Un estudio muestra que casi un tercio de los casos estudiados son chicas denunciadas por sus novios. La ausencia de un progenitor en el núcleo familiar es un rasgo común entre las parejas con relaciones violentas.
Los defensores de la ideología de género siguen insistiendo en sus tesis de que la violencia contra la mujer en España es un hecho estructural inherente a la condición de hombre y a las sociedades patriarcales. Sin embargo, la evidencia de los datos que aportan diferentes estudios cuestiona cada vez más tales afirmaciones.
El pasado mes de julio informábamos de que casi un 40% de las mujeres muertas a manos de su pareja tenían entre 18 y 30 años, según informes del Centro Reina Sofía y del Instituto Andaluz de la Mujer, una realidad que no cuadra con los argumentos de la ideología de género, al tratarse de jóvenes influenciados por estructuras más ‘progres’ que las de las sociedades patriarcales.
Ahora, un estudio de la Generalitat de Cataluña muestra un incremento de la violencia entre las parejas de novios adolescentes, y añade que casi un tercio de la muestra (29%) son chicas denunciadas por sus parejas masculinas, cuando entre la población adulta las mujeres agresoras no pasan del 5%.
Se constata también una mayor exposición a la violencia en la parte alta de esta franja de edad. Así, de los 16 a los 17 años se pasa del 25% al 55% de los infractores. En cuanto al tipo de agresión, los chicos ejercen más el abuso emocional y verbal continuado que las chicas, mientras que ellas actúan de forma más aislada.
El estudio señala que los chicos tienen muchos más expedientes abiertos (71%), con hechos más graves (en el 85,7% de los casos constituyen delito y en el 14,3%, falta) y en los que suelen coexistir diferentes tipos de conductas violentas (agresiones, insultos, vejaciones, celos, coacciones, amenazas).
Por lo que se refiere a las chicas, estas tienen menos expedientes, son menos graves (73,1% de delitos y 26,9% de faltas) y acostumbra a haberse producido solo un tipo de conducta violenta.
La ausencia de un progenitor, factor de riesgo
Ante estos datos, tanto el Gobierno catalán como la Fiscalía de Barcelona han mostrado su preocupación por lo que suponen como grave problema social.
De hecho, un grupo de técnicos y expertos del Servicio de Mediación y Asesoramiento, dependiente de la Dirección General de Justicia Juvenil, han elaborado el perfil de los menores de 14 a 17 años denunciados y han identificado algunas variables que explican el inicio de esta violencia en las relaciones sentimentales entre los más jóvenes.
Cabe subrayar entre ellas, como uno de los factores de riesgo, la ausencia de un progenitor en la estructura o núcleo familiar, que ha resultado ser un rasgo común en jóvenes que establecen relaciones de pareja violentas, según el informe.
En ese sentido, esta conclusión del estudio refuerza la evidencia de que la llamada violencia de género no es tanto la consecuencia de una violencia estructural propia del hombre como una patología concreta que se produce normalmente como fruto de la ruptura.
Entre las variables citadas en el informe también destacan la escasa habilidad de los padres para educar, el consumo de drogas y alcohol, la aceptación de la violencia como actitud y la falta de control personal.
Tanto unas prácticas educativas demasiado punitivas como la negligencia de los padres tienen una influencia directa en la presencia de conductas agresivas posteriores de los jóvenes.
La ingestión abusiva del alcohol aparece en el 30% de los casos, relacionada sobre todo con los fines de semana, y el de hachís en un 18%, la mayoría a diario.
Más de la mitad de los adolescentes estudiados tienen dificultades para controlar la ira, y el 49%, problemas de autocontrol en general. El estudio corrobora otros informes que detectan que los agresivos presentan una alta tendencia a mostrar ira respecto a los que no lo son y que hay una asociación entre la agresión física y la expresión de la ira en las parejas.
La aceptación de la violencia como actitud está presente en un tercio de la población adolescente estudiada. Hay expertos que señalan que entre los adolescentes hay también índices elevados de creencias sexistas y actitudes que justifican la violencia. Asimismo, más de un tercio de estos jóvenes presentan ausencia de empatía (en los reincidentes el índice es del 91,3%), y un 30%, escasez de habilidades para la resolución de problemas.
La mediación, clave
El estudio ha sido apadrinado por el Centro de Estudios Jurídicos de la Generalitat. La decena de técnicos que han participado en él han analizado desde diferentes puntos de vista una muestra de los agresores y de las víctimas que figuran en 90 expedientes judiciales en la provincia de Barcelona entre los años 2007 y 2010.
Un dato relevante es que el 34% de los casos se resuelven a través de un programa de mediación. “En estos jóvenes no está consolidada una actitud de maltratador. Se les facilitan las herramientas para modificar la conducta y resolver los problemas sin violencia. Sus conductas no son inamovibles. Están formándose y existe la posibilidad de reconducir sus acciones”, explican Esther Amat y Pepi Delgado, dos de las especialistas que han participado en el análisis.
En la mediación es indispensable que el agresor acepte su responsabilidad, pida disculpas a la víctima y repare el daño causado.
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