con la Partidocracia, la decisión política para expropiar tierras que están en manos de empresas extranjeras; se necesita decisión para desenmascarar al Marxismo sirviente del Poder Mundial. Hay también que terminar con el Capitalismo Liberal que mata con el hambre a muchos de nuestros compatriotas y aplicar un orden social más justo inspirado principalmente en la Doctrina Social de la Iglesia y en los antiguos reinos indígenas como los Incas, que desconocían el hambre y la subalimentación. Es necesario poner en manos únicamente del Estado el manejo del crédito, para que éste no se convierta en usura. Es menester que las importaciones y exportaciones estén en manos del Estado, como así también renacionalizar el petróleo y el subsuelo minero. Se impone la necesidad de derogar toda ley que proteja las patentes extranjeras, y limitar la importación de productos que sí se puedan producir en nuestro país. Y siguiendo las Divinas enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo, en el concepto de que es más fácil que un camello penetre por el ojo de una aguja a que un rico ingrese al Reino de los Cielos, no importar productos de lujo innecesarios para el digno vivir de los habitantes de nuestra nación.
(1) http://www.lagaceta.com.ar/nota/449697/Politica/entrenamiento-para-sentar-posturas.html
(2) http://www.elmilitante.org/desde240702/esterilizacion.htm
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